Arturo del Tiempo fue sentenciado a 7 años y 6 meses de prisión; sale en el 2017
Categorias:
internacionales
BARCELONA.- De construir pisos de lujo en el barrio
más elitista de Santo Domingo, la capital de la República Dominicana, a ocupar
una humilde celda de la cárcel Modelo de Barcelona. Arturo del Tiempo Marqués,
respetado empresario español al otro lado del Atlántico capaz de codearse con
el presidente del país caribeño, Leonel Fernández, está acusado por la Guardia
Civil de ser el responsable de una trama que intentó introducir en España 1.213
kilos de cocaína. Los agentes lo detuvieron el 2 de marzo en una nave industrial
de Viladecans (Barcelona), cuando controlaba en persona la llegada del alijo.
Arturo del Tiempo (Zaragoza, 1950) fue condenado el
pasado agosto por la justicia española por
un delito contra la salud pública por entrar en España 1.212 kilos de cocaína. La pena: 7 años y 6 meses de prisión.
Según fuentes penitenciarias, Del Tiempo lleva entre
rejas de forma preventiva desde que fue detenido en marzo de 2010 y, con la
pena impuesta por la justicia, continuará encerrado hasta 2017, porque ya no
puede recurrir la sentencia.
Casi un desconocido en España, a pesar de que desde
1990 ha ocupado puestos de responsabilidad en una veintena de empresas, Del
Tiempo era, sin embargo, toda una personalidad en el país caribeño. Asentado
desde hace tiempo en Santo Domingo, desde allí dirigía sus negocios
inmobiliarios, lo que le había permitido granjearse la amistad de numerosos
altos cargos del Gobierno dominicano. De sus buenas relaciones dan fe dos hechos.
Él, su mujer y sus dos hijos obtuvieron rápidamente la residencia dominicana.
Además, Del Tiempo fue nombrado el pasado verano policía honorífico.
Una de sus más eficaces cartas de presentación era
una fotografía en la que aparecía, junto a su hijo, con el máximo mandatario
dominicano en el propio palacio presidencial. No es la única imagen que
relaciona al ahora arrestado con el jefe del Estado. En otra, de octubre de 2005,
se ve a Leonel Fernández, pico en mano, dar inicio a las obras del que era el
símbolo del imperio de Del Tiempo: la Torre Atiemar, un lujoso edificio de
viviendas de 19 plantas en la capital dominicana. En aquel acto, el presidente
pronunció un discurso, accesible aún en la web oficial de la Presidencia
dominicana, en el que no escatimó elogios al empresario español.
La fiesta de inauguración de este inmueble,
celebrada hace sólo dos meses, fue un éxito social que congregó a numerosas
personalidades y tuvo amplia repercusión en los medios de comunicación local.
Nada extraño si se tiene en cuenta que los apartamentos de la torre, de 450
metros cuadrados cada uno y valorados en 1,3 millones de dólares, se habían
convertido en el objeto del deseo de la élite política y policial de la
República Dominicana.
Primer
alijo interceptado
Sus lujosos pisos eran codiciados por la élite
política y policial del país caribeño.
Sin embargo, la estrella de Del Tiempo ya se había
comenzado a apagarse antes de aquella inauguración. En concreto, en la
madrugada del 5 de noviembre, cuando la Policía dominicana se incautó de un
alijo de 935 kilos de cocaína en un barco atracado en el puerto de Caucedo. Iba
oculto entre piezas de granito pulido en un contenedor procedente de Venezuela,
y cuyo destino final era Valencia. La empresa destinataria era Hispano
Dominicana de Importaciones y Exportaciones S.L., radicada en Madrid y creada
en mayo de 2009 para "la importación, exportación, compraventa,
intermediación y comercio de mármol y piedra natural" por el propio Arturo
del Tiempo. Pese a las evidentes conexiones del alijo con el empresario, quien
incluso se había desplazado a España días antes de la aprehensión,
supuestamente para recibir la cocaína, la policía del país caribeño no lo
detuvo.
La pérdida de aquel alijo no desanimó al presunto
narco, que a finales de febrero volvió a intentarlo. De nuevo utilizó a su
empresa madrileña como tapadera del envío. De nuevo, ocultó la droga en un
contenedor con material de construcción, en este caso mármol. Y de nuevo eligió
el puerto de Valencia para conseguir colar el alijo. La razón era sencilla.
Allí trabajaba uno de sus supuestos compinches, Antonio Núñez Cebriá, un joven
agente de aduanas que, además, era apoderado de la empresa de Del Tiempo.
Operación
'Kalea'
Lo que no sabía el empresario español era que el
barco en el que viajaba la droga, el buque de bandera chipriota Nordsea, había
levantado las sospechas de la Guardia Civil, que ya había detectado a bordo
otros tres alijos, enviados por otras narcobandas, en sendos contenedores. Por
ello, al atracar el barco el 23 de febrero en Valencia, el Equipo de
Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA), en colaboración con el Servicio de
Vigilancia Aduanera, puso en marcha la operación Kalea y sometió a estrecha
vigilancia el cargamento con la esperanza de cazar a sus destinatarios. La
espera dio resultados el 2 de marzo, cuando el contenedor con la droga fue
recogido en la capital valenciana por un camión y trasladado hasta una nave
industrial de Viladecans (Barcelona). Allí, los agentes observaron cómo el
camión era recibido por un individuo. Cuando este estaba a punto de abandonar
el local, la Guardia Civil lo detuvo. Era Arturo del Tiempo.
Las autoridades dominicanas le habían concedido el
título de "policía honorífico"
De nada le sirvió exhibir ante los agentes su
condición de "reputado empresario" ni asegurar que las autoridades
dominicanas le habían nombrado policía honorífico. Días después, el Juzgado
número 3 de Gavá (Barcelona) ordenaba su ingreso en prisión. Desde ese momento,
la situación de Del Tiempo ha cambiado radicalmente. Las autoridades españoles
y dominicanas investigan ahora si otros dos viajes realizados por el
constructor a España los días 4 y 29 de enero también tuvieron como objeto
recibir sendos cargamentos de cocaína.
Además, muchos de los que hasta entonces presumían
en el país caribeño de su amistad y de hacer negocios con él comenzaron a
marcar distancias. Importantes despachos de abogados minimizaban sus relaciones
con él. La policía dominicana se apresuró a asegurar que el título honorífico
se le había retirado en enero. Y algunos de sus mandos negaban cualquier
interés en adquirir uno de sus lujosos apartamentos. Hasta la propia
Presidencia de la República marcaba distancias. Un portavoz aseguraba en una
comparecencia pública que Del Tiempo había engañado a Leonel Fernández
presentándose como directivo de una empresa energética española.
La Justicia dominicana también actuó y detuvo a
alguno de sus supuestos compinches. Además, confiscó al empresario tres coches
de alta gama, un solar donde iba a levantar otra construcción de lujo y el
símbolo de su imperio: la Torre Atiemar. Sospecha que la mole de cemento no era
otra cosa que un instrumento para lavar el dinero del narcotráfico.
No hay comentarios.: