PEORIA, Arizona -- Robinson Canó se paró sobre una
pierna y estiró un brazo, como lo hicieron sus compañeros de Seattle durante el
estiramiento previo a la práctica. Y el "clic" de las cámaras
fotográficas comenzó a sonar.
Numerosos fanáticos, que llevaban el jersey con el
número 22 del dominicano apuntaron sus teléfonos inteligentes incesantemente
hacia Canó. Lo mismo hicieron los fotógrafos de la prensa, en todo momento de
la práctica.
El intermedista atrajo a una multitud y fue el
centro de atención el martes, durante su primer entrenamiento con los
Marineros. Canó seguramente está acostumbrado a la fama. Después de todo, viene
de los Yankees de Nueva York.
"Fue incluso más divertido de lo que
pensaba", dijo Canó luego de la sesión. "Me sentí abrazado por mis
compañeros, los coaches, el manager, los ejecutivos. Siento que soy parte ya de
este equipo. No tardaré mucho en acostumbrarme a este uniforme".
Los seguidores de Seattle se han brindado ya al
toletero.
Unos 200 asistieron al complejo de entrenamiento del
equipo para ver de cerca a la nueva piedra angular de la franquicia, mientras
hacía estiramientos, lanzaba la bola y fildeaba durante una cálida y soleada
mañana.
Canó firmó un contrato por 10 años y 240 millones de
dólares para asumir un papel protagónico en la reconstrucción de los Marineros.
En su primer día, los fanáticos lo siguieron de un
lugar a otro.
"Hay mucha más gente que en otros años",
opinó Matt Massot, de 18 años y residente en Seattle, quien llevó una camiseta
de Canó al entrenamiento. "Cuando incorporas a Robinson Canó, la cosa no
podría ser más emocionante".
Los aficionados de Seattle, que celebran ya la
coronación inédita del equipo de fútbol americano en el Super Bowl, esperan
ahora que la contratación de Canó derive también en éxitos para el club de
béisbol. Los Marineros perdieron 101 juegos en 2008 y esa misma cifra en 2010.
La temporada anterior, tuvieron una foja de 71-91
con un joven roster que quedó 24 juegos debajo de Oakland en la División Oeste
de la Conferencia Americana. En su primer año, el manager Lloyd McClendon trata
de elevar las expectativas entre los peloteros, una misión en la que
contribuirá sin duda Canó.
El camarero de San Pedro de Macorís eligió a
Seattle, en vez de quedarse en los Yankees, donde las expectativas son siempre
estratosféricas.
Uno de los mensajes que quiero enviar a mis
jugadores es que no debemos ocupar un lugar secundario respecto de nadie, y eso
incluye a los Yankees o a cualquier otro club", dijo McClendon.
Canó eludió una pregunta sobre cuánto tardarán los
Marineros en ser contendientes por un título.
"No quiero decir que estamos cerca, pero sé que
tenemos un buen equipo que puede competir", dijo. "Tenemos a jóvenes
talentosos. No quiero decir que vamos a estar en el primer lugar, en el segundo
o en el último. Quiero enseñar a estos chicos todas las cosas que aprendí en
Nueva York, las experiencias que tengo y lo que se requiere para llegar a los
playoffs y ganar un campeonato".


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