MADRID.- Cantaba, bailaba, tenía unos mofletes como
para comérselos, unos rizos rubios perfectos, ponía caritas... Hasta Vainica
Doble le dedicó una canción, muchos años después. Fue el molde de todas las
niñas prodigio que en el cine ha habido. Y ahora, la actriz y cantante Shirley
Temple ha muerto a los 85 años, según ha informado la BBC.
Cualquiera sonreirá al pensar en Shirley Temple, la
niña un poco repipi de 'La mascota del regimiento' o de 'Wee Willie Winkie'.
Pero, un respeto, porque aquellas películas eran de John Ford (dos 'fords'
menores, pero dos 'fords'), que también confió en ella para 'Fort Apache'. Y
esto ya son palabras mayores. En aquel fuerte, Temple, no niña sino
adolescente, enamoraba a apuestos tenientes, hacía de gata encerrada, de
presencia turbadora. Y no, no estaba mal.
En realidad, en ese momento, Temple parecía pero no
era tan adolescente. Tenía 20 años y buscaba una manera de reinventarse,
consciente de que sus años de esplendor habían pasado. La actriz fue, si no la
pionera, si la gran niña del primer cine sonoro en los años 30 y 40, en
competencia con Judy Garland (seis años mayor que ella), su némesis, su reflejo
oscuro. Garland le quitó el papel de 'El mago de Oz', la película que culminó
aquel cine, de modo que, de alguna manera, venció en su rivalidad con Temple.
Pero también es verdad que se deslizó en seguida hacia la autodestrucción
(alcohol, pastillas, intentos de suicidio, etcétera), mientras que Temple se
limitó a engordar prudentemente, ligarse al Partido Republicano estadounidense
y vivir su vida de antigua niña prodigio.
Pero eso fue mucho después. Todo empezó en 1932: los
padres de Temple, gente de clase media de Santa Mónica, California, la
apuntaron a escuelas de interpretación a los cuatro años. La cría tenía un
nosequé irresistible y alguien la enganchó al 'sistema', el método industrial
de hacer películas que desarrolló Hollywood en los años 30. Primero, en las
ligas menores (Educational Pictures), después en Fox, después en la
Twentieth... Eran los años de la depresión, y Estados Unidos demandaba
películas luminosas y dulces. Shirley era su chica.
Shirley Temple, retratada por Salvador Dalí
Llegó su momento de esplendor, el periodo 1935-1937:
'Heidi', sus películas con Ford, las producciones de lujo (durante sus primeros
años, Temple trabajó en precariedad)... Pero duró poco. Sus películas de 1940
fueron un fracaso comercial, se le escapó 'El mago de Oz' y, en 1942, sus
padres la mandaron a un internado para que descansara unos meses y reiniciara
su carrera.
Volvió menos rubia, con la voz cambiada y con la
estrella perdida. Fracasó en su intento de estar a la altura de Garland y
Mickey Rooney en un musical, se casó a los 17, fue madre a los 20 y, pese a
'Fort Apache', a los 21, ya era una vieja gloria que ya casi no volvió a
trabajar ante una cámara (algo de televisión).
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