MIAMI (30 Marzo 2014).- La escenografía del epílogo define elocuentemente lo
acontecido. Novak Djokovic se dejó caer sobre el cemento de Crandon Park tras
ganar un último punto soberbio, un intercambio que resumió el tono de la final
ante Nadal. En su rincón, los suyos mostraron sin ambages un gran alborozo. No
en vano, Nole era campeón de Miami por cuarta vez. Y la consecución del éxito
llegaba con un resultado concluyente frente a su gran rival: 6-3 y 6-3, en tan
sólo una hora y 23 minutos. La confrontación directa añade un jugosísimo plus a
cualquier victoria. Si en Indian Wells logró saldar cuentas con Federer y
responder a las dudas que venía despertando esta temporada, ahora había
superado a su adversario por definición, con quien está dispuesto a seguir
peleando en los próximos años.
Hay una tendencia inquietante para Nadal en la ya
dilatada secuencia de sus duelos con Djokovic. El serbio logró su tercera
victoria consecutiva. Al igual que en Pekín y en Londres, las dos citas
precedentes entre ambos, en pista dura, se impuso en dos cómodos sets. Lo hizo
de manera sencilla, con el fundamento de un resto que marcó distancias casi
desde el inicio. Sabe el español de la necesidad de ajustar su servicio cuando
está delante quizás el hombre que mejor devuelve la primera bola, especialmente
en los enfrentamientos en superficies rápidas, pero no encontró soluciones a los
muchos problemas planteados por un Nole sereno y certero, que logró el break en
el sexto juego del primer parcial y se desenvolvió a partir de ahí con suma
confortabilidad.
20
errores no forzados
Se vio a Nadal demasiado inseguro, acumulando
errores no forzados de manera poco común. Resulta llamativo que cometiera hasta
20, por 14 de su adversario. Buena parte de la responsabilidad corresponde al
número dos del mundo, que después de un tibio arranque de curso vuelve a
plasmar el tenis que le distingue. Djokovic exhibe su poder en un momento
importante de la temporada, haciendo doblete en la gira americana por segunda
vez, tras lograrlo en 2011.
Nadal, por contra, precisa el cobijo de la tierra
batida. A la eliminación en tercera ronda, frente a Dolgopolov, en el desierto
californiano, suma esta derrota, especialmente dolorosa por su carácter
taxativo. Sólo tres de las 18 sufridas contra Nole en los 40 partidos que ambos
han disputado tuvieron un desenlace más nítido: en las semifinales de Indian
Wells de 2008 cayó por 6-3 y 6-2, en las de Cincinnati 2009, por 6-1 y 6-4, y
en las de Paris-Bercy del mismo año, por 6-2 y 6-3.
Nuevamente, como sucediera en los precedentes más
próximos, Pekín y Londres, el pasado otoño, Djokovic abrió brecha desde los
golpes de inicio. Ganó el 85% de los puntos con su primer servicio y sólo
concedió una pelota de ruptura, que Nadal dejó pasar en el primer juego del
partido.
El cemento es la superficie natural de Nole. Treinta
y cuatro de sus 43 títulos han llegado en este territorio, donde ya domina al
manacorense por 14-7 en el cara a cara. Con 18 Masters 1.000, supera en la
lista a Andre Agassi, quedando a tres de Federer y a ocho de Nadal. El español
pierde su cuarta final en Miami, algo que no le ha sucedido en ningún otro
torneo. Su ventaja en lo más alto es aún considerable. Suma 600 puntos que le
llevan hasta los 13.730. Djokovic se lleva 910, para situarse con 11.910. La
lucha se reanudará sobre la arcilla de Montecarlo.
Por
JAVIER MARTÍNEZ/El Mundo
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