La Junta militar tailandesa detiene ex primera ministra Shinawatra; prohíbe la salida de 155
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BANGKOK (23 Mayo 2014).- La nueva junta militar de
Tailandia afianzó el poder, que tomó el jueves en un golpe de Estado, tras nombrar
al jefe del Ejército como primer ministro, citar a decenas de políticos y
acentuar el control sobre la prensa, pese a las condenas de la comunidad
internacional.
El Consejo para el Mantenimiento del Orden y la Paz
Nacional, el nombre oficial de la junta, también prohibió a 155 personalidades
salir del país, incluidos miembros del Gobierno depuesto.
La ex primera ministra Yingluck Shinawatra, quien se
refugió en la casa familiar de Chiang Mai (norte) después de que el Tribunal
Constitucional forzase su dimisión hace dos semanas por un caso de abuso de
poder, llegó al Club del Ejército de Bangkok en un coche blindado, sin que por
el momento hayan trascendido más detalles.
Su sucesor, Niwatthamrong Bonsongpaisan, que se
encontraba en paradero desconocido desde la asonada, también se personó, así
como Somchai Wongsabat, primer ministro en 2008, y la esposa de éste, Yaowapa,
que es hermana de Yingluck.
Otro de los citados fue Noppdon Pattama, asesor
legal del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, hermano de Yingluck y Yaowapa
y figura clave de la crisis política que consume Tailandia.
Las citaciones, cuya omisión acarreaba una orden de
detención, se emitieron poco antes de que el jefe del Ejército, Prayuth
Chan-ocha, se autoproclamara primer ministro en funciones de Tailandia.
La ley marcial y el incruento golpe de Estado son,
según el propio Prayuth, un "sacrificio" que asume por la unidad y la
estabilidad del país.
La intervención militar se produjo después de ocho
meses de protestas para derribar el Gobierno que han costado 28 vidas humanas y
más de 800 heridos.
En menos de 24 horas del golpe de Estado, el
duodécimo de la Tailandia democrática, los campamentos de los manifestantes
antigubernamentales y progubernamentales en Bangkok se han desmantelado y sus
ocupantes han regresado a sus casas.
La Constitución ha sido suspendida, salvo algunas
disposiciones, se ha decretado un toque de queda desde las diez de la noche a
las cinco de la mañana, se han prohibido las reuniones públicas de más de cinco
personas y se ha amordazado la prensa, con cierres de canales de
radiotelevisión y la amenaza de clausurar cualquier medio que provoque
agitación.
Aunque la junta militar tiene retenidos a los jefes
de los movimientos antigubernamental y progubernamental (camisas rojas), y la
mayoría de sus seguidores han regresado a sus casas, algunos se atrevieron hoy
a expresar su descontento.
Un grupo de 80 personas marchó por el Movimiento a
la Democracia, otro de unas 300 protestó en el centro comercial de Bangkok y
bandas menores o individuales manifestaron su descontento en otras zonas de la
capital, o en otras ciudades del país.
"Queremos elecciones, no queremos el control
del Ejército. Estoy enfadado, muy enfadado. ¿Por qué tiene el primer ministro
que ir a declarar ante el jefe del Ejército? ¿Qué está ocurriendo?",
declaró a Efe bastante agitado Reungsak, en el Club del Ejército.
Otros defendieron la intervención militar, como
Panya Prommanon: "No importa, ahora al menos hay paz. No pasa nada porque
la democracia de los camisas rojas está mal".
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry,
indicó que "no hay justificación para este golpe de Estado", reclamó
la inmediata restauración del gobierno civil y adelantó que la asonada
"tendrá implicaciones negativas" en la relación bilateral.
La ONU, la Unión Europea y otros países también han
expresado su preocupación por el camino adoptado por Tailandia.
El diario tailandés Bangkok Post advierte hoy al
general Prayuth en su editorial de que la intervención militar ahondará la
crisis política, en vez de solucionarla, y le recordó lo ocurrido con el golpe
de 2006 que derrocó a Thaksin.
"El (Prayuth) tendría que saber que el ansiado
objetivo de conseguir la reconciliación nacional está cada vez más lejos que en
2006, cuando se dio el golpe para restablecer la paz y la armonía nacional, las
mismas metas que ha puesto ahora", dice el articulista.
La asonada de hace ocho años estableció un gobierno
provisional, redactó y aprobó una nueva Constitución y convocó elecciones a
finales de 2007, que ganaron los mismos que habían depuesto, los aliados de Thaksin.
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