MADRID (07 Junio 2014).- Hace 39 años, el 22 de
enero de 1975, en una fría mañana madrileña, en el hemiciclo del palacio de las
Cortes, Sofía parece aferrarse a sus tres hijos y a su marido como náufragos en
medio de la tormenta. Va vestida con un traje largo color fucsia que sus
modistas, las hermanas Molinero, han cosido en una noche, de ahí las ojeras que
lucen, lo que despierta rumores (infundados) de que está embarazada. Es la
segunda entronización a la que asiste, esta vez como protagonista, ¡va a ser
Reina consorte! 32 años antes, en el palacio real de Atenas, era su padre el
que iba a ser ungido como rey. Entonces Sofía era una niña, la basilisa
(princesa). Las dos ceremonias fueron muy parecidas porque tampoco en Grecia
existe ritual de coronación.
En ambos casos, tres son los niños que están al lado
de sus padres. En Grecia son Sofía, Tino e Irene; en España Elena, Cristina y
Felipe. Y también en ambos casos el único varón es el Príncipe heredero, aunque
no sea el mayor de los hermanos.
Tercera
entronización
El próximo día 19 de junio la Reina asistirá a una
tercera entronización. La de su hijo. Ella no hará lo mismo que la reina
Federica, que se negó a acudir a la coronación de Juan Carlos para no restarle
protagonismo. Sofía estará, ¡claro que estará! Orgullosa de ese hijo al que
ella ha criado amorosamente. Don Juan Carlos ha tutelado su formación, pero ha
sido la Reina la que ha construido los mimbres y tal vez por eso el Príncipe se
le parece tanto.
Los Reyes, en el Congreso, en 1975
Seguramente, en el interior de Sofía habrá un
carrusel de emociones poderosas. En primer lugar, resonarán las voces de los
muertos, la de su padre, el buen rey Pablo de Grecia, que se despidió de ella
besándole la frente: "Euloymenos, Dios te bendiga"; la voz de su
madre, "las princesas no lloran, Sofía".
No se sabe aún dónde se situará, quizás en el palco
central, justo encima del reloj que marcará la hora histórica, al lado de sus
hijas Elena y Cristina, emocionadas aunque ese momento signifique la renuncia a
los privilegios de los que han gozado hasta ahora. Ya lo decía la hija de la
Infanta doña Pilar, Simoneta Gómez-Acebo, cuando era pequeña: "Mi madre es
hermana del Rey, pero en el fondo no somos nadie".
"Soy
una molestia"
Y quizás todos esos recuerdos le darán a Sofía la
fuerza para afrontar el futuro azaroso. El mismo de la ex reina Federica,
condenada a vagar por el mundo porque en todas partes molestaba, el de los ex
presidentes como Felipe González, "somos jarrones chinos a los que no se
sabe dónde colocar". O el del propio Don Juan de Borbón, que le confesó a
la que firma estas líneas, "no saben dónde ponerme, ¡soy una
molestia!".
La
Reina, junto a su hermana Irene
Seguramente la voluntad de su hijo será que nada
cambie, las primeras palabras de Doña Sofía después de la abdicación también
fueron: "nada cambiará". Veremos cuánto duran estos buenos
propósitos. Hablo con personas allegadas a la Reina: "no está tan aislada
como se dice, tiene a sus parientes alemanes, más que irse a Londres imagino
que pasará temporadas en el castillo de su prima en Munich". ¿Y qué más?
"Se dedicará a sus nietos y a sus causas, se volcará en la protección de
los animales sin temor a las críticas". Pregunto por los viajes al Tercer
Mundo y los foros internacionales, "sus actividades tendrán cada vez menos
brillo y en ese caso no interesará mucho invitarla... No olvidemos que Letizia
es el presente y Doña Sofía no dejará de ser el pasado".
Hay algo, sin embargo, que no va a cambiar: la
relación con su marido, en eso están de acuerdo mis informantes. "Hasta
ahora hablaban a través de sus secretarías y sólo se veían en recepciones
oficiales... en el futuro ni siquiera eso será necesario". Pregunto si se
hablará de divorcio, "quizás divorcio no, pero sí habrá seguramente una
declaración dentro de unos meses, un comunicado escueto y sobrio dando cuenta
de que el matrimonio ha optado por separar sus vidas". Ni siquiera hace
falta que separen sus viviendas, ya que ocupan dos recintos independientes en
Zarzuela, aunque es probable que la Reina pase más tiempo en Marivent, así al
menos se lo manifestó a Pilar Urbano: "Si me quedo viuda, viviré en
Mallorca". Siempre con la compañía de su hermana, la princesa Irene, su
mejor amiga.
Una persona del círculo real me comentó hace poco,
"entré casualmente en los departamentos de la Reina y me la encontré
comiendo en una mesa camilla con su hermana, cada una enfrascada en su
lectura... En el plato una lechuga y frente a ellas un vaso de agua,
completamente solas, ¡Me dieron mucha pena!"
Pablo de Grecia quiso morir a los sones de La pasión
según San Mateo de Bach, "mis ojos vierten sobre tu cabeza / un torrente
de lágrimas / sangra querido corazón". Yo le deseo larga vida a esta
mujer, que quizás ha dejado de ser Reina pero que siempre reinará en el corazón
de los que la hemos conocido. Euloymenos, Dios te bendiga, Sofía.
Por PILAR EYRE/El Mundo




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