PARÍS (06 Junio 2014).- Rafa Nadal jugará su novena final de Roland Garros,
quinta consecutiva, tras derrotar en semifinales al escocés Andy Murray por 6-3,
6-2 y 6-1 en una hora y 40 minutos. Nadal sumó su victoria número 65 en la
arcilla de París, la 34 consecutiva desde que en octavos de final de 2009
cosechó contra el sueco Robin Soderling su única derrota en este torneo.
El
número uno del mundo logró así su clasificación por vigésima vez para una final
de Grand Slam, de las que ha ganado 13, una menos que el estadounidense Pete
Sampras y cuatro menos que el suizo Roger Federer.
"He jugado mi mejor
tenis de todo el torneo, estoy muy emocionado por poder disputar una novena
final en esta pista tan especial para mi", señaló el mallorquín desde la
pista. "No sé lo que significa jugar una novena final, no me había pasado
antes, pero puedo decir que es un sueño estar en Roland Garros. Cada día que
paso aquí es especial, desde que comencé hace diez años", indicó. El
domingo puede convertirse en el primer hombre que gana nueve veces el mismo
grande, lo que, además, le permitiría conservar el puesto de número uno del
mundo, que perdería en beneficio de Novak Djokovic si éste le derrota.
El
serbio logró clasificarse por segunda vez para la final del único Grand Slam
que no ha ganado, tras derrotar al letón Ernests Gulbis, 18 del ránking, por
6-3, 6-3, 3-6 y 6-3.
La final del domingo será el partido esperado por todos
desde el principio del torneo, el duelo entre los dos mejores del mundo, los
dos tenistas más en forma del circuito. Sin opciones para Murray Nadal no dio
ninguna opción a Murray, un jugador que nunca ha llegado a la final de Roland
Garros y que en el pasado Masters 1.000 de Roma le puso en más aprietos que en
la semifinal de París.
Si entonces logró arrancarle el primer set, en la
Philippe Chatrier, con un sol que caía a plomo, condiciones perfectas para el
español, el escocés se derritió y ni siquiera llegó a disponer de una bola para
arrebatar el servicio a su rival. Murray llegaba al partido con cuatro horas y
media más de juego que Rafa Nadal Fue uno de los duelos más fáciles de Nadal en
esta edición del torneo. Duró una hora y 40 minutos, seis más que el disputado
contra el serbio Dusan Lajovic, un inexperto jugador de 20 años.
El partido fue
un monólogo de Nadal, que no dejó ni rastro de los problemas de espalda que
viene acusando desde su debut en París. Su saque fue perfecto, su juego medido
y preciso, y su actitud, la de siempre. Todo lo contrario que Murray, que acusó
el calor y la fatiga acumulada, puesto que hasta llegar a la final había pasado
en la pista 4 horas y media más que Nadal, con dos eliminatorias superadas en
cinco sets, mientras que el español solo había cedido una manga en cuartos
contra su compatriota David Ferrer. En esas condiciones, el partido apenas tuvo
historia.
Comenzó sirviendo el español porque Murray eligió restar, algo que
Nadal suele elegir cuando gana el sorteo. Pero el guión fue el mismo, porque el
español se anotó su servicio y, al siguiente, rompió el saque de Murray.
Sin
problemas, aguantó la ventaja hasta el final de la manga. En la segunda, la
rotura se produjo en el tercer juego, confirmada posteriormente en el sexto. La
tercera manga fue una tortura para el escocés, que entendió que ya no tenía
opciones de remontada. Nadal quebró en el tercero, en el quinto y en el séptimo
y definitivo juego. Nadal y Djokovic dirimirán su duelo 43.
Hasta el momento,
el español ha ganado 22, por 19 del serbio. En partidos de Grand Slam se han
medido en once ocasiones, con ocho triunfos de Nadal, tres de ellos en finales.
Será su tercer duelo consecutivo en Roland Garros, donde siempre ha ganado el
español, el año pasado en semifinales y hace dos en la final.
Djokovic
a la final
El serbio Novak Djokovic jugará el próximo domingo
su segunda final de Roland Garros, tras haber derrotado en semifinales al letón
Ernests Gulbis por 6-3, 6-3, 3-6, 6-3 en dos horas y 34 minutos.
Será una nueva
oportunidad para el número dos del mundo de sumar el único Grand Slam que no
tiene en su palmarés, lo que le igualaría con el británico Fred Perry, los
estadounidenses Don Budge y André Agasi, los australianos Rod Laver y Roy
Emerson, el suizo Roger Federer y el español Rafael Nadal.
Djokovic va a otra final en el Roland Garros
Con esta final,
Djokovic se convierte en el tenista que juega al menos dos finales de los
cuatro Grand Slam, junto con Agassi, Federer, Ivan Lendl, Nadal y el
australiano Ken Rosewall. El serbio puede reconquistar el número uno del mundo,
para lo cual debe ganar la final del domingo Además, el jugador serbio puede
reconquistar el número uno del mundo que tuvo entre noviembre de 2012 y
septiembre de 2013, para lo cual debe ganar la final del domingo. Su adversario
en la final será el español Rafael Nadal, actual número uno del mundo, que
derrotó a Andy Murray en tres plácidos sets. Djokovic cedió el segundo set del
torneo ante un jugador que alcanzó su techo en un Grand Slam en estas
semifinales, pero que dejó en el camino a dos "top 10", el checo
Tomas Berdych y, sobre todo, el suizo Roger Federer.
De más a menos
El serbio
fue de más a menos y estuvo a punto de complicarse el partido a causa del
calor. "Los dos primeros sets han sido muy buenos para mi, luego él
cometía menos errores y me resultaba muy difícil mantener la concentración por
las condiciones climáticas", afirmó el serbio desde la pista, enrojecido
por el calor y jadeante por la fatiga. Ganó fácil los dos primeros sets, en los
que Gulbis fue incapaz de concretar ninguna de las bolas de las que dispuso,
mientras que Djokovic presionó constantemente el saque del letón.
El panorama
cambió en el tercer set, sobre todo porque el calor que hizo en París, donde se
alcanzaron los 27 grados, comenzó a hacer mella en los dos tenistas, pero sobre
todo en Djokovic, que bajó el pistón de forma ostensible.
El serbio fue de más
a menos y estuvo a punto de complicarse el partido a causa del calor Gulbis
dispuso de varias oportunidades para romperle el servicio, pero no lo logró
hasta el octavo juego, cuando se colocó con 5-3 y servicio, ocasión que no
desperdició para alargar la contienda.
Molesto, Djokovic rompió su raqueta
contra la arcilla, pero entendió entonces que había que ponerse el traje de
trabajo para cerrar el partido. Se colocó una visera para protegerse del
sol y rompió en el segundo, aunque
Gulbis recuperó en el siguiente.
El letón fue paulatinamente marchándose del partido,
por el cansancio, el calor y la creciente desconcentración, mientras que
Djokovic, pese a la fatiga, se mantuvo entero. El serbio volvió a hacerse con
el servicio de su rival en el octavo juego del cuarto set y firmó así su
clasificación para la final.
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