JOHANNESBURGO (21 Octubre 2014).- Una reacción
sobria, de satisfacción si se atienden las grises perspectivas al inicio del
juicio allá por el 3 de marzo, de amargura si se toman en cuenta los 'felices'
últimos días, tras rechazarse el asesinato premeditado y la cadena perpetua. Se
sentó Oscar Pistorius y soltó dos frases a su tío Arnold, se quedaron
cariacontecidos el resto de familiares, sólo su hermana Aimee se echó un suéter
a la cara al conocer la noticia. El primer atleta olímpico paralímpico fue
condenado este martes a cinco años de prisión por el homicidio involuntario de
su novia Reeva Steenkamp la víspera del San Valentín de 2013.
"Esta sentencia debe servir como cierre para
los familiares de la víctima, aunque su pérdida ya no se pueda revertir",
apuntó la juez Thokozile Masipa leyendo su veredicto, devolviendo su naturaleza
a un proceso que en la última semana, por obra del abogado defensor Barry Roux,
se había convertido en una evaluación del sistema penitenciario sudafricano.
Mantenía el letrado que no hay cárcel en el país preparada para un preso con la
discapacidad y el perfil psicológico de Pistorius ("es un hombre roto que
lo ha perdido todo, su mujer, su casa y su dinero"), rechazó ese argumento
al completo la magistrada en sus conclusiones.
"Sus problemas no son un insuperables, hay
personas de toda índole cumpliendo pena. Hoy sería un día triste para Sudáfrica
si alguien pensara que hay una ley para ricos y famosos y otra para pobres y
desfavorecidos", argumentó Masipa en su oración más rotunda, valorando las
"excelentes habilidades de superación" del trauma demostradas por el
velocista e invitándole a regresar al Tribunal Superior de Pretoria si, durante
su condena, cree que las condiciones de vida entre rejas son mejorables.
"Hay que recordar que los delitos que estamos juzgando son muy
graves", añadió luego, demostrando la anormalidad de las sesiones finales.
Confusión
con un intruso
Apuntó con firmeza que la petición de tres años de
arresto domiciliario de la defensa era "del todo inapropiada dados los
acontecimientos" aunque después recapituló diciendo que "este país ya
no vive en los años oscuros del 'ojo por ojo'". "Hay factores que
atenúan el delito: el señor Pistorius no tenía precedentes y mostró
remordimiento desde el mismo momento del acto, cuando intentó reanimar a la
víctima", prosiguió la juez que en su día ya había aceptado la versión de
los hechos del acusado: la confusión con un intruso, el miedo desatado y los
consecuentes cuatro disparos a la modelo a través de la puerta del baño.
"El castigo no debe ser ni demasiado indolente
ni demasiado severo", comentó y así acabó rechazando también la petición
del fiscal Gerrie Nel de entre diez y quince años de prisión. Se quedó en cinco
años entre rejas que, según la ley sudafricana, en la práctica podían quedarse
en apenas diez meses: luego Pistorius podría acogerse a algún régimen de
semilibertad. "El condenado tiene que servir un sexto de la sentencia
antes de que pueda ser considerado para la supervisión correccional",
expone la legislación del país, según juristas consultados por la BBC, aunque
el abogado del estado ya apuntó que intercederá si no cumple, mínimo, un tercio
de la pena.
No aclaró, eso sí, si apelaría el veredicto.
"Es pronto aún para decidirlo, debemos estudiarlo, tenemos 14 días de
margen", expuso el fiscal, en una línea pausada contraria a la familia del
atleta, que rápidamente confirmó que no realizarán nuevos pasos.
El
balance del tío Arnold
"Aceptamos la decisión de la juez. Oscar
abrazará esta oportunidad de devolver a la sociedad los daños causados y
nosotros estamos dispuestos a ayudarle y guiarle mientras cumple su
condena", explicó el tío Arnold, tutor de Pistorius después de que su
padre Henke se fuera de casa cuando era un crío y de que su madre Sheila
falleciera cuando tenía 15 años.
"Hemos vivido unos últimos 20 meses
desgarradores, todos estamos tremendamente agotados. Ha sido un proceso duro,
muy doloroso para todos los implicados y, en nuestro caso, muy estresante al
ver cómo, para muchos, la verdad se convertía en algo totalmente
irrelevante", finalizaba el mayor apoyo del condenado, una vez la familia
Steenkamp ya se había marchado en silencio del tribunal. Los padres de la
víctima, Barry y June, se abrazaron al escuchar las palabras de Masipa y, tras
hablar con sus allegados y amigos presentes, se fueron reclamando a los medios
la paz necesaria para seguir con sus vidas.
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