Vázquez y Lacalle Pou se enfrentarán en la segunda vuelta de las elecciones de Uruguay
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MONTEVIDEO (27 Octubre 2014).- Los pronósticos de
todas las encuestas se cumplieron. Ni el oficialista Frente Amplio ni el
Partido Nacional alcanzaron la mayoría parlamentaria y sus candidatos se
enfrentarán en una segunda vuelta el 30 de noviembre. Tampoco hubo sorpresas en
el plebiscito que planteaba bajar la edad de imputabilidad penal desde los 18 a
los 16 años: la ciudadanía uruguaya dijo no a la norma impulsada por la
oposición y que pretendía que los menores fueran juzgados como adultos.
"Uruguay le venció al miedo. Los jóvenes estamos hartos de los
estereotipos, nos revelamos contra la desidia y la desesperanza. Decidimos
superar las diferencias y juntar nuestras fuerzas", decía emocionada
Fabiana Goyeneche, portavoz de la Comisión No a la Baja.
Los primeros sondeos a pie de urna dieron un 46% de
los votos al Frente Amplio, un 31% al Partido Nacional y apenas un 13% al
Partido Colorado. Durante el mes que queda por delante el desafío del Frente
Amplio será conseguir esos puntos que le faltan para superar el 50% de los
votos, mientras que los partidos tradicionales tendrán que volver a negociar
una vez más alianzas.
En estos comicios nacionales el Frente Amplio (FA),
que gobierna desde 2005 tras conseguir romper un bipartidismo que ya duraba más
de un siglo, volvió a presentar al que considera un valor seguro: Tabaré
Vázquez. Su experiencia aporta seguridad y la ciudadanía valora su gestión:
cuando dejó la presidencia gozaba de una aprobación superior al 50%. Fue el
primer alcalde del FA en Montevideo en 1989 y presidente de la República
(2005-2010). Su estilo nada se parece al de Mujica; Vázquez representa el ala
más moderada del partido y es una figura respetada incluso entre sus oponentes.
Sin embargo, esta moderación, que se manifestó por ejemplo cuando se opuso a la
despenalización del aborto, una de las reformas estrella del Gobierno de
Mujica, también ha provocado la crítica de buena parte del electorado más
situado a la izquierda. Precisamente ese veto al aborto provocó su salida del
Partido Socialista.
Una de las claves de la legislatura de este médico y
politólogo de 74 años fue el impulso que dio a las políticas sociales en un
país roto por la crisis de 2002, que elevó los niveles de pobreza a cifras
nunca antes conocidas. Para ello, durante su gobierno se creó el actual
Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) y apostó también por la educación
digital mediante el plan Ceibal, que ha dotado de ordenadores a las escuelas
públicas. Su objetivo para los próximos cinco años es hacer una reforma
estructural en educación y crear más políticas sociales dirigidas al cuidado de
niños, mayores y personas discapacitadas. Tabaré Vázquez también ha prometido
entregar tablets a los jubilados y seguir avanzando en el Gobierno electrónico.
Por su parte, el candidato del Partido Nacional,
Luis Lacalle Pou (hijo del expresidente Luis Alberto Lacalle), sorprendió a
todos tras ganar en las elecciones internas a Jorge Larrañaga -candidato en las
anteriores-. En un país donde la media de edad de los políticos es elevada, Lacalle
Pou -de 41 años- ha supuesto para muchos una bocanada de aire fresco. Su
campaña se ha centrado en transmitir un discurso positivo evitando tanto la
confrontación como la explicación detallada de sus medidas, lo que también ha
provocado muchas críticas. Su mejor baza la ha jugado en las redes sociales, a
diferencia de otros contrincantes que siguen sin reparar en la importancia que
tiene internet en la comunicación política. En su programa intenta rebajar los
aspectos ideológicos para centrarse en la gestión. Quitar poder a los
sindicatos -un sector fuerte en Uruguay- es otro de sus propósitos además de
que hará cambios en el IRPF. También se propone terminar con los asentamientos
precarios en un plazo de diez años.
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