La Infanta Cristina no cede a las presiones para que renuncie a sus derechos dinásticos
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MADRID (15 Noviembre 2014).- El Palacio de la
Zarzuela es especialmente escrupuloso en sus manifestaciones públicas: 'La
Infanta Cristina ya no forma parte de la Familia Real', enuncia un portavoz,
'la renuncia a sus derechos dinásticos es una decisión exclusivamente suya'. La
Casa del Rey prefiere ser cauta ante el runrún avanzado por EL MUNDO el viernes
pasado y que afirma que la hermana del Rey estaría al fin dispuesta a abandonar
por propia iniciativa su sexta posición en la línea de sucesión al Trono.
Según varios indicios, la noticia podría ser
anunciada de manera inminente. 'Probablemente será antes de que acabe
noviembre', vaticina en conversación telefónica el periodista José Antonio
Zarzalejos, el mismo que dio la exclusiva de la abdicación del Rey Juan Carlos
y que ha dado un paso más esta semana publicando que Doña Cristina había
accedido por fin a apearse de la sucesión. Su prestigio sólo es comparable al
del profesor Antonio Torres del Moral, el constitucionalista que más a fondo
conoce los entresijos legales de la Casa, quien confirma que 'hay síntomas de
que ese gesto se va a producir cuanto antes'. Sin embargo, según ha podido
saber LOC de una fuente muy cercana a la Infanta Cristina, la hermana del Rey
sigue sin ceder y 'no contempla' la posibilidad de salir de la línea dinástica
'ni a corto ni a medio plazo'. A día de hoy, lo único que parece claro es que
las espadas están en alto.
El
destino de la Infanta está en manos del juez Castro, quien decidirá si le
aplica o no la 'doctrina Botín'
La Audiencia de Palma anunció el pasado viernes que
la Infanta seguiría imputada por dos delitos fiscales cometidos en 2007 y 2008.
Aunque los tres magistrados optaron por levantarle la imputación por blanqueo
de capitales, la Fiscalía Anticorrupción decidió no recurrir la decisión, por
lo que el destino de la Infanta está ya en manos de la misma persona que la
trajo hasta aquí, el juez Castro. 'Ahora es el turno de que la Fiscalía y las
acusaciones formulen acusación contra ella y pidan o no que sea juzgada. Es
previsible que sólo lo haga el sindicato Manos Limpias, por lo que el juez
podría aplicarle la llamada doctrina Botín y no iría a juicio', explican
fuentes conocedoras del caso. La doctrina Botín dicta que no se puede abrir
juicio oral sólo a instancias de una acusación particular.
'La Reina Sofía siempre ha sido contraria a su
renuncia y don Juan Carlos tampoco lo veía muy claro. Pero es evidente que
ahora mismo ya no tienen el mismo papel y Felipe VI está empeñado en
cortocircuitar este asunto como sea', aportan fuentes del entorno del padre del
Rey, 'se ha caído el velo de protección'. Por eso, si hace unos meses la
posibilidad de que la hermana del Rey abandonara la línea sucesoria era una
opción algo exótica, hoy no ha pasado desapercibido que personalidades tan
cercanas al nuevo Rey como la socialista Susana Díaz hayan opinado públicamente
que la Infanta 'debería haber renunciado ya'. Por no hablar de los editoriales
de los principales diarios nacionales. La presión que su hermano ejerce sobre
ella es cada vez mayor.
Son los 'síntomas' de los que hablaba Torres del
Moral, como la visita fugaz a España (y por separado) de los duques de Palma
esta semana. Ambos se han reunido con sus abogados en Barcelona para valorar
los pasos a seguir, pero el único que viajó de ida y vuelta (vía Madrid) desde
Ginebra fue Iñaki Urdangarin. 'Es previsible que la Infanta espere a que Castro
decida si finalmente va o no a juicio para tomar la decisión definitiva',
explican. Se trataría de un hecho histórico para el que no hay prevista ninguna
liturgia, como no la había para la abdicación del Rey Juan Carlos. Las Infantas
Pilar y Margarita renunciaron también a sus derechos sucesorios, pero lo
hicieron dentro de sus capitulaciones matrimoniales, tal y como estipulaba
entonces la Pragmática Sanción del rey Carlos III. Desde luego no por una
conducta que, de momento, no ha sido juzgada ni condenada.
Los
hijos de la duquesa de Palma no se verían afectados por esta decisión
De haberlo, el procedimiento sería similar al que se
siguió en la abdicación de Don Juan Carlos. 'Doña Cristina tendría que
dirigirle un escrito al Rey Felipe, como jefe de la dinastía, en el que
expresara su renuncia a formar parte de la línea de sucesión al Trono de
España. Si el Rey está de acuerdo (y todos los indicios muestran que lo está),
Don Felipe tendría que entregarle este escrito al presidente del Gobierno. El
asunto sería llevado después al Consejo de Ministros, que elaboraría un
proyecto de Ley Orgánica muy escueta, en el que se dijera que se aprueba la
renuncia de la Infanta y poco más', explica Torres del Moral. Este proyecto de
Ley se sometería al debate del Congreso, primero, y del Senado, después, y si
nadie pone objeciones quedaría aprobada la Ley. Una vez que el Rey sancionara
la norma y se publicara en el Boletín Oficial del Estado, se produciría su
salida de facto de la línea dinástica.
'Nadie puede renunciar a los derechos de otros',
explica otro catedrático de Derecho Constitucional que prefiere no ser citado.
Según varios expertos consultados, los hijos de la duquesa de Palma no se
verían afectados por la decisión de su madre. De hecho, sería su hijo mayor,
Juan Urdangarin -qué ironía-, quien ocupara a partir de entonces la sexta
posición en la línea sucesoria seguido por sus hermanos. Otros, como el propio
Zarzalejos, no lo tienen tan claro, dado el ejemplo de las Infantas Pilar y
Margarita, que renunciaron a sus derechos para sí y para sus hijos. 'Son casos
diferentes porque los hijos de las Infantas Pilar y Margarita no habían nacido
cuando sus madres renunciaron, pero los hijos de la Infanta Cristina sí, ya
tenían ese derecho', aporta el constitucionalista antes citado.
Apartada de la agenda oficial de la Casa Real desde
octubre de 2011 (es decir, sin 'sueldo' de Infanta), con una vida profesional
plena y reconocida (La Caixa ha reiterado el absoluto respaldo a doña Cristina
por parte de la entidad y de sus compañeros) y con sus hijos integrados en
Ginebra, ¿qué implicaría en la práctica su renuncia a los derechos dinásticos?
En realidad, más allá del 'dolor personal y del daño a su honorabilidad', poco
o muy poco. Vayamos por partes.
En primer lugar, esta renuncia en ningún caso
implicaría la pérdida del ducado de Palma. El título, que le concedió su padre
al casarse con Urdangarin, sólo podría ser revocado por el nuevo Rey, un gesto
extremo del que apenas hay antecedentes en la Historia reciente y que
significaría una 'crisis brutal' para la Monarquía.
'Tienen
un equipo de seguridad que depende del Ministerio del Interior y que coordina
la comisaría de Zarzuela'
Tampoco perdería su escolta. Doña Cristina y su
familia siguen gozando en Ginebra de la protección de las fuerzas y cuerpos de
seguridad del Estado. 'Tienen un equipo que depende del Ministerio del Interior
y que coordina la comisaría de Zarzuela', confirman fuentes solventes. El gasto
en seguridad de la familia Urdangarin podría alcanzar los 250.000 euros al año,
un dispendio 'necesario por temas de seguridad' porque, recalcan, 'doña
Cristina nunca ha dejado de ser una Infanta de España, con el riesgo que ello
conlleva'.
Tampoco, y por la misma razón, perdería su pasaporte
diplomático, del que también disfruta su marido, Iñaki Urdangarin. Es la razón
por la que el duque puede hacer uso de la Sala de Autoridades en los
aeropuertos y por la que recibe un trato preferente a la hora de embarcar, algo
que ha encendido esta semana a las redes sociales al hacerse públicas unas
fotos del duque de Palma recibiendo tales privilegios en el Aeropuerto de El
Prat. Otras fuentes dicen que si recibió este trato especial es porque la
Infanta Cristina le acompañó al aeropuerto.
Los duques tienen asignado el pasaporte diplomático
en virtud del decreto 1023/1984 (retocado en 2008), en el que se especifica
quiénes pueden gozar de este título de viaje que esconde distintas cortesías y
facilidades. La citada norma incluye al Rey, a los miembros de la Familia Real,
al jefe de su Casa, al del Cuarto Militar y a su secretario general.
Está
por ver si el siguiente movimiento de Felipe VI es acabar con alguno de sus
privilegios
Urdangarin sólo perdería su pasaporte diplomático en
caso de divorcio, como le sucedió a Jaime de Marichalar. Ni siquiera la
renuncia expresa a los derechos dinásticos por parte de la Infanta implicaría
que dejaran de ser beneficiarios de ese título de viaje. 'Sólo el Ministerio de
Exteriores podría retirárselo', explican, 'no depende de la Casa Real'.
Caso distinto es el de la tarjeta VIP de Iberia, un
privilegio algo opaco y nunca confirmado por la Casa del Rey ni por Iberia (que
por política empresarial no da información 'de ningún pasajero'). Según se ha
publicado en varias ocasiones, gracias a esta tarjeta los miembros de la
Familia viajarían gratis en sus traslados privados, una prerrogativa de la que
podrían seguir disfrutando los duques de Palma. Está por ver si el siguiente
movimiento de Felipe VI, en otro impulso a la regeneración de la Corona, acaba
con estos privilegios.
Sólo hay una cuestión que preocupa a los expertos,
si por fin ella accede a renunciar al Trono y la Justicia resuelve que no ha
cometido ningún delito. Lo explica Torres del Moral: 'Habría que tener un gesto
con ella, una manera de rehabilitar su figura. Al fin y al cabo, su presunción
de inocencia sigue intacta'.
Por
COTE VILLAR/El Mundo
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