El coste de los abusos y los errores de la CIA; pagó US$80 millones por ello
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NUEVA YORK (15 Diciembre 2014).- Más de 80 millones
de dólares (64,1 millones de euros) pagó la CIA a la compañía que fundaron dos
psicólogos -identificados como James Mitchell y Bruce Jessen- y que
"desempeñaron un papel central en el desarrollo de las técnicas de
interrogatorio reforzadas (EIT por sus siglas en inglés)", según el
informe del Senado dado a conocer esta semana. Menos de la mitad de los 180
millones de dólares contemplados en el contrato inicial. Como la sanidad, las
prácticas utilizas por la inteligencia estadounidense también son costosas.
En el documento, Mitchell y Jessen aparecen con los
seudónimos Grayson Swigert y Hammon Dunbar, respectivamente, y se les presenta
como los arquitectos del Programa de Detención e Interrogatorio, aunque ninguno
"tenía experiencia como interrogador ni tenía conocimientos especializados
en Al Qaeda". La primera referencia documentada es como redactores de
informe para la CIA en 2002. En 2005, dos años después de evaluar a los
detenidos, interrogarlos y aconsejar sobre el 'tratamiento, montaron su empresa;
se convirtieron en proveedores oficiales de la CIA de psicólogos, personal de
seguridad e interrogadores para la Agencia.
Tras las reticencias iniciales a confirmar su
identidad, Mitchell admitió ser uno de los psicólogos y habló para varios
medios estadounidenses defendiendo la actuación de la CIA. "Esos hombres y
mujeres han dado su vida y su seguridad por protegerles [a los
ciudadanos]", dijo para responder a las cuestiones de NBC News. Preguntado
sobre si podía dormir, el psicólogo sostuvo que "siempre duermo bien por
las noches". En su opinión, el informe del Comité del Senado tiene muchas
cosas "sacadas de contexto" y las técnicas son
"herramientas" que pueden utilizarse correcta o incorrectamente.
Costes
colaterales
Las cifras de sus 'honorarios' dan cuenta del
negocio en el que se tradujo aplicar la teoría de la "indefensión
aprendida" en los detenidos durante la guerra contra el terror. Entre 2005
y 2009, la CIA pagó 75 millones de dólares a los que tuvo que sumar cinco
millones más en concepto de indemnización a la compañía, que inicialmente
estaba contratada hasta 2010. Según el informe, la agencia está obligada a
pagar los gastos legales de la empresa de los psicólogos hasta 2021.
El documento identifica 119 individuos que fueron
retenidos e interrogados en los centros de detención siguiendo las pautas
establecidas por los Mitchell y Jessen; ambos fueron visitando diferentes
instalaciones para valorar el tratamiento que requería doblegar la voluntad de
prisioneros como Abu Zubaydah o Khalid Sheik Muhammed (KSM) para que
cooperasen. En enero de 2003, Jessen se mostró favorable a que se usasen las
técnicas reforzadas con al Nashiri -incluído el 'waterboarding', que requería
la presencia de Mitchell-. Así podrían obtener "el deseado nivel de indefensión
y después reducirían la intensidad de las prácticas interrogatorias.
De los 119 detenidos, 26 fueron capturados por error
y algunos objeto de las EIT como Abu Hudhaifa, al que se le sometió a 66 horas
sin dormir y baños de agua helada antes de liberarle cuando la CIA descubrió
que no era la persona que creían.
Surgidos
del 'caos'
El actual director de la CIA, John Brennan, admitió
en su comparecencia ante los medios que la agencia "cometió errores".
También la falta de preparación para ejecutar el programa de detención en los
primeros momentos. En ese contexto, es donde contrató a los psicólogos que
habían participado en varios programas de la Escuela de Supervivencia, Evasión,
Resistencia y Escapada (SERE) de la Fuerza Aérea, donde entrenaban a los soldados
sobre las "técnicas de interrogatorio coercitivas" a las que podían
ser sometidos. Mitchell, recoge el informe, había realizado una revisión de la
teoría de la indefensión aprendida y reflexionó sobre como ese estado podía
"animar a los detenidos a cooperar y proveer información".
La supuesta falta de experiencia en interrogatorios,
ni las tensiones con otros miembros de la CIA -por ejemplo, algunos médicos
según refleja el documento- impidieron que siguiesen implementando las
prácticas hasta 2009. Ambos escribieron en julio de 2002, que "la
seguridad de cualquiera de estas técnicas descansa básicamente en cómo se
aplican y se monitorizan". A finales de mes, el Departemento de Justicia
aprobó la utilización de 10 técnicas como encapuchar, abofetear, privar de
sueño, uso de pañales e insectos, sujetar en la pared, entre otras. El
ahogamiento simulado fue aprobado -verbalmente por el fiscal general- un mes
más tarde.
El uso de la EITs despertó ciertas dudas. En junio
de 2007, apunta el informe del Senado, los psicólogos se reunieron con
Condoleezza Rice, que expresó sus recelos. Dadas sus objeciones, las técnicas a
emplear se redujeron a seis oficialmente. El jefe de la CIA Brennan subrayaba
que a día de "no han concluido que el uso de las EIT permitió obtener
información útil de los detenidos". Y apostilló, que desde su punto de
vista es imposible de saber". Una ambigüedad acorde con la máxima oficial
de la agencia que por norma "no puede confirmar ni desmentir", como
bromeaba en su primer tuit en junio de 2014.
La credibilidad y el prestigio de la CIA han quedado
tocados no sólo por los abusos cometidos por la seguridad nacional sino por los
errores que han quedado al descubierto.
Por
CAROLINA MARTÍN/Especial El Mundo
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