NUEVA YORK (22 Diciembre 2014).- Mientras muchos
lloran y condenan el asesinato de dos policías en Brooklyn, el alcalde Bill de
Blasio enfrenta su reto más difícil en su primer año de mandato: traer unidad
entre neoyorquinos y mejorar la ya fracturada relación con miembros de la entidad.
Salirse de esta crisis política no se será fácil
para un mandatario que ganó las elecciones en 2013 bajo la promesa de enmendar
la relación entre la policía y la comunidad de color y donde hasta ahora la mayoría
de los hechos han ido en contra de esa meta.
Un video muestra cómo policías le daban la espalda a
De Blasio en el Hospital Woodhull la noche del sábado, cuando éste se dirigía a
la conferencia de prensa con el Comisionado Bill Bratton para dar los detalles
oficiales de la muerte, tipo ejecución, de los oficiales Wenjian Liu y Rafael
Ramos.
Algunos analistas ven el clero como la única vía
para traer unidad en una ciudad dividida. Ken Sherrill, profesor emérito de
política y gobierno de Hunter College vio como un gran paso la asistencia de De
Blasio ayer a una misa presidida por el Cardenal Timothy Dolan en la Catedral
de San Patricio en honor a los dos policías caídos.
“Encontrar a personas que ambos lados puedan confiar
es difícil. A pesar de que esta ciudad es muy secular, es allí donde el clero
puede ayudar”, sostuvo el experto.
El cardenal Dolan ya dio su primer paso en esa
dirección al pedir unidad la semana pasada después que circulara un formulario
del PBA en donde oficiales pueden solicitar que tanto De Blasio como la
presidenta del Concejo Melissa Mark Viverito no asistan a su funeral en caso de
morir en el cumplimiento del deber. Se podría decir que el religioso es la
figura más respetada entre las filas de la Uniformada, la cual tiene fuertes raíces
católicas.
La muerte de los dos oficiales llega después de
semanas demostraciones en contra de la brutalidad policial y el racismo, a raíz
de los veredictos de dos jurados de no presentar cargos contra los oficiales
responsables de las muertes de los afroamericanos, Michael Brown de Ferguson
Missouri y de Eric Garner en Staten Island.
La tragedia es también la gota que
derramó el vaso en la fracturada relación entre los sindicatos policiales y De
Blasio, quienes han hecho una serie de inflamatorias declaraciones por lo que
ellos consideran una falta de apoyo de la Alcaldía.
El presidente de la Asociación Benevolente de
Patrulleros (PBA), Patrick Lynch, argumenta que las acciones de De Blasio están
dando paso a la violencia en contra de la Uniformada. Incluso luego de la
muerte de los dos policías, Lynch dijo que el alcalde tiene “sangre en sus
manos”.
Según Sherill, quien ha analizado la Alcaldía desde
la administración de John Lindsay, sostiene que nunca ha escuchado tan fuertes
palabras contra un alcalde, a pesar de que ha habido tensión entre el sindicato
de policía y otros mandatarios en el pasado.
“Aquí se necesita un gran compromiso a favor de la
civilidad y la calma”, sostuvo el experto.
Por
MARLENE PERALTA/Edlp
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