NUEVA YORK (30 Diciembre 2014).- Cuando se habla de latinos en la alcaldía se suele
mencionar a los altos rangos como la Presidenta del Concejo Melissa
Mark-Viverito, pero si de verdad quiere hablar con alguien que conoce cada
rincón de la Alcaldía y a todos los funcionarios que trabajan en ella, pregunte
por Ramón Paredes.
El conserje dominicano ha trabajado dentro del
edificio municipal ubicado en el bajo Manhattan por 20 años, desde la
administración de Rudolph Giuliani, y sus compañeros lo señalan como uno de los
empleados más antiguos del ayuntamiento.
Paredes (57), quien reside en el Alto Manhattan,
sabe las mañas y personalidades de los últimos tres alcaldes y de concejales,
pero prefiere ser discreto. "En boca cerrada no entran moscas",
contestó cuando El Diario intentó saber algunos de los secretos dentro del
ayuntamiento mientras limpiaba el vestíbulo. "Solo puedo decir que de aquí
sale el periodismo y todo lo que se mueve en la ciudad".
Paredes es uno entre muchos latinos que trabajan en
el Ayuntamiento y cuyos cargos son cruciales para el funcionamiento diario del
edificio municipal más importante y antiguo de la ciudad, que alberga las
oficinas del Alcalde y la cámara del Concejo Municipal.
En la cabina de entrada se sienta el puertorriqueño
Ángel Rivera, parte del equipo de vigilancia. "Yo me encargo de la
seguridad adentro y de los alrededores de City Hall", comentó el oficial
de 42 años, con 22 años de experiencia.
El agente Rivera, experto en entrenamiento de armas,
está encargado de revisar la identificación de todo el que entra a la Alcaldía,
ya sea a pie o en carro. "Aunque algunas veces me digo que tengo que
ponerme una camiseta que diga guía turístico y no policía", explica el
agente en medio de carcajadas, luego de indicarle a un extranjero la ubicación
del edificio municipal donde se efectúan los casamientos.
Una vez se entra al lobby del histórico edificio
gubernamental, en el primer pasillo a la derecha se ve la recepción del Concejo
Municipal donde trabaja Ivette Molina. La puertorriqueña forma parte del equipo
de seguridad encargado de mantener el orden en el Pleno, donde se llevan a cabo
las batallas políticas más candentes.
Los trabajos de los latinos en el edificio tienen
sus altas y bajas. En sus ocho años en el Concejo, Molina (53) cuenta que la
situación mas difícil que le ha tocado presenciar fue "cuando muchos
activistas que participaban en una audiencia pública sobre vivienda se
amarraron de las sillas y tuvimos que llamar al NYPD para que
interviniera", relata la residente de Brooklyn.
Paredes por su parte observa que al pasar los años
el español se escucha con más frecuencia en los pasillos, así como también la
presencia de latinos de varias nacionalidades.
"La representación de todos los países aquí es
necesaria", dice. "Y te doy un ejemplo simple. Aquí hubo un evento
dominicano una vez y a última hora el concejal que lo organizó se dio cuenta que no tenía bandera
dominicana, y adivina quien la consiguió", comentó sonriendo y sin querer
mencionar el nombre del funcionario.
Por
MARLENE PERALTA/Edlp
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