MADRID (24 Febrero 2015).- A la hora de diagnosticar
una enfermedad, el tiempo es esencial. Más aún si se trata de una tan sumamente
contagiosa como el ébola, cuya epidemia actual, la peor hasta el momento, ya ha
dejado 22.894 contagiados y 9.177 muertos.
Sin embargo, los plazos en que se desarrolla este
virus no permiten, en muchas ocasiones, que los diagnósticos lleguen tan pronto
como se desearía, especialmente si la enfermedad se desarrolla en lugares
remotos de África donde el transporte y el acceso a infraestructuras médicas es
complicado.
En el brote que hoy se está viviendo, y tal y como
explica a este periódico Olimpia de la Rosa, responsable médica de la Unidad de
Emergencias de Médicos Sin Fronteras (MSF), el ébola se diagnostica mediante
una extracción de sangre que se lleva al laboratorio, donde, a través de un
análisis de reacción en cadena de la polimerasa (conocido como PCR), se hace un
test de ARN para detectar los genes del virus del ébola en la muestra.
Si el laboratorio donde se analizan las muestras
está cerca del centro de ébola, "en unas cuatro o seis horas podemos tener
el resultado", explica De la Rosa, pero si el laboratorio está lejos,
"los tiempos pueden ir de uno a tres o cuatro días".
Teniendo en cuenta esto, el Massachusetts Institute
of Technology ha desarrollado un test que permitiría diagnosticar el virus del
ébola (y otras fiebres hemorrágicas como la amarilla o la del dengue) en unos
10 minutos.
Kimberly Hamad-Schifferli, uno de los responsables
de la investigación, explica a EL MUNDO cómo funciona la prueba: "El
paciente añade una pequeña muestra de sangre, que se absorbe a través del
dispositivo, y si la persona está infectada, aparecerá una banda de color
distinta para cada enfermedad: rojo para el ébola, verde para el dengue y
naranja para la fiebre amarilla".
Se trata de la primera vez que se utilizan estas
bandas de colores hechas con nanopartículas que cambian de color dependiendo de
su tamaño.
Aunque este test de diagnóstico rápido todavía no
está disponible (sus responsables señalan que están trabajando con la Agencia
Estadounidense del Medicamento para aprobarlo), y se desconocen aspectos
importantes sobre el mismo, como su precio, De la Rosa señala que una prueba de
estas características sería útil en los casos en los que el laboratorio para
analizar las muestras de sangre esté muy lejos, pero que, "si tenemos el
laboratorio al lado, una diferencia de entre 15 minutos o cuatro horas tampoco
es algo tan importante para la gestión del brote, sino que es asumible".
Aunque ni MSF ni ninguna otra organización está
utilizando este test, ya que todavía no está aprobado, De la Rosa explica que
el problema de estas pruebas "es que, mientras que con un PCR hay un 100%
de fiabilidad sobre el diagnóstico, estos test rápidos no dan tanta
certeza".
"No sólo hay que tener en cuenta el tiempo,
sino también la sensibilidad y la especificidad del resultado", recuerda
De la Rosa, que ha trabajado en numerosos brotes de ébola.
En este sentido, explica que "tener un
resultado en 10 minutos siempre es muy conveniente, pero si no nos da una
certeza del 100%, siempre vamos a necesitar también un PCR". Además, tal y
como apunta esta experta, "el problema con el ébola es que no puedes dejar
márgenes de error, tienes que asegurar el diagnóstico".
En cualquier caso, De la Rosa señala que, si bien en
MSF no están utilizando esta técnica actualmente, "sí que estamos
siguiendo todas las informaciones muy de cerca, porque podría tener ventajas en
determinados entornos".
Por
CLARA MARÍN/El Mundo
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