AGUSTÍ VILLARONGA CONVIERTE LA REPÚBLICA DOMINICANA en La Habana para su nuevo filme
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SANTO DOMINGO, República Dominicana (16 Abril
2015).- Cinco semanas lleva el director mallorquín Agustí Villaronga,
convirtiendo diversos enclaves de la República Dominicana en la capital de
Cuba, escenario donde se desarrolla “El rey de la Habana”, su última película,
basada en la novela homónima del escritor cubano Pedro Juan Gutiérrez.
Primero en San Pedro de Macorís, al este del país, y
ahora en Santo Domingo, el equipo de rodaje recrea, en rincones humildes, casi
míseros, la atmósfera de la historia de Reinaldo, un adolescente recién
escapado de un correccional que se lanza a las calles la capital cubana durante
los duros años 90, y que un día conoce a Magda, una superviviente como él.
Villaronga se encontró, como muchos otros directores
europeos y americanos antes que él, la negativa de las autoridades cubanas para
rodar en La Habana, escenario natural de la historia, por lo que la República
Dominicana se convirtió en una especie de alternativa forzosa.
Así pues, el proyecto se convirtió en una
coproducción con el país, en la que participan profesionales y técnicos
españoles y dominicanos, y cuyo reparto es íntegramente latino, con Maykol
David Tortolo, Yordanka Ariosa, Héctor Medina, Ileana Wilson, Chanel Terrero y
Jazz Vila en los principales papeles. “Al principio -confiesa durante una
entrevista con fe en Santo Domingo-, me daba mucho miedo venir a rodar aquí, ya
tenía las localizaciones hechas en La Habana, que es un sitio muy especial, con
una decadencia hermosa, y la República Dominicana es un país más rico, que ya
esta en evolución… Sin embargo, hay zonas que aún conservan ese aire
decadente”.
“Luego, al trabajar aquí con el equipo dominicano,
me he dado cuenta de que están muy preparados. El boom del cine es algo
reciente aquí, de los últimos tres o cuatro años, pero siendo gente joven están
a un nivel muy bueno, con lo que la experiencia de rodar aquí está siendo muy,
muy buena”, asegura el cineasta, que atiende a Efe aprovechando un parón en el
rodaje, causado por la lluvia. Villaronga destaca también la buena disposición,
la amabilidad y las facilidades que han encontrado, y que han transformado ese
“susto” inicial, por no saber “qué te vas a encontrar en una país que no
conoces”, en una experiencia grata.
Vivencia positiva, sí, aunque el rodaje es duro, con
largas jornadas para filmar muchas secuencias de noche y tempestades, sumadas
al fatigante calor húmedo del Caribe, y a las tormentas intensas que, casi cada
tarde desde que el equipo llegó a Santo Domingo hace más de una semana, han
descargado agua sobre el set de rodaje a eso de las cinco de la tarde.
Es evidente que las restricciones del Gobierno
cubano para rodar en la isla benefician a otros enclaves de la región, como ha
ocurrido en este caso, pero el director español cree que el futuro
cinematográfico de la República Dominicana no depende, en absoluto, de factores
como este, ni de otros. “Están haciendo un avance y una formación muy rápida”
en esta industria, que les evitará “la necesidad de hacer suministros para
películas americanas o europeas”, porque ellos mismos tienen mucho nivel,
vaticina Villaronga, que asegura haber visto ya unas cuantas cintas
dominicanas.
De hecho, “mucha gente española de la profesión está
viniendo aquí, porque ven mucha más vida… El mercado español está mucho más
copado, y aquí hay un ambiente joven, un sector que, al estar naciendo, da
cabida a gente de fuera”, señaló el cineasta, que también aludió a las ayudas
que recibe el cine dominicano.
El equipo aún tiene una semana por delante en el
país para terminar de grabar las escenas de esta adaptación de la novela, que
Pedro Juan Gutiérrez escribió justo después de la Trilogía sucia de la Habana,
“con su mismo espíritu, pero más sencillo y centrado en un personaje muy de la
calle”, cuenta Villaronga.
Lo que más le gusta de la historia es que “se fija
en una realidad que apenas se ha tocado, y que a algunos cubanos les molesta
mucho que los trate un extranjero”, explica. Es una película donde “todo está a
flor de piel, es muy de los sentimientos, y donde todos son muy salvajes, casi
te diría que excesivos, van al límite; y donde las pasiones, el sexo y el amor
se entrelazan”, cuenta el cineasta.
El componente sexual es “muy importante” en el
relato, pero “no tiene nada que ver con producciones como ’50 sombras de Grey’,
ni con nada que se le parezca”, bromea Villaronga. “En una vida con muchas
carencias”, como la de los protagonistas, “el día a día consiste en poder
comer, en subsistir; y la forma de divertirse, que es gratis, es poder
chingar”.
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