AUSTIN (16 Abril 2015).- El estado de Texas ejecutó
hoy a Manuel Garza, un hombre de origen latino que en 2001 arrebató el arma a
un policía que trataba de detenerlo y le disparó en la cabeza en la ciudad de
San Antonio.
A Garza, de 34 años, lo declararon muerto a las
18.40 hora local tras ser ejecutado con una inyección letal en la cárcel de
Huntsville, según notificó el Departamento de Justicia Criminal de Texas.
Sus últimas palabras fueron: "Gracias a todos
por estar aquí. Siento mucho todo el dolor que he causado a mi familia, amigos
y especialmente a la Policía. Seguramente me odien. Lo que sucedió con 'Rocky'
sucedió muy rápido, de hecho no estoy seguro de lo que realmente pasó. Que Dios
los bendiga, nos vemos en el otro lado".
A la ejecución acudieron como testigos la madre de
Garza y su esposa, con la que se casó después de ingresar en prisión, además de
la hermana del policía muerto y cuatro compañeros de la institución.
Los hechos
El crimen se remonta a la noche del 2 de febrero de
2001, cuando el agente John Anthony Riojas, conocido como "Rocky" y
también de origen latino, encontró a Garza merodeando en un aparcamiento y
procedió a identificarlo.
Según reportes de la época, los agentes del
Departamento de Policía de San Antonio tenían órdenes específicas de evitar el
hurto de vehículos ante la oleada de robos que se vivía en la ciudad.
Garza, que acumulaba cinco órdenes de captura, dos
de ellas por robo de vehículos, trató de escapar, pero Riojas lo alcanzó y,
durante el forcejeo, el hoy ejecutado arrebató el arma reglamentaria al
policía, le disparó en la cabeza y huyó dejándolo malherido.
Riojas, que tenía 37 años, murió pasada la
medianoche en un hospital de San Antonio, mientras que Garza fue localizado y
detenido horas después.
En el juicio, celebrado un año después, el jurado
tardó menos de una hora en declararlo culpable del crimen, y menos de tres en
sentenciarlo a muerte.
Amplio historial criminal
A sus 20 años, Garza acumulaba 14 detenciones como
adulto, y en su historial ya constaban condenas por robo, allanamiento y
posesión de drogas, todas como menor.
Su padre había muerto de sobredosis de heroína
cuando él era adolescente y abandonó la escuela antes de terminar sus estudios.
Garza se convirtió así en el sexto preso ejecutado
este año en Texas -el tercero de origen latino-, y el decimotercero en todo el
país.
Cifras de ejecuciones
Desde que el Tribunal Supremo reinstauró la pena de
muerte en 1976, 1,407 reos han sido ejecutados en Estados Unidos, 524 de ellos
en Texas, el estado que más la aplica con diferencia.
Tras esta ejecución, a Texas tan sólo le quedan dos
dosis de pentobarbital, el sedante que usa en sus inyecciones letales, que
presumiblemente empleará en las próximas semanas con Richard Vásquez (23 de abril)
y Robert Pruett (29 de abril).
Una vez agotadas esas inyecciones, es incierto lo
que sucederá con otros tres presos que tienen sus ejecuciones programadas entre
mayo y junio, ya que todos los estados están afrontando dificultades para
abastecerse de suministros letales.
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