VALDOBBIADENE (23 Mayo 2015).- Un frondoso castaño
de Indias y un toldo gris adosado al verdoso autobús del Tinkoff Saxo cobijan a
Alberto Contador de la molesta lluvia mientras estira músculos en el rodillo de
calentamiento previo al inicio de la contrarreloj. Pedalea concentrado, con
gafas oscuras y montura rosa, con la cabeza a un palmo del autocar, de espaldas
a los espectadores que le contemplan. Máxima concentración antes de afrontar la
durísima crono de Valdobbiadene: 59,4 kilómetros, la primera mitad con un
trazado llano y la segunda, con un perfil montañoso.
En las orillas del canal del río Sile, que surca
Treviso formando caprichosas islas, el público se arremolina junto al cuartel
general rodante del equipo ruso para observar las evoluciones del gran
damnificado de la llegada a Jesolo. También el gran favorito. Una herida en la
espinilla de la pierna izquierda no le impidió dormir con tranquilidad en el
hotel Bahía de Mare, donde varios técnicos del equipo trasladaban colchones
protegidos con fundas negras. La moda de las 'camas ambulantes' del Sky ha
tenido gran acogida entre las otras formaciones de este frenético Giro.
El madrileño, siempre meticuloso con el material
elegido para afrontar las contrarrelojes, ha madrugado para probar la bicicleta
preparada por el eficiente mecánico Faustino Muñoz, que ha levantado un par de
centímetros el manillar para pedalear menos tendido y no forzar los movimientos
del hombro lesionado. Junto a su jefe de prensa, Jacinto Vidarte, se ha
marchado hasta Treviso para inspeccionar el recorrido de la crono. Tras
examinar las curvas y los cambios de rasante ha regresado a su hotel, siempre
alejado de las cámaras de televisión y reporteros gráficos. El pinteño no deja
nada a la improvisación, incluso minutos antes de tomar la salida, sigue
trabajando dentro del moderno autobús del Tinkoff, con cristales tintados para
evitar las miradas indiscreta de los curiosos.
El secreto del éxito del pinteño radica en su alto
sentido de la profesionalidad y su interés por las novedades tecnológicas
relacionadas con el ciclismo. Él mismo decide los tubulares adecuados para
afrontar una cita tan complicada como la de Valdobbiadene, con un firme mojado
y peligroso.
El madrileño sabía que la crono sería determinante.
Por eso partió fortísimo y lanzó un mensaje intimidatorio a sus rivales. En los
10 primeros kilómetros aventajó a Fabio Aru en 11 segundos y a Rigoberto Urán
en 34. Siete kilómetros después la renta ascendió a 48 y a 1.05, respectivamente.
Más lejos se quedaba un decepcionante Richie Porte. Contador volaba, sólo le
superaba en intensidad Vasil Kiryenka, pero el bielorruoso no es enemigo para
la general. El español dobló a Mikel Landa cerca del ecuador de la prueba, tres
minutos de pérdida para el vitoriano. Casi la mitad de margen cedía Aru,
atrancado en los tramos de subida, un tiempo ligeramente inferior a Urán. Los
números fueron creciendo progresivamente a favor del madrileño -Aru se dejó
2.47 minutos y Uran 2.31- hasta el final de una jornada apoteósica, con la
reconquista de la 'maglia rosa' y con un Giro perfectamente encaminado.
PABLO
DE CALLE/El Mundo
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