Stephen Curry es el chico de moda de la NBA, de eso
no hay discusión. Está en camino de llevar a lo más alto a un equipo, los
Warriors, que hace 40 años no ganan un anillo. El baloncesto del MVP es una
delicia de movimientos acompasados y mortales y, sobre todo, de eficacia en el
lanzamiento exterior. Pero al base le están robando absolutamente el
protagonismo mediático durante los playoffs. Y no, no se trata de LeBron James.
Antes y, sobre todo después de cada partido, la
expectación es máxima sobre las 'actuaciones' de Riley, su pequeña de dos años,
'trending topic' inmediata. Rizos castaños, piel morena, ojos azules y un
torrente de desparpajo. Toda una 'viral superstar'.
Todo comenzó tras el primer partido de la Final de
la Conferencia Oeste ante los Rockets. No es el primer jugador que se hace
acompañar por su hijo en la sala de prensa, pero ninguna como Riley para el
'show'.
La niña, hija de Stephen y su mujer Ayesha (actriz canadiense),
absolutamente desatada ante las cámaras, llegó a pedir a su padre que guardara
silencio mientras intentaba responder, como buenamente podía, a las preguntas:
"Hablas muy alto papá, cállate".
Riley ha repetido actuación en algún postpartido
más, pero durante el primer duelo de la Final también dejó otro guiño para su
colección. Fue el saludo, tierno beso incluido, antes del balón al aire, toda
una conjura que volvió a dar suerte a Stephen.
Por
LUCAS SÁEZ-BRAVO/El Mundo
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