PARÍS (5 Junio 2015).- Stanislas Wawrinka, suizo,
octavo cabeza de serie, buscará mañana su segundo título del Grand Slam frente
al vencedor del partido entre Novak Djokovic y Andy Murray. Se impuso a
Jo-Wilfried Tsonga, decimocuarto entre los favoritos, por 6-3, 6-7 (1), 7-6 (3)
y 6-4, después de tres horas y 46 minutos de un partido intensísimo, disputado
bajo un terrible calor. El jugador francés, también semifinalista en 2013,
cuando fue derrotado por Ferrer, deberá seguir esperando para tomar el relevo
de Henri Leconte, el último hombre de esta nacionalidad en plantarse en el
duelo definitivo, en 1988.
París era un sofoco. Wawrinka gobernaba el partido
con notable autoridad: una derecha aquí, un revés cruzado que obligaba a su
rival a mostrar las carencias con el golpe, abismal la diferencia con respecto
a la galanura del suizo, y otro francés que parecía llamado sin mayor oposición
a quedarse a las puertas de la final de Roland Garros. Nada invitaba a pensar
en una confrontación abierta, con distintas alternativas. El calor irrumpió hoy
casi de sopetón sobre la capital francesa. París era Melbourne. Ambos tenistas
se aplicaban bolsas de hielo sobre la zona cervical en los descansos. Dos
treintañeros peleando a brazo partido por una plaza en el encuentro definitivo.
Con set arriba y un 'break' en el segundo, la
ventaja del suizo asomaba sustancial. No había indicios de que Tsonga pudiera
invertir la suerte del partido. Tenaz, como en sus dos encuentros previos,
resueltos tras consumirse los cinco sets, ante Berdych y Nishikori, el de Le
Mans aguardó su momento y devolvió la estabilidad al marcador para empatar a
cuatro.
No cesaría la amenaza de Wawrinka, que tuvo medio
partido en sus manos en el undécimo juego del segundo set. Fueron cinco pelotas
de 'break' antes de llegarse al desempate, todas ellas resueltas por un
inspirado Tsonga, tirando de sus mejores argumentos: el servicio y la derecha.
Más de ocho minutos duró un juego cuyo peso se aventuraba evidente en el
desenlace del set. Tardaría Stan en olvidar el helvético las oportunidades
perdidas. Su primer 'tie break' fue de sonrojo.
Wawrinka, que salvó 16 bolas de 'break' y sumó 60
golpes ganadores, fue atendido de una ampolla en el dedo corazón de la mano
derecha y precisó un analgésico. Estábamos en los primeros juegos del tercer
parcial. Tremendo el desgaste de los dos jugadores, que peleaban por plantarse
en su segunda final de un 'major'. El suizo aprovechó con éxito la suya, el
pasado año, en Australia, imponiéndose a Nadal. Tsonga se quedó en el intento
contra Djokovic, seis años antes, en idéntico escenario.
El tercer parcial volvió a definirse en el 'tie
break', esta vez sin mediar rupturas y en favor del visitante, que bajo la
inercia rompió en el comienzo del cuarto. La brecha no encontró réplica.
Campeón este año en Chennai y Rotterdam y semifinalista en Australia, el suizo,
que decayó en su rendimiento a partir de entonces, tal vez desestabilizado por
el divorcio de su esposa, está de nuevo en una gran final. Derrotó a Tsonga, al
implacable sol y a las ilusiones de una hinchada un año más víctima del
desencanto.
Por JAVIER MARTÍNEZ/El Mundo
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