PARÍS (4 Junio 2015).- Un año después de fallar en su primera tentativa, en
las semifinales de Wimbledon, Lucie Safarova, que salió con el 13 en el dorso,
se planta en su primera lucha directa por un título del Grand Slam. Ganó a Ana
Ivanovic por 7-5 y 7-5, en una hora y 52 minutos.
Poco que discutir. Un tenis apabullante, sólo
cuestionado ayer por sus propios nervios. Fueron éstos los que la detuvieron de
entrada. Ivanovic se marchó plácidamente en el marcador y sirvió con 5-2. Ahí
se inició el derroche de golpes de la jugadora checa, que antes del partido ya
tenía garantizado su ingreso en el 'top ten'. Quebró en el segundo juego del
segundo parcial y pareció tomar la directa hacia el objetivo. Suele costar
poner el candado a los partidos, y más en un tenis femenino donde las emociones
poseen un peso a menudo paralizante.
Con 5-4 y saque, Safarova cometió tres dobles
faltas, una de ellas al enfrentarse al primero de sus puntos de partido. Sólo
la detenía el miedo ante una situación desconocida. Recobró rauda la autoridad
perdida. Volvió a sacar y esta vez no perdonó. La segunda bala letal golpeó en
la diana. Ivanovic, que volvía a la penúltima ronda siete años después de
levantar la copa, estuvo más lejos del triunfo de lo que indican los números.
El triunfo de Safarova en octavos ante Sharapova,
defensora del título, no fue un accidente. Bien sabe de su poder Garbiñe
Muguruza, superada en cuartos. Es tiempo de Safarova. Con 28 años, ha tardado
en llegar, pero ya está aquí. Dispuesta a presentar sus credenciales ante
Serena Williams o Timea Bacsinszky en la final del sábado.
Por
JAVIER MARTÍNEZ/El Mundo
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