LONDRES (25 Julio 2015).- Es Usain Bolt de nuevo, recuperado el vértigo,
insensible ante las dudas, el tiempo otra vez vencido. Estadio Olímpico de
Londres, donde tres años atrás estalló sobrenatural, este viernes el jamaicano
confirmó su condición divina. En un mes llegará al Mundial de Pekín como debe,
como favorito, pese a dos temporadas repletas de bolos y lesiones. Sobre un
tartán mojado por la lluvia y con viento en contra (-0,8 m/s), en la reunión de
la Diamond League más pomposa, venció en 9,87 segundos tras una salida nefasta.
Firmó así la duodécima mejor marca del año, aunque antes ya había dado
espectáculo: en la ronda clasificatoria, dejándose ir en los últimos 40 metros
y también contra la naturaleza (-1,2 m/s), marcó el mismo tiempo.
Dos cronos para recuperar la esperanza, no se
observa crepúsculo pese a sus 28 años, Río de Janeiro espera que desafíe sus
récords. Como siempre vitoreado por la afición, volvió a bailar unos pasos de
reggae en la salida, se pavoneó como habitúa entonces y voló, otra vez, voló,
aunque en la meta maldijo. Un 'fuck' repentino y una mano abierta al aire para
certificar, con su inconformismo, su regreso. Respecto a otras carreras este
año, el cambio fue evidente. Antes de ausentarse de París, Lausana y los Trials
de Jamaica y, tras su habitual fiesta de abril en la playa de Río de Janeiro
(10.12 los 100), en Ostrava (20.13 los 200) y Nueva York (20.29 los 200) se le
había visto perplejo, alarmado por su propio cuerpo, incluso triste.
Todo eso quedo atrás junto a las molestias en la
pierna izquierda que le trató el milagroso médico alemán Hans-Wilhelm
Müller-Wolhlfahrt y una dieta malsana: no habrá más empachos de 'nuggets' de
pollo, "ahora sólo verdura", se resignaba. A partir de hoy, la
principal preocupación de Bolt son sus rivales estadounidenses, 'crecidos' en
su ausencia. Michael Rodgers le desafió al finalizar segundo en 9.90 segundos,
pero el USA Team posee mayores bazas: Justin Gatlin, poseedor de las cuatro
mejores marcas del curso (9.74, 9.75, 9.75 y 9.78) ambiciona más que nadie el
duelo en China con el mito, el veinteañero Trayvon Bromell (9.84) se presenta
ya como futuro y Tyson Gay (9.87 y 9.88) continúa siendo una opción.
Como el jamaicano, otra estrella de los últimos
Juegos Olímpicos se exhibió de vuelta. En los 3.000 metros de casa, Mo Farah,
huyendo de las insinuaciones de dopaje que persiguen a su entrenador Alberto
Salazar, ganó con un tiempo de 7:34.66, marca líder del curso, por delante del
marroquí Othmane El Goumri y el keniano Emmanuel Kipsang. Una última recta
desbocada corroboró que otro doblete suyo en Pekín, el tercero consecutivo, es
más que posible. Como ya hizo en los 5.000 metros de la última reunión de
Lausana, el británico supo administrar para aparecer en el momento debido. Antes
de la carrera, comentó que esperaba una victoria para dejar atrás la pesadilla
mediática de las últimas semanas. Bien, ya la tiene. Ahora...
Por
JAVIER SANCHEZ/El Mundo
No hay comentarios.: