PEKÍN (27 Agosto 2015).- Un hito que sólo lograron
ocho hombres, ninguna mujer: tiranizar una prueba durante una década, encadenar
cuatro oros mundiales. Michael Johnson (400), Hicham El Guerrouj (1.500), Haile
Gebreselassie y Kenenisa Bekele (10.000), Ezekiel Kemboi (3.000 obstáculos),
Serguéi Bubka (pértiga), Iván Pedroso (longitud) y Lars Ridiel (disco). Ahí es
nada, toda la modernidad. Desde este jueves en esa lista también está Usain
Bolt y su prueba fetiche, los 200 metros. La distancia que le invitó a correr,
le colocó ante las cámaras y le hizo leyenda; la distancia en la que puede
extender su zancada inaudita, tan ligera como robusta.
Las escasas incertidumbres que quedaron pendientes
el pasado domingo en los 100 metros se esfumaron. Confirmado: la temporada
sabática, de lesiones y fiestas, apenas trastocó su rendimiento. Como no hubo,
no hay nadie capaz de batir al jamaicano y no lo habrá. "Dejar de dudar de
mí", exclamó ante los micrófonos de la BBC (un mensaje dirigido al
'comentarista' Michael Johnson), unas palabras que ya había recitado sobre la
pista. Entró en la meta señalando su propio pecho orgulloso y no era para
menos: clavó el cronómetro en 19.55 segundos, la mejor marca de la temporada y
el décimo mejor tiempo de siempre.
Si hubo duelo con Justin Gatlin, fue muy desigual.
Bolt realizó una de sus mejores salidas de su carrera (con un tiempo de
reacción de 0.147 segundos, sólo superado por el 'disparo' de su récord
mundial, de 0.133) y en la curva ya era campeón. Afrontó la recta con ventaja
y, como habitúa, 'frenó' al resto con en los últimos 20 metros, cuando las
fuerzas ya flaquean. El estadounidense sólo pudo amarrar la plata por delante
del sudafricano Anaso Jobodwana y rendirse ante su figura: si tras su primera
derrota este campeonato se fue a llorar a los brazos de su madre, tras la
segunda se sentó junto a su aclamado 'verdugo' y le regaló varios aplausos.
En el Estadio Olímpico de Pekín, pues, donde siete
años atrás, en los Juegos Olímpicos, empezó su reinado, Bolt exageró el mismo y
se acercó a los mejores números posibles. Consiguió su décimo oro en los
Mundiales mejorando el récord de nueve que sólo un cuarto de hora antes había
establecido Allyson Felix y se colocó en disposición de atrapar a su
compatriota Merlene Ottey. Sumando sus dos platas de Osaka 2007, ya acumula 12
medallas, a sólo dos, de la plusmarca de la velocista caribeña que, eso sí,
sólo fue campeona en tres ocasiones. Lejos queda ya el duelo histórico con Carl
Lewis, que hasta su aparición era el mejor hombre con 10 metales, ocho dorados.
Por
JAVIER SÁNCHEZ/El Mundo
No hay comentarios.: