SANTIAGO DE CUBA (22 Agosto 2015).- En su cuarto y último día de misión apostólica
en Cuba, el papa Francisco ofició esta mañana una misa en la Basílica Menor del
Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona nacional y a quien
describió como "la primera discípula".
En la misa, que inició poco antes de las 8:00 a.m.,
el papa Francisco dijo que "cada vez que miramos a María volvemos a creer
en lo revolucionario de la ternura y el cariño", e hizo un llamado a los
miembros de la Iglesia Católica en Cuba a "salir de casa" a llevar la
palabra de Dios a cuantos sitios sea posible.
"Como María, queremos ser una iglesia que
sirve, que sale de casa, que sale de los templos, que sale de sus sacristías
para acompañar la vida, sostener la esperanza. Como María, madre de la caridad,
queremos ser una iglesia que salga de casa para tener puentes, romper muros,
sembrar reconciliación", expresó el sumo pontífice ante un atestado
santuario, en cuyo exterior se colocó una pantalla gigante y cientos de sillas
para acomodar más feligreses.
El papa Francisco agradeció a "las madres y
abuelas" cubanas que, como María, fueron signos de visitación, fe y
valentía al mantener viva la devoción a Dios y a la Virgen de la Caridad, cuya
imagen fue hallada en aguas de la bahía de Nipe, en la provincia de Holguín, en
1612.
"El alma del pueblo cubano fue forjada entre
dolores y penurias, que no lograron apagar la fe. Esa fe se mantuvo viva
gracias a tantas madres y abuelas que siguieron haciendo posible, en lo
cotidiano del hogar, la presencia viva de Dios, del Padre que libera,
fortalece, sana, da coraje y es signo de refugio seguro", agregó, al
recordar que este mes se cumplen 100 años de la carta que los soldados cubanos
le enviaron al papa Benedicto XV pidiéndole que declarara a la también llamada
Virgen Mambisa patrona nacional, lo que ocurrió al año siguiente.
"Generación tras generación, día tras día,
estamos invitados a renovar nuestra fe. Estamos invitados a vivir la revolución
de la ternura como María, madre de la caridad. Estamos invitados a salir de
casa, a tener los ojos y el corazón abiertos a los demás. Nuestra revolución
pasa por la ternura, por la alegría que se hace projimidad y la
compasión", dijo el obispo de Roma, quien, como ayer en Holguín,
identificó a los enfermos, presos y ancianos como los más necesitados.
El papa Francisco finalizó su mensaje indicando que
"el mayor regalo que podemos dejar" es, como María, aprender a salir
de casa por los senderos de visitación y aprender a orar con ella, porque su
oración es gloriosa. "Es la memoria viva de que Dios va en medio nuestro,
memoria perenne de que Dios ha auxiliado a su siervo como lo había prometido a
nuestros padres".
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