SANTO DOMINGO, República Dominicana (6 Enero 2016).-
El accidente cerebrovascular o ataque cerebral es un tipo de enfermedad
cerebrovascular, es decir, una enfermedad que afecta a los vasos sanguíneos que
riegan el cerebro. Anteriormente, el ataque cerebral se denominaba «apoplejía»,
un término que deriva del griego «plesso» y que significa «golpear». Los
síntomas pueden aparecer de forma gradual o repentina, pero las causas
subyacentes de un accidente cerebrovascular generalmente están presentes muchos
años antes.
La Asociación Americana del Corazón (AHA) calcula
que cada año aproximadamente 795.000 estadounidenses sufren un primer accidente
cerebrovascular o una recurrencia. Los que sobreviven pueden quedar
paralíticos, sufrir problemas emocionales o padecer trastornos del habla, la
memoria o el juicio. El grado de la lesión o del trastorno depende de cuál haya
sido la arteria obstruida y durante cuánto tiempo quedó obstruida.
La mayoría de los accidentes cerebrovasculares se
producen en personas mayores de 65 años de edad. Aunque muchos de ellos se
producen sin advertencia previa, existen ciertos síntomas físicos que pueden
advertirnos que estamos sufriendo un accidente cerebrovascular. Hay que
aprender a reconocerlos.
¿Qué es un accidente cerebrovascular?
El accidente cerebrovascular es una lesión cerebral
que también puede afectar gravemente al cuerpo. Se produce cuando se interrumpe
el riego sanguíneo a una parte del cerebro o cuando se produce un derrame de
sangre en el cerebro o alrededor de él.
El cerebro es una gran masa de tejido blando
compuesto de miles de millones de células nerviosas. Es el principal centro de
control del organismo y nos permite ver, oír, saborear, oler, hablar y caminar.
También es el centro de control de los pensamientos, las emociones, la memoria,
el juicio y la conciencia.
Las células nerviosas del cerebro necesitan un
suministro constante de oxígeno y azúcar (glucosa), los cuales son
transportados por la sangre. Cuando la sangre no puede llegar a ciertas partes
del cerebro, se interrumpe el suministro de oxígeno a esas zonas. Esto se
denomina isquemia. Sin oxígeno, mueren las células cerebrales. Cuanto más
tiempo esté el cerebro privado de sangre, más grave será el daño cerebral. La
zona de tejido muerto ocasionado por la isquemia se denomina infarto.
El flujo de sangre al cerebro puede interrumpirse de
dos maneras:
Cuando un grumo de sangre, lo que se denomina
«coágulo sanguíneo», obstruye una arteria del cerebro o del cuello.
Cuando se rompe una arteria debilitada del cerebro.
Como las células cerebrales controlan el movimiento,
parte del cuerpo puede quedar paralizado tras un accidente cerebrovascular. Si
éste afecta al lado derecho del cerebro, el lado izquierdo del cuerpo puede
quedar paralizado. Si afecta en cambio al lado izquierdo del cerebro, el lado
derecho del cuerpo puede quedar paralizado.
Los efectos de un accidente cerebrovascular pueden
ser leves o graves, transitorios o permanentes. Algunos pacientes se
restablecen completamente en cuestión de días, mientras que otros nunca se
restablecen. La gravedad de un accidente cerebrovascular depende de:
la región del cerebro que haya sido afectada,
la extensión del daño en las células cerebrales,
la rapidez con la que el organismo logra restablecer
el flujo sanguíneo a las partes lesionadas del cerebro,
la rapidez con la que las zonas intactas del cerebro
logran compensar, suplir o asumir las funciones que antes eran realizadas por
la zona lesionada.
¿Cuáles son las causas de un accidente
cerebrovascular?
Alrededor del 88 % de los accidentes
cerebrovasculares son ocasionados por un coágulo sanguíneo o la obstrucción de
una arteria que lleva sangre al cerebro. Este tipo de ataque cerebral se
denomina «accidente cerebrovascular isquémico». Existen dos tipos de accidentes
cerebrovasculares isquémicos: trombosis cerebral y embolia cerebral.
El 12 % restante es ocasionado por vasos sanguíneos
rotos o dañados que derraman sangre en el cerebro o alrededor de él. Este tipo
de ataque cerebral se denomina «accidente cerebrovascular hemorrágico». Existen
dos tipos de accidentes cerebrovasculares hemorrágicos: cerebral y
subaracnoideo. Los accidentes cerebrovasculares hemorrágicos producen más
muertes que los isquémicos, pero los pacientes que sobreviven a un accidente
cerebrovascular hemorrágico se recuperan mejor y sufren menos discapacidades de
larga duración.
Síntomas de alerta de un accidente cerebrovascular
Los síntomas más comunes son:
Debilidad o entumecimiento en el rostro, el brazo y
la pierna en una mitad del cuerpo.
Ceguera o deterioro visual repentinos, especialmente
cuando se produce en un solo ojo.
Pérdida de la capacidad del habla, habla
ininteligible o dificultad para entender lo que le dicen.
Un cambio reciente en la personalidad o en la
capacidad mental.
Dificultad para tragar.
Dolor de cabeza (generalmente intenso y repentino) o
cambios en el tipo o la frecuencia de los dolores de cabeza, migrañas
inclusive.
Mareos, falta de coordinación o pérdida del
equilibrio al caminar o trastornos de la audición de origen desconocido,
especialmente si la persona presenta los anteriores síntomas de advertencia.
Ataques isquémicos transitorios (AIT).
Los AIT, también
denominados «miniaccidentes cerebrovasculares», generalmente se producen cuando
un coágulo sanguíneo obstruye transitoriamente una arteria del cerebro o del
cuello. Esto impide que una parte del cerebro reciba la sangre que necesita.
Los síntomas de los AIT son similares a los de un accidente cerebrovascular
grave. Los AIT pueden comenzar súbitamente y generalmente duran sólo unos
minutos. Rara vez se prolongan más de una o dos horas. Como sólo afectan a una
zona reducida del cerebro, es posible que la persona tenga sólo una leve idea
de que existe un problema.
Los AIT son uno de los principales síntomas de
advertencia de que posiblemente se produzca muy pronto un accidente
cerebrovascular. De las personas que han sufrido uno o más AIT, más de un
tercio sufrirá un accidente cerebrovascular. En aproximadamente la mitad de
estos casos, el accidente cerebrovascular se producirá dentro de un año de
haber sufrido el AIT.
En caso de un accidente cerebrovascular, es esencial
recibir asistencia médica lo antes posible. Las primeras tres horas son las más
importantes. Según la Asociación Nacional de Ataque Cerebral de los Estados
Unidos (NSA), el 42 por ciento de los pacientes que sufren un accidente
cerebrovascular espera tanto como 24 horas antes de acudir al hospital (el
promedio es de 13 horas). Según la NSA, los pacientes generalmente no acuden
inmediatamente al hospital porque no se dan cuenta de que están sufriendo un
accidente cerebrovascular, piensan que no hay tratamiento para un accidente
cerebrovascular y por lo tanto no hacen nada, o deciden esperar por si los
síntomas desaparecen solos.
Consulte inmediatamente al médico si usted o alguien
que usted conoce tiene alguno de los síntomas de un AIT o de un accidente
cerebrovascular.
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