NUEVA YORK (11 Febrero 2016).- Su récord ha sido encontrar once ratones
en un día. Así es la vida de Margarita Matías, de 67 años, y quien vive en el
990 de Bronx Park South. “Los ratones se lo quieren comer a uno. Todos los días
cojo a un ratón en las diferentes trampas”, dijo Matías, quien no sólo debe
poner estos aparatos en sus clósets, sino también en las mesas de la cocina.
Ella es una de muchos residentes que el miércoles
realizaron una protesta contra Isaac Herskovitz y su compañía, la que es dueña
de al menos quince edificios en El Bronx y otras zonas de la ciudad. En la
manifestación participaron los arrendatarios de cinco edificios, cuatro en la
calle Bronx Park South y otro en el 2079 de Mohegan Avenue, en el mismo barrio
de West Farms.
“En la ciudad entera vemos una práctica de préstamos
depredadores. Los desarrolladores compran los edificios por mucho más de lo que
valen, pensando en que después pueden sacar a los arrendatarios y vender por
más”, dijo Sheila García, vicedirectora de Organización en CASA. “Esta empresa
tiene uno de estos préstamos y esto hace que los inquilinos vean una mala
calidad de vida. No hay buena mantención y se les hacen cobros que no
corresponden”.
Los vecinos –en su mayoría latinos y mayores de
edad– no sólo dicen que sus edificios están infestados de ratas, ratones y
cucarachas, sino que también deben convivir con la falta de calefacción y de
agua caliente. “Esto ha sucedido los últimos dos años. Cambió el dueño y ahí
empezó el problema”, dijo Eddie Vázquez, de 61 años y que vive con su madre.
“Mi mamá tiene cáncer y diabetes y tiene 80 años. Con el frío y su artritis no
puede dormir de noche”.
Vázquez dice que durante la tormenta Jonás el frío
se sintió especialmente. “En esta cuadra tuvimos más de 27 pulgadas. Fue muy
difícil. Tuvimos poquita calefacción. Sólo la prendieron en la noche y después
de un rato se apagó”, comentó el hombre.
Los vecinos dicen que llaman constantemente al 311
para solucionar estos problemas, pero que ya están cansados. “Ellos hacen
reparaciones parche, para que cuando la ciudad venga, vea que la mejora está
hecha, pero en realidad éstas no solucionan el problema”, dijo Sheila García,
quien cree que esta situación podría implicar que la gente deje de denunciar.
“La gente ya muchas veces no llama al 311, porque ve que las soluciones se
demoran o no se realizan”.
Para Guadalupe Ortiz, una niñera de 52 años que vive
hace 33 en el edificio, todo esto es una lástima, considerando cómo eran las
cosas cuando ella llegó al lugar. “Esto era diferente. Era limpiecito y no habían
ratones. Ahora tenemos ratones, ratas, cucarachas”, comentó Ortiz. “El elevador
está sucio, huele mal. Las escaleras no las limpian. Hay ventanas donde no se
puede mirar para afuera”.
En el año pasado, en su edificio -ubicado en el 968
de Bronx Park South-, casi no tuvieron calefacción. “Yo tenía que dormir con
toda mi ropa puesta”, recordó Ortiz.
“Estas son prácticas de los caseros, que ellos las
hacen pensando en que los inquilinos no conocen sus derechos y no van a hacer
nada”, dijo Sheila García, de CASA. Otra organización cercana a los residentes,
el Proyecto de Desarrollo Comunitario del Centro de Justicia Urbana, está
asesorando a los vecinos y realizará una demanda contra los caseros en nombre
de los inquilinos.
Mientras tanto, los residentes siguen intentando
buscar soluciones desesperadamente. “Yo veo al administrador del edificio todos
los días”, concluye Eddie Vázquez. “No hace nada. Yo le grito, pero no hace
nada”.
Inspecciones
En el Departamento de Preservación y Desarrollo de
Vivienda (HPD) explicaron que han realizado numerosas inspecciones for
calefacción y agua caliente en esos edificios, pero que no han tenido denuncias
por ratas (tema que corresponde al Departamento de Salud).
En el edificio de 990 Bronx Park South han encontrado
23 violaciones, en el de 984 encontraron 47 y en 8 violaciones en el último
año. El edificio de 2079 Mohegan Avenue ha tenido 11 violaciones. El HPD invita
a los vecinos a llamar al 311 y denunciar cualquier condición peligrosa o
negativa.
Por
JUAN PABLO GARNHAM/El Diario La Prensa
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