ALICIA ALONSO INVITA A “SIEMPRE DANZAR”

LA HABANA, Cuba (22 Mayo 2016).- Alicia Alonso es la cara del Ballet Nacional de Cuba (BNC) y una de las figuras más imponentes de la danza clásica a nivel mundial, pero también es un personaje icónico de la revolución cubana, que ve con esperanza el acercamiento histórico que vive su país con Estados Unidos.

Sobre esa nueva era en la relación Cuba-Estados Unidos, sobre el BNC y su futuro, sobre su visita a Puerto Rico para presentar su máxima obra “Giselle” el próximo 11 y 12 de junio en la Sala de Festivales del Centro de Bellas Artes, entre otros temas, la “Prima Ballerina Assoluta” accedió a dar sus puntos de vista a El Nuevo Día.

Tras todos estos años de intenso trabajo, ¿en qué etapa se encuentra el Ballet Nacional de Cuba?

Tenemos un reconocimiento internacional y nacional muy favorable, por nuestro trabajo. El Ballet Nacional de Cuba es reconocido entre las grandes compañías de danza en su género, y es una institución muy querida por el pueblo cubano. Puedo decir con orgullo que el ballet en Cuba es hoy un arte popular.

 ¿Qué le queda por hacer al Ballet?

 Pues, mucho. Si vemos el futuro abierto, podríamos decir que hasta infinito, lo que queda por delante será aún más que lo que hemos hecho.

 ¿Hacia dónde se dirige, cuáles son sus retos?

 Hay que consolidar lo logrado y luchar por el perfeccionamiento de sus resultados.

 ¿Cuál ha sido el secreto para mantener la excelencia a pesar de las dificultades económicas del país?

 Pues trabajar, trabajar y seguir trabajando. Tratar de suplir las carencias con imaginación y creatividad. Somos parte del espíritu de nuestro pueblo, que ha actuado así durante años.

 ¿Cuáles han sido los desafíos principales que han tenido que enfrentar?

 Muchos. El robo de talentos desde el exterior es uno de ellos. Porque podemos dar a nuestros artistas una ética, un repertorio excepcional. El honor de trabajar para un pueblo, de heredar el rigor de una tradición, pero no podemos competir ofreciendo mayores beneficios materiales o económicos que los que ofertan otros. Ahí dependemos de los principios morales, del sentido de pertenencia y de otros valores.

 ¿Alguna falla que no debió ocurrir o alguna que persiste?

 Seguramente existirá alguna, pero tratamos con honestidad de que no ocurra. La perfección es una meta, y los errores una posibilidad humana.

¿De dónde saca Cuba tanto talento? ¿Cómo se desarrolla ese banco de estrellas?

 Hay una frase cubana que algunos le han puesto hasta ritmo, que dice: “Sí, señor, el pueblo cubano es un pueblo bailador”. Eso podría decirse también de los puertorriqueños y de los latinos en general. Cuando hay un gran instinto para el baile folklórico, y se dan las condiciones para asumir técnicas internacionales, los resultados suelen ser notables. Tenemos la “escuela cubana de ballet”, magníficos profesores, una tradición y un pueblo que quiere bailar. El resto, como decía antes, es una cuestión de trabajo y más trabajo.

 ¿Cuáles son esas figuras que jamás olvidará y quiénes prometen llenar esos espacios en el futuro?

He conocido grandes figuras y tuve la suerte de trabajar con muchas de ellas. Solo por citar algunas, en el campo de la coreografía, recuerdo a Fokine, Balanchine, Massine y Tudor, por ejemplo. Todos aportaron grandes momentos a la danza, pero hoy surgen otros abriendo nuevos caminos.

¿Al igual que el deporte, las artes cubanas, incluidas el ballet, sufren de alguna forma de éxodo, ¿cómo lo han enfrentado, cuánto daño ha hecho y cómo lo proyectan al futuro?

 Antes hablé de esto. A veces, se entregan recursos, tiempo y amor para formar a artistas, con el objetivo de que mantengan y engrandezca la tradición, que continúen lo logrado. Pero algunos deciden otros caminos, impulsados por el dinero o una fantasía de grandeza individual, que, por cierto, pocas veces consiguen. Lo enfrentamos, a veces con dolor, pero con fuerza, para seguir formando nuevos creadores, nuevos talentos.

 ¿Cuáles son esos grandes recuerdos que tiene Alicia Alonso, esos que saltan a la memoria de inmediato cuando piensa en el Ballet Nacional de Cuba?

 Su pregunta abarca una inmensidad imposible de resumir. Recuerdo los primeros tiempos, los pasos iniciales tratando de desarrollar una compañía de ballet clásico profesional en Cuba, la nueva etapa que nos abrió la Revolución, los grandes éxitos internacionales, tanto de mi carrera individual como con el Ballet Nacional de Cuba. He tenido la dicha de una vida larga y ser testigo y participante de una historia llena de grandes momentos.

 ¿Y esos que prefiere olvidar?

 No creo que el olvido sea una buena fórmula, porque nos perdemos la experiencia.

¿A estas alturas del juego, ¿hay algún proyecto o idea inconclusa en su  vida?

 Quisiera ver un amplio desarrollo en el ballet de la América Latina y el Caribe. Se ha avanzado mucho en algunos países, pero queda bastante por hacer.

 Alicia Alonso es una figura no sólo de la cultura, sino de la política cubana. ¿Cómo se conjugan esos dos roles a veces tan parecidos y a veces tan lejanos?

 La política también es una forma de cultura, y ésta, aunque se pretenda lo contrario, nunca es totalmente ajena a la política. Para mí, ha sido algo tan espontáneo como respirar, ambas cosas son parte de una misma vida.

¿Cómo ve el acercamiento en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos?

 Lo veo con esperanza, con un sentido positivo, pero sin hacerme ilusiones exageradas. Queda mucho por avanzar, hay contradicciones que siempre van a existir, porque forman parte de la esencia del sistema de cada país.

¿Cómo afectará el panorama político ese acercamiento?

 Pues no soy una experta para emitir juicios como ese.

 ¿Y el cultural?

 En la cultura, creo que casi todo puede ser ganancia, sobre todo si no somos miméticos, si nos cuidamos de seguir siendo nosotros mismos

Como autoridad moral del país, ¿cree que Cuba va en la dirección correcta?

Eso tratamos de hacer, buscar nuestros propios caminos, sin temer cambiar lo que haya que cambiar, según nuestra soberana opinión. Se trabaja mucho, con las mejores intenciones, en favor del mejoramiento de nuestro pueblo.

¿Cómo proyecta el futuro de Cuba, cómo lo ve alguien que ha vivido los mejores y peores momentos de la Revolución?

 El futuro de Cuba lo veo necesariamente mejor. En ese sentido, mi optimismo es total.

 ¿Qué le parece esta oportunidad que se le ha presentado de que el Ballet se presente en Puerto Rico?

 Para nosotros Puerto Rico es siempre algo muy especial, y cada nueva visita nos llena de regocijo. La oportunidad me parece estupenda.

 ¿Qué puede esperar la audiencia puertorriqueña?

 En esta ocasión verá la escenificación de “Giselle”, una de las grandes obras del ballet romántico, una obra maestra de la danza escénica mundial, que nos muestra el estilo de toda una época. Pero verá la obra a través de una visión nuestra. Esperamos del público puertorriqueño la comprensión, la indulgencia y que una vez más nos muestre su atenta sensibilidad.

 ¿Algún mensaje a la otra ala del pájaro?

 Que la seguimos sintiendo cercana, semejante y aliada en el empeño de alcanzar las alturas, de remontar el firmamento.

Y para terminar, tras tantos años de vida intensa: ¿algo de qué arrepentirse o de lo que quisiera dar vuelta al tiempo?

 Mejor asumir lo vivido y esperar más tiempo para seguir viviendo.

¿Cuál sería el epitafio de Alicia Alonso?

 Jamás me ocupo de conclusiones que impliquen el final de la vida.

 ¿Algún pensamiento de cierre?

 Danzar, siempre danzar.

 ¿Cómo definiría su vida?


 Un vuelo indefinible y maravilloso.

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