MADRID (7 Mayo 2016).- Andy Murray llevó a la agonía
a Rafael Nadal, y a veces hasta la desesperación, y le venció por 7-5 y 6-4,
para lograr por segundo año consecutivo la final del Mutua Madrid Open, donde
el británico espera rival del partido de esta noche entre el serbio Novak
Djokovic y el japonés Kei Nishikori.
Montecarlo y Barcelona quedan atrás para Nadal,
campeón en los dos torneos, que llevaba 13 victorias consecutivas sobre tierra.
Está fuera de Madrid y le espera Roma la próxima semana, para enderezar el rumbo
hacia Roland Garros. Esa es su hoja de ruta ahora..
Este sábado, el de Manacor movió durante muchas
veces su cabeza en sentido negativo. No le salía lo previsto, lo planeado.
"Remó", como se dice en el argot tenístico, ante el tenis directo de
Murray, y el de Dunblane fue notablemente superior.
El duelo entre los dos últimos campeones olímpicos
fue más que una batalla en la pista Manolo Santana. Las condiciones no
favorecían a Nadal con el día gris y la humedad de la central, que permaneció
con el techo abierto. Y las bolas se hicieron enormes, como temía el español
que en la previa se había refugiado lacónicamente en una frase: "espero
que no se repita lo del año pasado".
A Rafael le pesaba más la bola que al escocés, que
posee un tenis directo, contundente, un mejor servicio y una inteligencia privilegiada
en la dejada, quizás su mayor mejora en los últimos tiempos, con la que ya
avisó cuando neutralizó al checo Tomas Berdych en cuartos.
La espina de Montecarlo, donde Nadal se impuso en
tres sets, motivó a Andy, que a pesar de ver rebajada su ventaja de 5-2 en el
primer set, con 5-5, supo mantener los nervios y romper en el duodécimo para
llevarse el primer parcial con un "restazo" descomunal de revés que
dejó clavado al español.
Eso le faltó a Nadal, más clarividencia en el ataque
y ser más agresivo, pero su tenis no le dio para más. Cada vez que arriesgaba
el descontrol con su derecha se hacía patente y eso mermaba sus posiciones de
ataque. Murray en cambio, esperaba la oportunidad para moverle, y resolvía con
acierto las ocasiones de rotura del zurdo de Manacor, que solo acertó con dos
de trece en todo el encuentro.
Ese fue el sino de Nadal. Demasiadas oportunidades
para resquebrajar la moral de Murray que se daba cuenta además que aunque
flojease con su servicio siempre encontraba otro, bien esquinado o a la
cruceta, capaz de sacarle del apuro.
El resto de Nadal no funcionó como primera medida
para dominar el punto a continuación, y eso se notó también en exceso, porque
Murray se sintió tranquilo y sin presión, y desde el fondo podía reorganizarse
con acierto.
Nadal se golpeó el pecho cuando salvó la primera
bola de partido, tras un revés de Murray fuera de los límites y ahí pareció
haber encontrado el coraje que le había faltado. Pero fue un espejismo. Murray
serenó de nuevo sus latidos y confirmó poco después que en Madrid le tiene
tomada la medida al campeón español.
Con su victoria, el británico impidió al de Manacor
que logre en Madrid romper la igualdad con el argentino Guillermo Vilas en
cuanto a títulos obtenidos en tierra batida (49), aunque todavía quedan los
escenarios de Roma y París para intentarlo.
El número dos del mundo, que debe ganar el torneo
para mantener su posición mundial el próximo lunes, se enfrentará en la final
de mañana domingo, a partir de las 18:30 horas, contra el ganador del encuentro
de esta noche (20:00 horas) entre el serbio Novak Djokovic (1) y el japonés Kei
Nishikori (6).
Nadal es el único que ha sido capaz de revalidar el
título en Madrid (2013 y 2014) en las 15 ediciones de este torneo. Murray lo
intentará ahora con la moral por las nubes.
No hay comentarios.: