CARACAS, Venezuela (Junio 2016).- Maestro panadero, Julio Noguera
hacía una vida plácida hasta que la panadería donde trabajaba cerró por falta
de harina de trigo. Hoy, este hombre de 50 años se ve obligado a buscar
alimentos descartados en un basural de un mercado pues no ha vuelvo a conseguir
trabajo.
“Vengo a buscar alimentos aquí porque si no me muero
de hambre”, dijo Noguera tras rescatar del suelo una decena de papas que
estaban en medio de un lote repleto de barro y con fuerte olor a humedad. “Con
esta situación nadie ayuda a nadie, y nadie le da un plato de comida a
alguien”.
La comida que rescata, señaló, la consume o la vende
en la calle para llevar algo de dinero a su humilde vivienda en la popular
barriada capitalina de Antímano donde vive junto a su hermana.
Noguera no está solo. El derrumbe de la economía
como consecuencia de la caída de los precios del petróleo ha obligado a los
venezolanos a convivir con una nueva realidad, en la que alimentarse resulta
una batalla diaria y con frecuencia no queda otra alternativa que buscar comida
en los basurales, desafiando la suciedad y el pútrido olor a alimentos
descompuestos.
Una desbordada inflación, que se estima podría
rondar este año el 720%, y una escasez de la mayoría de los artículos básicos
están golpeando el estómago de más de la mitad de la población, según reveló
una encuesta nacional sobre condiciones de vida de los venezolanos que
realizaron en el 2015 tres de las principales universidades del país. El
estudio también reveló que un 12% de la población hace dos o menos comidas al
día.
Las filas cada vez más largas de personas que se
aglomeran desde la madrugada a las puertas de los supermercados y los
crecientes casos de saqueos e intentos de saqueos de comercios han pasado a ser
moneda corriente. Según la organización Observatorio Venezolano de
Conflictividad Social, en mayo pasado ocurrieron 52 saqueos y 36 intentos de
saqueo, comparado con los 10 saqueos y 13 intentos de enero. Esas cifras han
ido aumentando cada mes.
El fenómeno de la recolección de alimentos en los
basureros no es algo nuevo en Venezuela y no está debidamente cuantificado,
pero analistas coinciden en que en los últimos tiempos puede haber habido un
aumento en este tipo de casos debido a la crisis económica.
“Parece bastante claro que hay proporciones muy
importantes de la población que están empezando a intentar sobrevivir de la
basura” en medio de la crisis, expresó el sociólogo Carlos Aponte,
profesor-investigador del Centro de Estudios del Desarrollo de la estatal
Universidad Central de Venezuela, quien estima que las condiciones de vida de
los venezolanos se han agravado aún más este año en comparación con el 2015 y
2014.
Cada tarde, poco antes del anochecer, una inusual
actividad atrapa la atención de centenares de presurosos transeúntes en la
popular barriada de La Candelaria, en el centro de la capital. Un pequeño grupo
de jóvenes, ancianos, y mujeres con niños pequeños, trajeados con humildes
vestimentas y de delgada contextura, se aglomera en los alrededores de un
improvisado depósito de basura instalado en medio de una acera al aire libre y
comienzan a escarbar entre los desperdicios.
En el antiguo y anárquico mercado mayorista de
Coche, al oeste de Caracas, los espacios dedicados al depósito de frutas y
verduras descompuestas también se han convertido en centro de recolección para
enfermeras, estudiantes, pequeños comerciantes, desempleados y hasta grupos
familiares de origen humilde que viajan desde localidades vecinas como
Charallave y Santa Teresa del Tuy, que están a unos 30 kilómetros al oeste de
la capital, para rescatar alimentos de la basura.
La encuesta sobre condiciones de vida de los
venezolanos del 2015, que elaboraron las Universidad Católica Andrés Bello de
Caracas, Universidad Central de Venezuela y la Universidad Simón Bolívar,
reveló que un 76% de la población está en pobreza de ingresos, superando
considerablemente el registro del 2014, que fue de 52,6%. Desde el 2013 las
autoridades no difunden cifras sobre pobreza.
A pesar de la compleja situación económica, el
mandatario Nicolás Maduro ha insistido en la defensa de los diferentes programas
sociales, conocidos como las “misiones”, que creó su antecesor, el fallecido
Hugo Chávez, para atender a los sectores más vulnerables del país.
Maduro sostiene que la crisis que enfrenta Venezuela
es consecuencia de una “guerra económica” promovida por empresarios y sectores
opositores que buscan desestabilizar el gobierno y golpear a los mayoritarios
sectores pobres, donde se concentra el grueso de los seguidores del
oficialismo.
En uno de los basurales, Mónica Espinosa, madre
soltera de 38 años, desempleada y quien reúne algún dinero preparando salsas
que vende a comercios, escarba entre los desperdicios junto con sus dos hijas,
de 12 y 13 años. Agregó que antes de consumir los alimentos rescatados los
limpia con agua caliente.
“Con la inflación que está pasando ahorita, la
situación se pone bastante difícil hasta para la gente que trabaja”, comentó la
delgada mujer de tez morena.
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