DETENIDO EDUARDO CUNHA, EL 'VERDUGO' DE DILMA ROUSSEFF POR PRESUNTA CORRUPCIÓN
RÍO DE JANEIRO (19 Octubre 2016).- Eduardo Cunha, ex
presidente de la Cámara de los Diputados de Brasil, ha sido detenido este
miércoles por su presunta implicación en escándalos de corrupción.
Comparado
frecuentemente con Frank Underwood, el maquiavélico protagonista de la serie
House of Cards, este ex parlamentario llegó a convertirse en una de las figuras
más influyentes de la política nacional al impulsar el proceso de destitución
contra Dilma Rousseff.
Cunha ha sido arrestado en Brasilia por orden de
Sérgio Moro, el juez encargado de la Operación Lava Jato, que investiga el
gigantesco esquema de sobornos y desvíos en la empresa semiestatal Petrobras.
La acción contra él tiene relación con sus cuentas
millonarias y secretas en Suiza.
La prisión preventiva -por tiempo indeterminado- se
justifica porque "la libertad del ex parlamentario representaba un riesgo
para la instrucción del proceso y el orden público", según un comunicado
del Ministerio Público Federal (MPF).
Los procuradores señalan que también existía
"la posibilidad concreta de fuga debido a la disponibilidad de recursos
ocultos en el extranjero, además de su doble nacionalidad italiana y
brasileña".
Esas mismas cuentas en Suiza le valieron el pasado
septiembre la anulación de su mandato como diputado, tras haber negado su
existencia ante una comisión parlamentaria.
Aunque ya no ocupa cargos públicos,
Cunha sigue perteneciendo por ahora al Partido del Movimiento Democrático
Brasileño (PMDB), el mismo del presidente de la República, Michel Temer.
A sus 58 años, el ex diputado responde por
corrupción pasiva, lavado de dinero y evasión de divisas en esta acción penal
que tiene ramificaciones hasta África. En concreto, las sospechas tienen
relación con la compra de un campo de petróleo en Benin en 2011, por parte de
Petrobras, en la que Cunha supuestamente recibió un soborno de 1,5 millones de
dólares.
Su mujer, la periodista Cláudia Cruz, también está
siendo acusada por "utilizar una cuenta a su nombre para ocultar la
existencia de esos valores".
Caídas en paraleloPese a que la historia brasileña
está llena de políticos que resurgen de las cenizas tras ser derribados por
escándalos, el arresto de Cunha parece marcar el final de su carrera o al menos
su alejamiento por una larga temporada.
Una caída casi simultánea, aunque muy
distinta, a la de su gran adversaria: Dilma Rousseff.Cunha y Rousseff -o Dilma,
como la conocen sus compatriotas- llegaron a ser aliados y compañeros de
coalición hace unos años, cuando ella ejercía su primer mandato como presidenta
y él todavía era diputado por Río de Janeiro y portavoz del PMDB.
Sin embargo,
su elección como presidente de la Cámara Baja a comienzos de 2015 multiplicó su
influencia sobre un grupo de parlamentarios rebeldes -una especie de Tea Party
en versión brasileña- y lo convirtió en líder informal de la oposición.
Desde
ese nuevo papel impulsó una agenda legislativa ultraconservadora y una serie de
proyectos "bomba" para descuadrar los presupuestos y perjudicar así
al Gobierno encabezado por el Partido de los Trabajadores (PT).
A finales de
2015, cuando ya estaba siendo investigado por mentir a sus colegas diputados
sobre las cuentas secretas en Suiza, el rival de Dilma se lanzó a la embestida
definitiva.
El 2 de diciembre, apenas unas horas después de que los
representantes del PT en el Consejo de Ética de la Cámara adelantaran que
votarían contra él, Cunha anunció a todo el país que acababa de autorizar el proceso
de "impeachment" (o impugnación) contra la presidenta.
El desenlace de
dicho juicio político es conocido, y ahora ni ella ni él ocupan los cargos que
desempeñaban hace un año.
Pero a diferencia del diputado ahora preso, la ex
mandataria todavía no ha sido acusada formalmente por ningún caso de
corrupción, sino que el Congreso la destituyó por un "crimen de
responsabilidad" relacionado con el maquillaje de las cuentas públicas.
LUIS
TEJERO/El Mundo
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