ACAPULCO, México (25 Noviembre 2016).- Los
investigadores hallaron 32 cadáveres y nueve cabezas en fosas clandestinas en
el estado mexicano de Guerrero, donde las autoridades dicen enfrentar una nueva
ola de violencia generada por grupos del narcotráfico.
Los hallazgos macabros ocurrieron en el municipio de
Zitlala, donde un grupo narcotraficante había instalado un campamento rural en
el que tenía secuestradas a personas y eliminaba los cadáveres de sus víctimas.
Cuando una patrulla conjunta del ejército y la
policía llegó al campamento a principios de semana encontró a un hombre
secuestrado y lo que parecían varias fosas clandestinas. Los investigadores
informaron inicialmente que habían encontrado decenas de cadáveres, pero días
después de efectuar varias excavaciones encontraron un total de 32 cuerpos en
17 fosas.
El campamento está cerca de la zona donde la semana
pasada fueron encontrados nueve cadáveres decapitados que fueron arrojados en
un camino. Las nueve cabezas encontradas en hieleras en el campamento podrían
pertenecer a esos cadáveres, según los investigadores.
La región es asolada por una lucha a sangre y fuego
entre dos grupos rivales del narcotráfico —los Rojos y los Ardillos— que
también se dedican a la extorsión, secuestro y homicidios. Sin embargo, la
violencia se ha propagado en las últimas semanas a otras zonas, al parecer por
los enfrentamientos entre otros grupos delictivos como La Familia, Guerreros
Unidos y los Tequileros.
El gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, condenó
lo que describió como la ola de brutalidad y salvajismo y su despacho se
refirió a la situación como una alteración del orden público a causa de la
delincuencia organizada.
El portavoz del Grupo de Coordinación Guerrero,
Roberto Álvarez Heredia, dijo que los soldados recorren la zona en busca de más
fosas clandestinas. Los investigadores intentan identificar a los cadáveres y a
los asesinos.
Guerrero vive un incremento de la violencia
relacionada con grupos delictivos. El gobierno anunció el lunes que ha
intensificado los patrullajes conjuntos del ejército y la policía en zonas
particularmente violentas.
Sin embargo, muchas localidades han integrado sus
propias fuerzas de autodefensa para enfrentar a grupos delictivos.
Los habitantes del pueblo de Ajuchitlán, donde una
decena de lugareños fueron secuestrados la semana pasada, han dicho que
combatirían por su cuenta a las pandillas.
Sin embargo, Astudillo anunció que 200 policías del
estado de Guerrero, con refuerzos del estado vecino de Michoacán, fueron
asignados a zonas montañosas remotas en un intento por encontrar a los hombres
desaparecidos.
En Tierra Colorada, cerca del puerto turístico de
Acapulco, grupos antagónicos de autodefensa han escenificado enfrentamientos
por el control de la localidad, lo que ha suscitado temores de que hayan tomado
bando en las disputas entre células delictivas.
Guerrero, un estado principalmente rural y donde
abunda la pobreza, registró 1.832 homicidios en los primeros 10 meses de 2016.
Si persiste ese ritmo, la tasa de homicidios en Guerrero alcanzará los 60 por
cada 100.000 habitantes. Esa cifra se acercaría a la tasa más alta que registró
el estado en 2012, de 68 homicidios por cada 100.000 personas.
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