56 AÑOS ASESINATOS HERMANAS MIRABAL

SANTO DOMINGO, República Dominicana (25 Noviembre 2016).- Este 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Fue declarado en reconocimiento a los sacrificios de las hermanas dominicanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, asesinadas en una fecha como la de hoy por esbirros del tirano Rafael Leonidas Trujillo Molina.

Las hermanas Mirabal, también conocidas como Las Mirabal fueron opositoras fervientemente a la dictadura de Trujillo. Una cuarta hermana, Bélgica Adela "Dedé" Mirabal, no tuvo un papel activo en las actividades hechas contra el dictador.

Aunque la hermana mayor, Patria, no tenía el mismo nivel de actividad política que las otras, pero las apoyaba; incluso prestaba su casa para guardar armamentos y herramientas de los insurgentes.

El triple asesinato se produjo en las  afueras de Puerto Plata.

El jeep se desplazaba las Mirabal por la serpenteante carretera y al llegar al puente de Marapica, fueron detenidos por cuatro hombres que iban en un cepillo, el cual atravesaron en medio del puente. Las tres mujeres fueron obligadas, a punta de pistola, a subirse al asiento trasero del vehículo de sus verdugos, mientras tres de estos se montaban con el chofer en el jeep, dirigiéndose hacia La Cumbre donde estaba la casa, en la que les esperaba el capitán Peña Rivera para darles las instrucciones finales.

Los dos vehículos entraron al patio de la casa. Las hermanas y el chofer fueron llevados a la fuerza por los sicarios dentro de la casa. De inmediato, Peña Rivera hizo una seña a de la Rosa para que actuaran, retirándose hacia una lejana habitación de la casa. Entró a la casa y los repartió entre sus otros tres compañeros que debían ejecutar el plan, al igual que pañuelos para ahorcar a las víctimas.

Fue así entonces que durante varios minutos unos quejidos y alaridos que no pudieron escucharse fuera de la estructura de la vivienda construida de adobe y forradas de caoba fueron emitidos, y con la respiración entrecortada, los sicarios dieron por terminada su labor de exterminio.


Los cuerpos de las mujeres y el hombre ya no hacían ningún movimiento convulsivo, las apalearon hasta morir para luego introducir los cuerpos en el coche y simular un accidente de tráfico. El sargento de la Rosa se dirigió entonces al aposento donde estaba Peña Rivera y le dijo: "Señor, misión cumplida".

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