TRUMP ES EL PRESIDENTE QUE TIENE GRANDES CONFLICTOS DE INTERÉS EN ESTADOS UNIDOS

WASHINGTON (12 Noviembre 2016).- Cuando Donald Trump empiece a trabajar en la Oficina Oval en enero, tendrá más potenciales negocios y conflictos de interés financieros que cualquier otro presidente en la historia de Estados Unidos. La forma y la transparencia con que aborde esos conflictos darán una idea preliminar del tipo de líder que planea ser y del tipo de administración que planea ejecutar.

La empresa privada que controla y supervisa Trump, la Organización Trump, posee una lucrativa gama negocios inmobiliarios, hoteles, campos de golf y operaciones de concesión de licencias – los cuales reportaron, tal vez, ingresos de hasta $557 millones el año pasado. (Trump informó esa cifra a la Comisión Federal de Elecciones a principios de este año, pero nunca ha sido verificada públicamente por un auditor independiente. Trump podría ayudar a aclarar el asunto dando a conocer sus declaraciones de impuestos, pero él rompió la reciente tradición presidencial y se negó a hacerlo).

Si bien la mayoría de los funcionarios federales que trabajan en la rama ejecutiva no pueden recaudar ingresos de negocios independientes mientras sirven en el Gobierno de Estados Unidos, las antiguas leyes de conflictos de intereses eximen al presidente de esa restricción. Por lo tanto, el presidente tiene la libertad para manejar negocios privados desde la Casa Blanca si así lo desea.

Dada esa libertad, los presidentes tradicionalmente han colocado sus inversiones personales tales como acciones y bonos en fideicomisos ciegos supervisados por terceros, los cuales toman decisiones independientes de inversión. La lógica aquí es que el presidente tiene la libertad de tomar decisiones oficiales sin tener que preocuparse por cómo estas podrían afectar su patrimonio.

No obstante, la mayor parte del patrimonio de Trump está vinculado a activos duros albergados bajo la protección corporativa de la Organización Trump. Esos activos no se colocan tan fácilmente en un fideicomiso ciego como ocurre con los valores. Trump ha dicho que quiere dejar a sus tres hijos mayores a cargo de su compañía. Eso funcionará bien, dijo Trump a todos aquellos que le han hecho esa pregunta.

“Voy a cortar las relaciones y haré que mis hijos y mis ejecutivos se encarguen de la empresa y no discutiré con ellos”, dijo a Fox News en septiembre. “Es tan poco relevante en comparación con lo que estamos haciendo para que Estados Unidos vuelva a su época de gloria”.

Si alguien todavía está preocupado porque el retorno de la gloria estadounidense se traduzca en grandes ganancias personales, Chris Christie, el gobernador de Nueva Jersey que se ha convertido en el ayudante de campo de Trump, ha asegurado lo contrario. Christie enfatizó que existirá un muro entre la presidencia de Trump y la Organización Trump. El mandatario recién electo y sus hijos, hablarán sobre “nietos” en lugar de acuerdos y dinero, dijo Christie.

“Escuchen, tanto el padre como los hijos tienen muchos temas de qué hablar fuera de los negocios”, dijo nuevamente Christie en una entrevista con la MSNBC en septiembre. “Son personas profesionales e inteligentes que, como podemos ver a través de sus declaraciones de impuestos, siguen el consejo de sus abogados y contadores. Y en este caso, creo cualquier abogado inteligente diría al nuevo presidente de los Estados Unidos: ‘Tienes que ausentarte de tu negocio’”.

Es difícil imaginar que podría ser tan fácil

Al igual que su campaña, las operaciones comerciales de Trump siempre han sido gestionadas por un puñado de personas, con Trump en el centro. Él y su familia son parte del sistema.

Además, ¿cómo abordas una empresa global cuyo valor primario deriva de los derechos de licencia y de denominación, especialmente cuando ese nombre pertenece al presidente de los Estados Unidos?

Y luego agreguemos esta complicación: la Oficina de Ética Gubernamental prohíbe a los miembros de la familia supervisar fideicomisos ciegos a nombre de aquellos que trabajan en el Poder Ejecutivo, por lo que los hijos de Trump podrían no tener derecho a dirigir el negocio familiar.

Todo esto es para decir que va a ser muy complicado; otra cosa más “sin precedentes” para agregar a la lista de sorpresas que Trump ha presentado en la campaña de 2016. Aquí, pues, están los conflictos potenciales más inmediatos que tendrían que resolverse antes de que Trump jure como el 45º presidente de los Estados Unidos:

Activos locales: todos los intereses de Trump en hoteles, bienes raíces, medios de comunicación y entretenimiento podrían en teoría beneficiarse de cualquier cambio legislativo y normativo que se produzca en Washington. Hasta que el público no tenga una mayor revelación fiscal y corporativa de Trump, será difícil discernir hasta qué punto persigue los resultados de la política sin considerar sus propios intereses empresariales. No tendremos manera de saber, por ejemplo, si un elemento de la reforma fiscal está beneficiando, digamos, a un grupo particular de inversores y desarrolladores inmobiliarios.

Trump ha pedido que se prohíba a aquellos que han servido en el Poder Ejecutivo y en el Congreso ejercer presiones sobre el Gobierno federal durante cinco años una vez que hayan dejado sus respectivos cargos. También quiere ampliar la definición de presión para cualquier persona cuyo título profesional sea el de “consultor” o “asesor”. Por otra parte, no está claro si esta prohibición simplemente abrirá el camino a un nuevo grupo de presión. Por ejemplo, Rudolph Giuliani, un posible miembro del gabinete de Trump, trabajó hasta hace poco para Greenberg Traurig, un estudio de abogados que ha ejercido presión en Washington sobre asuntos vinculados a los casinos en nombre de la Organización Trump.

Activos extranjeros: Trump registró más de 500 negocios en los documentos que presentó ante la Comisión Federal de Elecciones (FEC, por su sigla en inglés) y varios de ellos – que parecen ser hoteles, campos de golf y entidades de concesión de licencias – operan en varios países de Asia, el Medio Oriente y Europa del Este. Las revisiones de los acuerdos mundiales de comercio y de otras iniciativas financieras y diplomáticas que involucran a la Casa Blanca o que se originaron en ella, podrían potencialmente aumentar las perspectivas de algunos de esos negocios.

Bancos: Trump a menudo ha tenido grandes deudas a lo largo de su carrera, y su organización aparentemente debe hasta US$650 millones en la actualidad – parte importante de esa cifra se le adeuda a bancos extranjeros. Uno de los mayores acreedores de Trump es Deutsche Bank. En los documentos de la FEC, el presidente electo registró entre sus deudas $100 millones en préstamos de Deutsche Bank. El banco otorgó esos préstamos para el desarrollo de un campo de golf y para el nuevo hotel de Trump en Washington, D.C. Deutsche Bank, que actualmente atraviesa problemas financieros y que se encuentra bajo una investigación del Departamento de Justicia, ha sido uno de los bancos más prestigiosos de Alemania y ha estado íntimamente involucrado en el desarrollo de la economía alemana.

Litigios: Hay cerca de 75 causas pendientes que han sido presentadas por Trump o que se han presentado en su contra, entre ellas la investigación por fraude del mediático litigio que involucra a la Universidad Trump. El nuevo mandatario deberá aclarar cómo piensa resolver esos temas. Tal como ha informado mi colega de Bloomberg News David Voreacos, algunos expertos legales piensan que la mayoría de estos casos serán resueltos. La presidencia podría evitar que Trump sea llamado como testigo en algunos casos, pero eso no le dará inmunidad frente a las propias demandas.


Trump ha hecho campaña en base a la promesa de que irá a Washington a “drenar el pantano” de funcionarios públicos titulares y de conflictos éticos. Primero, debe recorrer un largo camino para dejar de lado su propia suciedad potencial, así nos aseguraremos de que Trump habla en serio.

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