SEÚL (6 Marzo 2017).- El IV Clásico Mundial de
Béisbol trae equipos «trampa», novenas que han llegado sin mucho estruendo a la
lid cumbre de las bolas y los strikes, pero que pueden sacarle un susto al más
fuerte de los adversarios… y así lo pudimos constatar desde el mismo kilómetro
cero del torneo.
En el pleito inaugural en el majestuoso Gocheok
Skydome de Seúl, la novena de Israel desbancó 2-1 a los anfitriones sudcoreanos
en un cerrado partido que se extendió a diez capítulos, y se definió por
infield jit impulsor del torpedero Scott Burcham.
Contrario a lo que todos los pronósticos indicaban,
los asiáticos no lograron imponer su poder ofensivo frente a los debutantes
israelíes, cuyos serpentineros se plantaron consistentemente en la lomita, al
punto de lograr diez ponches y dominar a los locales siete veces con corredores
en posición anotadora.
Pero la ofensiva visitante insistió desde bien temprano
y ya en el segundo capítulo tenían ventaja en la pizarra, un avance de lo que
venía. Los discípulos del manager estadounidense Jerry Weinstein tomaron la
delantera por boleto al cuarto madero Nate Freiman, doble del jardinero derecho
Zach Boronstein y par de bases consecutivas a Ryan Lavarnway y Tyler Krieger.
El descontrol fue el principal enemigo del abridor
sudcoreano
Won-Jun Chang en esa segunda entrada, y en sentido
general el pitcheo asiático presentó inusuales problemas para ubicar sus
lanzamientos en la zona y culminaron el desafío con nueve pasaportes gratis.
Esas dificultades, unidas a los ocho jits de Israel
mantuvieron contra la pared a Sudcorea, que logró sobrevivir en el marcador
gracias a la pobre oportunidad de los israelíes, que dejaron a 14 hombres en
circulación y produjeron de 9-1 con corredores en posición anotadora.
Esa letanía ofensiva y las continuas oportunidades
desaprovechadas para despegarse impulsaron a los sudcoreanos, que pusieron las
tablas en la mitad del encuentro, cuando el relevista Jeremy Bleich permitió
sencillo de Geonchang Seo que remolcó a Kyoung-min Hur, embasado por boleto de
Zack Thornton.
A esas alturas ya no estaba en el box Jason Marquis,
el abridor nacido en Nueva York con descendencia israelí, quien durante un
tercio no permitió libertades. Veterano de 38 años, 14 campañas de experiencia
en las Grandes Ligas estadounidenses y Todos Estrellas en el 2009, contuvo la
artillería local y marcó el camino de su escuadra.
Tras su salida, solo el titubeo de Thornton puso en
peligro la embestida israelí, que se concretó finalmente en el décimo episodio
para sorpresa de los 15 000 aficionados que colmaron las tribunas del Gocheok.
El octavo lanzador que utilizaron los sudcoreanos, Chang-Yong Lim, regaló
boleto a Ike Davis con un out y soportó jit de Ryan Lavarnway que metió a Davis
en tercera.
No obstante, puso la entrada a punto de mate con un
flojo elevado de Tyler Krieger, pero tanto va el cántaro a la fuente hasta que
se rompe. Los visitantes, que habían fallado siete veces con hombres en
posición anotadora y dos outs, ahora lograron la ventaja con infield jit
impulsor del torpedero Scott Burcham, quien tenía tres ponches en su cuenta.
Del cierre se encargó Josh Zeid, encargado de las
tres últimas entradas, en las cuales aceptó solo un jit, ponchó a cuatro y
regaló dos boletos.
Los próximos partidos del IV Clásico están pactados
para la próxima madrugada cubana, en la cual nuestra selección debutará en el
Tokyo Dome de Japón frente a los samuráis (5:00 a.m.). En Seúl, por su parte,
continuarán las acciones del grupo A con el choque entre Israel y Taipei de
China.
Por ALIET ARZOLA LIMA/Granma
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