DOS PERIODISTAS DE REUTERS CONDENADOS A SIETE AÑOS EN BIRMANIA POR "VULNERAR SECRETO ESTADO"
NAIPYIDÓ, Birmania
(3 Septiembre 2018).- Los periodistas Wa Lone, de 32 años, y Kyaw Soe Oo, de 28
años fueron condenados por "vulnerar el secreto de Estado" tras haber
investigado sobre una masacre de los rohinyás perpetrada por el ejército
birmano.
La justicia
birmana condenó este lunes a siete años de cárcel a dos periodistas de la
agencia Reuters acusados de "vulnerar el secreto de Estado" tras
haber investigado sobre una masacre de los rohinyás perpetrada por el ejército
de Birmania, al término de un juicio que daña aún más la imagen de la Premio
Nobel de la paz Aung San Suu Kyi.
"Como
ambos vulneraron el secreto de Estado, se les condena a siete años de cárcel
cada uno", declaró el juez Ye Lwin, ante una sala de audiencia abarrotada
de periodistas y diplomáticos.
"Seguimos
pidiendo su liberación", declaró a la AFP Knut Ostby, el representante de
Naciones Unidas en Birmania, poco después del anuncio del veredicto.
Wa Lone, de
32 años, y Kyaw Soe Oo, de 28 años, que estaban en prisión preventiva desde
diciembre de 2017, eran pasibles de penas de hasta 14 años de cárcel tras un
juicio muy controvertido en un país donde la independencia de la justicia es
cuestionada.
"El
gobierno puede encarcelarnos, pero no tapar los ojos y los oídos del
pueblo", gritó Kyaw Soe Oo dirigiéndose a los periodistas presentes en el
tribunal antes de ser subido a un furgón policial, para ser trasladado a la
cárcel.
Su mujer
estalló en lágrimas cuando el tribunal leyó el veredicto.
Esta condena
es un duro golpe para la libertad de prensa, maltratada en Birmania a pesar de
la esperanza sucitada por la llegada al poder de Aung San Suu Kyi en 2016.
La agencia
de prensa internacional Reuteurs denunció la condena y reiteró su solidaridad
con los periodistas.
"Esos
dos admirables periodistas ya han pasado casi nueve meses en la cárcel por
acusaciones falsas destinadas a silenciarlos y a intimidar a la prensa",
declaró Reuters en un comunicado.
"Esos
dos periodistas valiente obtuvieron las pruebas de que el ejército había
cometido crímenes masivos contra los civiles rohinyás" que "las
autoridades birmanas intentaron cubrir", declaró por su parte la ONG
Fortify Rights.
Las
autoridades acusaban a los dos reporteros birmanos de haber conseguido
documentos relacionados con las operaciones de las fuerzas de seguridad en el
estado de Rakáin, la región en el noroeste de Birmania en la que se produjo la
persecución de los rohinyás.
Los
periodistas investigaban la ejecución de los miembros de la minoría musulmana
en el pueblo de Inn Dimm.
Pocos días
después de su detención, el ejército reconoció que soldados y habitantes de
confesión budista de ese pueblo mataron a sangre fría a presos rohinyás el 2 de
septiembre de 2017.
De hecho,
siete militares fueron condenados a 10 años de prisión por esa masacre.
- Contexto de gran
tensión -
La sentencia
llega en un momento de gran tensión entre Birmania y la comunidad
internacional.
El lunes 27
de septiembre, investigadores de la ONU publicaron un informe en el que
califican de "genocidio" la persecución contra los rohinyás, acusan
directamente al ejército y critican el silencio de la dirigente birmana Aung
San Suu Kyi, que recibió el Premio Nobel de la Paz.
El martes 28
de septiembre, el Consejo de Seguridad de la ONU debatió la posibilidad de
denunciar al ejército birmano ante la justicia internacional.
El sábado
pasado, una centena de manifestantes exigió la liberación de los dos
periodistas en nombre de la libertad de prensa.
Más de
700.000 rohinyás tuvieron que huir de Birmania entre agosto y diciembre de
2017, tras una ofensiva del ejército birmano iniciada en represalia a los
ataques de rebeldes rohinyás contra puestos fronterizos, una persecución que la
ONU calificó, primero, como "limpieza étnica" y ahora como
"genocidio".
En los días
previos al anuncio de la sentencia se habían multiplicado los llamados a
liberar a los dos periodistas, destacándose los de Estados Unidos y la Unión
Europea.
A pesar de
las presiones, la justicia birmana mantuvo sus acusaciones.
Si los
documentos en posesión de los periodistas "se hubieran encontrado en manos
de los terroristas, éstos hubieran podido fomentar fácilmente nuevos
ataques", afirmó el pasado 20 de agosto en su alegato final el fiscal Kyaw
Min Aung.
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