CONFIRMAN IDENTIDAD DE JACK EL DESTRIPADOR MEDIANTE "EL ANÁLISIS GENÉTICO MÁS AVANZADO Y SISTEMÁTICO HASTA LA FECHA"
Un equipo de
expertos en ciencias forenses ha revelado los detalles de un estudio genético
que asegura haber confirmado la identidad de Jack el Destripador, el asesino
serial que aterrorizó a Londres a fines del siglo XIX asesinando a cinco
prostitutas y dejando los cuerpos cercenados de sus víctimas tendidos en las
calles de la capital británica.
El estudio,
cuyos resultados fueron publicados el pasado martes en la revista Journal of
Forensic Sciences, sugiere que esos crímenes los cometió un polaco judío
llamado Aaron Kosminski, que unos años antes había emigrado a Londres para
dedicarse allí al oficio de barbero.
Esa teoría
está basada en el análisis de ADN mitocondrial extraído de las manchas de
sangre y de esperma presentes en un chal que supuestamente fue encontrado en
1888 junto al cuerpo de Catherine Eddowes, la cuarta víctima del asesino.
Coincidencia
genética
Si bien el
nombre de Kosminski ya había sido señalado en 2014 como el del responsable de
los crímenes, esta es la primera ocasión en que los detalles de ese estudio son
publicados en una revista científica de revisión por pares, aclara el portal
Science Magazine.
Un barbero
demente
El
inmigrante polaco nació en la localidad de Klodawa, perteneciente entonces al
Imperio ruso. Una vez en Londres, se estableció junto a dos hermanos y una
hermana en la calle Greenfield Street, a menos de 200 metros del lugar donde
fue encontrado el cuerpo degollado de Elizabeth Stride —otra víctima de Jack el
Destripador— asesinada apenas una hora antes de que muriera Eddowes.
Kosminski
fue uno de los sospechosos considerados por la Policía, aunque su implicación
en los crímenes no pudo ser probada. Investigadores señalan que el hombre tenía
23 años cuando ocurrieron los asesinatos y que era esquizofrénico. Fue
internado en un centro psiquiátrico y murió allí a la edad de 53.
¿Muestras
contaminadas?
La nueva
publicación no tardó en despertar escepticismo entre otros científicos. Así,
Walther Parson, investigador forense de la Universidad Médica de Innsbruck
(Austria), criticó el trabajo por no detallar ninguna de las secuencias de ADN
en las que asegura estar basado y por remplazar estos datos clave por meros
gráficos de colores.
A su vez, su
colega de la misma casa de estudios, Hansi Weissensteiner, señaló que el
análisis de ADN mitocondrial solamente puede ser confiable para descartar el
parentesco entre dos personas y excluir, de esta manera, a un sospechoso, pero
no para identificar a una persona concreta. De modo que si bien el material
genético presente en el chal pudo haber sido de Kosminski, también pudo
provenir de otros miles de habitantes de Londres de aquel entonces.
Por último,
otros críticos señalaron la falta de evidencia fehaciente de que el chal fue
hallado en el lugar del crimen y que además, desde entonces pudo haber sido
contaminado por las personas que tocaron esa prenda con las manos.
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