NIÑO DE ORÍGEN DOMINICANO CON SÍNDROME DE DOWN MUERE AL CAER DE UN NOVENO PISO
NUEVA YORK (14 Octubre 2019El niño autista y con
síndrome de Down, Kingston Spencer, de siete años de edad, murió ayer miércoles
en el hospital Jacobi de El Bronx, después de ser declarado con muerte cerebral
tras caer de la ventana de un noveno piso cuando movió un pedazo de cartón que
cubría el hueco del aire acondicionado y cayó al pavimento, sufriendo graves
lesiones en el cerebro y otras partes del cuerpo.
El niño, que era nieto de la reconocida activista,
escritora y poetiza Lucila Rutinel Godoy, estaba con su madre Rossy Mancebo en
el momento de acercarse a la ventana y precipitarse al vacío, según relató ella
anoche a medios locales.
Dijo que el niño fue declarado muerto a las 4:05 de
la tarde de ayer después de estar varios días en un coma irreversible.
Los médicos lo sometieron a una cirugía de ocho
horas, pero no pudieron salvarle la vida.
La madre adelantó que autorizó la donación de todos
los órganos de Kingston a niños que los necesitan para que puedan sobrevivir en
su memoria.
Dijo que los médicos y el personal del hospital le
dieron una procesión de héroe al niño cuando lo llevaban al quirófano.
“Mi hijo no sobrevivió, muerte cerebral por el
impacto”, dijo compungida y llorosa la madre.
“Nadie se puede imaginar este dolor”, agregó.
“Donaremos los órganos para que se les trasplanten a
muchos niños que los necesitan, de lo cual estamos muy agradecidos”, señaló.
“Quiero mandar el mensaje de que esto, le puede
suceder a cualquiera, porque en minutos mi vida cambió. Yo estaba en la sala
con mi hijo y tirándonos fotos y haciéndonos videos de música y en un instante
todo cambió”, explicó la madre.
“Son niños que no conocen el peligro”, añadió.
Relató que la situación del niño la hizo superarse,
por lo que volvió a la universidad para poder seguir ayudándolo.
Por su parte, la abuela dijo que le dedicó a su
nieto siete años de amor, comprensión y estaba en el mundo del niño.
Pero explicó que el menor tenía obsesión por las
alturas.
Y en un trozo de poema que le dedicó al nieto, Rutinel
escribió que el niño era un vuelo de amor, paz y cariño.
Por MIGUEL CRUZ TEJADA
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