EL PRIMER POSITIVO EN LA HISTORIA DE MOTOGP: ANDREA IANNONE, SUSPENDIDO POR DOPAJE
MADRID (17 Diciembre 2019).- "Las agujas no están permitidas aquí, pero sé que las hay",
denunció el británico Cal Crutchlow el año pasado en una entrevista a 'GPOne'
y, para mayor gravedad, añadió: "El problema es que muchos pilotos son
unos vagos y no quieren entrenar todos los días". El Mundial de MotoGP se
puso las manos en la cabeza. La Federación Internacional de Motociclismo (FIM)
subrayó que nunca había habido un positivo, que no había razones para elevar la
alarma, pero, al mismo tiempo, aceptó que su sistema antidopaje era
insuficiente.
En realidad, comparado con deportes como el ciclismo, el atletismo o la
natación, es más que insuficiente. Sólo tres de los 24 pilotos del Mundial
-escogidos al azar- deben supeditarse cada temporada al programa ADAMS que
controla la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y éstos apenas pasan, como mucho,
un par de controles aleatorios al año. La ausencia de positivos era hasta el
momento una prueba de la ineficacia del sistema más que una demostración de la
limpieza de MotoGP y a partir de ahora no será ni eso.
Pese a la falta de controles que hay el Mundial ya hay un sancionado: es
el italiano Andrea Iannone.
En el pasado Gran Premio de Malasia celebrado en Sepang, el 3 de
noviembre, le recogieron una muestra de orina y en ella detectaron una
sustancia ilegal no especificada dentro del grupo de los esteroides
androgénicos anabólicos exógenos. En un comunicado, la FIM confirmó que el
piloto de 30 años del Aprilia Team no podrá participar en ninguna competición o
evento hasta que se resuelva el caso, aunque todavía puede pedir el análisis de
la muestra B. Pese a la gravedad de lo ocurrido, ni su equipo, ni el piloto ni
el resto de actores de MotoGP se pronunciaron durante la jornada al respecto
Una muestra de la inocencia en la que vive el deporte. Pese a que las
declaraciones de Crutchlow abrieron la puerta a que pilotos importantes como el
vigente campeón Marc Márquez demandaran más controles, dirigentes de la propia
FIM subrayaron el gusto por la polémica del británico y su posible visión
distorsionada por su amistad con el ciclista Mark Cavendish. El presidente de
la organización, Vito Ippolito, de hecho, llegó a argumentar que no mejoraba su
sistema por la "resistencia" de algunos pilotos, aunque luego también
argumentó que los protocolos antidopaje son caros. Al final, aceptó sin más
detalle que estudiaría las demandas de Crutchlow y Márquez y, si era necesario,
realizaría cambios.
Aunque en Moto2 ya hubo un positivo, el piloto privado Anthony West, que
en 2012 utilizó un estimulante parecido a la anfetamina, éste es el primero en
MotoGP, una rareza también propia del protagonista, Iannone. El italiano, con
una victoria en sus siete temporadas en la categoría -en 2016 en Austria-, es
uno de los pilotos más extraños del paddock, un tipo solitario. Con un talento
indudable, su personalidad quedó resumida el día que confirmó su marcha de
Ducati en 2016: la marca dudaba entre renovarle a él o a su compañero, Andrea
Dovizioso, y él resolvió el dilema con una acción salvaje en Argentina en la
que los dos acabaron por los suelos.
Su ímpetu es apreciado por los equipos, pero su vanidad usualmente le ha
apartado del resto. Capaz de completar una conversación hablando de sí mismo en
tercera persona, centrado en su carrera como modelo y en sus fotografías de
Instagram, su grupo de amistades es reducido. Ahora el positivo podría dejarle
fuera del Mundial -Aprilia podría darle su puesto al piloto probador, Stefan
Bradl-, aunque el reglamento de la FIM también es permisivo en ese sentido. En
el caso de West, por ejemplo, el organismo le impuso una sanción de sólo un mes
y la AMA tuvo que recurrir al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) para que
fuera castigado durante casi dos años. El proceso se alargó y mientras West
siguió corriendo por lo que, al final, sólo se le restaron sus modestos
resultados de manera retroactiva.
Por JAVIER SÁNCHEZ/El Mundo
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