MANAGUA, Nicaragua (1 Marzo 2020).- La poesía ya
había hecho de Ernesto Cardenal una figura de renombre internacional cuando una
fotografía cimentó el estatus icónico del sacerdote nicaragüense, que falleció
en Managua este domingo a los 95 años.
En la imagen se lo ve con su inconfundible barba y
cotona blancas, arrodillado ante el papa Juan Pablo II y esbozando una leve
sonrisa, su eterna boina negra reposando humildemente en una de sus rodillas.
El papa, con gesto adusto y un dedo acusador, lo
amonesta públicamente frente a sus colegas del gobierno de Nicaragua,
congregados ese 4 de marzo de 1983 en el aeropuerto de Managua para recibir al
pontífice.
"Usted debe regularizar su situación", fue
el regaño público de Juan Pablo II durante su primera visita a tierras
centroamericanas.
"Como no contesté nada, volvió a repetir la
brusca admonición. Mientras, enfocaban todas las cámaras del mundo",
contaría luego el poeta y sacerdote en su autobiografía.
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