DONALD TRUMP EXIGE QUE NO LE DEMANDEN SI ALGUIEN CONTRAE CORONAVIRUS EN SU MITIN

WASHINGTON (13 Junio 2020).- Están avisados: si alguno de los asistentes al próximo mitin de Donald Trump en Tulsa (Oklahoma) contrae el coronavirus no podrá pedirle cuentas.
Los participantes “asumen voluntariamente todos los riesgos relacionados con la exposición a la Covid-19 y están de acuerdo en no responsabilizar de cualquier enfermedad o daño” a la campaña de reelección del presidente o las empresas afiliadas, trabajadores o voluntarios del acto, consta en las entradas que los simpatizantes de Trump deben solicitar de forma gratuita por internet para poder asistir al mitin, el primero desde el comienzo de la pandemia del coronavirus.
“La prueba definitiva de la lealtad”, ironizó David Axelrod, exjefe de campaña de Barack Obama y profesor de la universidad de Chicago. Son acuerdos de exoneración similares a los que los republicanos están intentando impulsar en el Congreso para animar a los negocios a reabrir y retomar la actividad. La pandemia, sin embargo, sigue sin estar controlada a nivel nacional. Casi la mitad de los estados están registrando alzas en las cifras de nuevos contagios. En Oklahoma han sido bajos y están estancados, pero, con menos de una décima parte de la población de España, en la última semana se han registrado una media de 103 nuevos casos diarios y en la vecina Arizona (siete millones de habitantes) se ha pasado de 387 al día hace 15 días a 1.197.
La exposición a la Covid es un “riesgo inherente” en cualquier lugar donde hay gente presente, recuerda la campaña del presidente. Y Trump, impaciente por volver a encontrarse con su público y tratar de hacer remontar sus índices de popularidad, quiere ver mucha, mucha gente. El estadio elegido para su primer mitin dese el comienzo de la pandemia tiene capacidad para 19.000 personas.
El espacio estaba libre ya que hace dos meses se cancelaron todos los actos y conciertos. No está claro si se adoptarán medidas de distancia social o si se animará a los participantes a llevar mascarilla. Que el gobernador de Oklahoma sea republicano también ha ayudado, al igual que ha ocurrido con los planes de Trump para la convención del partido en agosto, trasladada parcialmente de Carolina del Norte a Florida para esquivar las restricciones adoptadas por la pandemia.
“Aunque él puede haberse olvidado de la Covid-19, la Covid-19 no se ha olvidado de nosotros. En más de 20 estados, el nivel de nuevas infecciones sigue subiendo”, replicó su rival demócrata, Joe Biden, que sigue sin celebrar mítines. Sin embargo, después de ver manifestaciones masivas contra el racismo en todo el país en plena pandemia, las reacciones a la decisión del presidente de retomar sus multitudinarios actos de campaña no han sido especialmente acaloradas.
Peor ha caído, en cambio, su elección del día y el lugar para hacerlo: Tulsa, la ciudad donde hace 99 años hordas de blancos asesinaron a decenas de netros y el 19 de junio, la fecha en que los afroamericanos en especial celebran el Juneteenth o Día de la Libertad. Fue el 19 de junio de 1865, dos años después de la Guerra de Secesión, cuando el ejército de la Unión llegó a Galveston (Texas) y anunció a los esclavos que eran libres (en los estados sureños, incluso terminada la contienda, las autoridades locales tardaron en aplicar la proclamación de la emancipación firmada por Abraham Lincoln en 1863). En reconocimiento a la importancia de la fecha para la comunidad afroamericana, algunas empresas han comenzado a declararlo festivo.
Varios líderes políticos de Tulsa y su comunidad afroamericana reclamaron al presidente que, al menos, reconsidere la fecha de su mitin. Aunque inicialmente se negó, anoche Trump anunció a través de Twitter que por “respeto” hacia la celebración aplazará su mitin un día, al sábado 29 de junio. “Muchos amigos y simpatizantes afroamericanos me habían contactado para sugerirme que cambiara la fecha”, alegó.
“Elegir esa fecha para venir a Tulsa es una falta de respeto y una bofetada en la cara”, le había espetado Sherry Gamble Smith, presidenta de la cámara de comercio Black Wall, nombrada en homenaje a la próspera comunidad afroamericana destruida por los ataques de racistas blancos entre el 31 de mayo y el 1 de junio de 1921.Según los registros de la época, en los linchamientos fallecieron una treintena de personas, negras y blancas, pero estimaciones recientes elevan la cifra hasta entre 200 y 300.
“Esto no es sólo un guiño a los supremacistas blancos, lo que está haciendo es organizarles una fiesta de bienvenida”, sostuvo la senadora demócrata negra Kamala Harris, candidata a vicepresidenta de Biden. “Somos el partido de Lincoln y estamos orgullosos de la historia del Juneteenth ”, ha respondido Katrina Pierson, asesora de la campaña de Trump, que evocó las históricamente bajas cifras de desempleo entre los negros (antes de la pandemia) y las reformas de la justicia penal como muestras de su apoyo a este grupo. Enfrentando a las mayores protestas raciales en medio siglo, Trump, sin embargo, ha sido incapaz de dirigirse a la nación y abordar el tema con un discurso de unidad. La carretera le espera.

Por BEATRIZ NAVARRO/La Vanguardia

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