LAS MUJERES QUE PLANTAN CARA A TRUMP; EL MURO DE MADRES Y OTRAS INICIATIVAS FEMINISTAS RESISTEN EN LAS CALLES A LA PRESIÓN POLICIAL

BARCELONA (26 Julio 2020).- Si hay una fuerza de movilización en Estados Unidos en estos momentos, esa es la que protagonizan las mujeres. En las elecciones de medio mandato del 2018, el presidente Trump creó el caos con un repertorio de imágenes y comentarios sobre una invasión de inmigrantes en extensas caravanas. Le salió mal. Los demócratas ganaron el Congreso, con una entrada en el hemiciclo de legisladoras progresistas como nunca se había producido. 

Estos días, Trump recurre otra vez al terror. Esta vez las imágenes de tensión se producen en las calles de las ciudades estadounidenses. Y las mujeres de nuevo se han puesto en primera línea en la lucha contra lo que muchos califican de actitud autoritaria del presidente de la democracia más antigua del mundo. 

Una vez que llegaron los agentes federales a Portland, la violencia se disparó y se repitieron las escenas de represión de carácter gratuito contra manifestantes pacíficos. Ellas no se quedaron en casa. Cada día forman “el muro de madres”. No importa que les echen gas, ellas siguen en pie.

Norma Lewis, con una rosa amarilla en la mano, se une al Muro de las Madres, un movimiento de madres que se interpone entre los manifestantes, muchos de ellos jóvenes, y los agentes federales. Cada tarde bajan al centro de Portland para “cambiar la narrativa perversa de que los manifestantes son alborotadores”, dice Bev Barnum, impulsora de la iniciativa, haciendo alusión a la estrategia de “ley y orden” de Trump, decidido a estigmatizar las protestas. “Aquí los únicos violentos son los federales”, ha escrito en el grupo de Facebook de estas madres que ya son más de 14.000 en todo Estados Unidos. Otras mujeres en Nueva YorkFiladelfia San Luis han seguido el ejemplo de Portland y también forman barreras de interposición. Una de ellas, Caren Geiger, señala que “este no es el gran momento de nuestra generación, sino que es el gran momento de los jóvenes que tienen 20 años. Cuando piden ayuda, es nuestro deber es acudir y dársela. Hemos de ayudarles a hacer lo que tienen que hacer”. Esto implica soportar gases lacrimógenos, balas de goma y ser detenidas.

Era la 1.45 de la madrugada del pasado día 18 cuando una mujer desnuda, cubierta solo con una mascarilla y un gorro de tela, apareció en el cruce de la Tercera avenida con la calle Taylor, en el centro de Portland (Oregon). 

Durante toda la noche había habido allí un pulso tenso entre la policía antidisturbios y los manifestantes que protestan contra el racismo y la violencia de las fuerzas de seguridad. Dave Killen, fotógrafo del The Oregonian, recuerda que salió de la nada y que se colocó en primera línea, por delante del resto de manifestantes. 

Sin abrir la boca, siempre en silencio, dio algún pase de baile, se estiró en el suelo, levantó las piernas y luego se quedó sentada frente a los agentes. La primera reacción de la policía fue dispararle balas de goma a los pies. Un manifestante intentó protegerla con un escudo pero ella lo apartó. 

A pesar de la extrema vulnerabilidad, no quería ayuda. Al cabo de diez minutos, los agentes se dispersaron y ella también se fue sin que nadie la molestara. Las fotos dieron la vuelta a mundo y a ella, de la que nada se sabe, la llaman desde entonces la Atenea desnuda.

Iesha L. Evans, enfermera de Nueva York, 35 años de edad y madre de un niño de cinco, participó el 10 de julio del 2016, en Baton Rouge (Lousiana) en una de las primeras marchas del movimiento Black Lives Matter

Fue con motivo del asesinato a manos de la policía de Alton Sterling y Philando CastileJonathan Bachman, el fotógrafo, recuerda que surgió de un grupo de manifestantes concentrados frente a la comisaría de policía y que, sin decir nada, se plantó frente a la línea policial. La imagen capta el momento de su detención.

Evans parece que tenga una fuerza supernatural que echa a los agentes hacia atrás. Ella fue una de las 102 persona detenidas ese día. Bachman explicó luego a The Guardian que Evans le recordaba a una ninfa de Botticeli y los agentes, con todo el equipo antidisturbios, a los malos de La Guerra de las Galaxias. La foto ya es un clásico de la resistencia frente a la fuerza bruta del poder. Ha sido comparada con la del hombre del tanque en Tiananmen (Pekín, 1989).



Por FRANCESC PEIRÓN/La Vanguardia

No hay comentarios.: