BELÉN (24 Diciembre 2020).- El año de Covid reserva un espectáculo sin precedentes para el lugar más simbólico de las celebraciones navideñas: Belén, la ciudad que dio a luz a Jesús, en esta víspera parece casi un pueblo fantasma. No hay recuerdo de las interminables colas para entrar en la Basílica de la Natividad, ni de las multitudes que acuden a la Piazza della Mangiatoia bajo el enorme árbol de Navidad.
El Evangelio cuenta cómo Jesús fue colocado en un pesebre "porque no había lugar en el hotel" (Lc 2,7), por los habitantes que regresaron a Belén para registrarse en el censo que querían los romanos. "Hoy, sin embargo, los hoteles están cerrados porque están vacíos, porque no hay peregrinos que hayan venido a celebrar el nacimiento de Jesús", dijo Fra 'Francesco Patton, Custodio de Tierra Santa, en su mensaje a los fieles con vistas a la Navidad. "Por primera vez en muchos años, la ciudad de Belén, en los días en que todo el mundo la mira, está vacía".
Se respetarán las celebraciones, procesiones y rituales tradicionales, pero las limitaciones impuestas por la pandemia alteran drásticamente su carácter. Así, en Nochebuena, el Patriarca Latino de Jerusalén, Monseñor Pierbattista Pizzaballa - él mismo recién recuperado de Covid - pudo hacer su entrada solemne a Belén donde fue recibido con gran emoción por la población local. Para darle la bienvenida esta vez no estaban las masas de turistas de todo el mundo, que el año pasado habían alcanzado un pico sin precedentes, con un millón y medio de visitantes extranjeros; pero no faltaron bandas de scouts locales que lo acompañaron entre la música tradicional y los coros hacia la entrada de la Natividad.
Milad Fatouleh es una joven cantante nacida en Belén que se desplaza entre su ciudad natal y su ciudad adoptiva, Bari, donde se trasladó hace dieciséis años, después de haber participado en una edición del Zecchino d'Oro gracias a la iniciativa de la Custodia. Esta es la primera Navidad que pasa en Belén en años y en su historia logra transmitir algunas notas de optimismo. “A pesar de las calles semidesiertas y la lluvia, hoy hay un ambiente mágico. Durante la procesión, el Patriarca caminó mucho tiempo junto a los fieles, quiso bendecir a los niños y enviarnos un mensaje de esperanza a todos ”.
Se celebró la misa de medianoche, pero los fieles tuvieron que conformarse con la retransmisión en directo: por primera vez, solo se permitió la entrada a los frailes y algunos representantes de la sociedad civil. El único consuelo en la basílica casi desierta es el espectáculo que se asiste tras la finalización de los trabajos de restauración de la Natividad, la primera en los últimos seiscientos años, realizada por la empresa Piacenti en Prato, una excelencia italiana que había ganado el contrato internacional durante años. hace. La esperanza es que para la próxima Navidad incluso los turistas puedan admirar las monumentales columnas que han encontrado una nueva luz y los espectaculares mosaicos que datan del siglo IV recuperados durante los trabajos de conservación.
También es la esperanza del alcalde de Belén Anton Salman, quien ha hecho una estimación de los daños del Covid en el sector de la hostelería: 67 hoteles, 230 tiendas de souvenirs, 127 restaurantes y 250 tiendas de artesanía cerradas debido a la pandemia.
Hanna Nissan, propietaria de una de las tiendas de souvenirs de la ciudad, describe una situación desastrosa, con miles de desempleados que no reciben subsidios económicos de las autoridades. “Hay una red de solidaridad local y la Iglesia también está tratando de ayudar, pero la situación es catastrófica. Ya conozco a numerosas familias cristianas que están vendiendo sus propiedades y planean mudarse al extranjero, a Canadá, a Europa, donde se unirán a sus familias ”. Una tendencia que aumenta dramáticamente el éxodo que llevó la presencia cristiana en Belén del 80% en la década de 1950 al 12% en la actualidad.
Por SHARON NIZZA/LA REPUBBLICA
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