QUE SEAN SUPERADOS LOS RETRASOS EN LA DISTRIBUCIÓN DE LAS VACUNAS CONTRA EL COVID-19 PIDE EL PAPA FRANCISCO
CIUDAD DEL VATICANO (4 Abril 2021).- El papa Francisco instó hoy a la comunidad internacional a “un compromiso común para superar los retrasos” en la distribución de la vacunas del coronavirus y a “promover su reparto, especialmente en los países más pobres”, en el mensaje de Pascua que pronunció desde el interior de una vacía basílica de San Pedro.
Tras celebrar la misa del Domingo de Resurrección
dentro de la basílica -no desde el balcón de la fachada de San Pedro como marca
la tradición debido a que toda Italia está confinada estos días- Francisco rogó
que “el Señor dé consuelo y sostenga las fatigas de los médicos y enfermeros” y
destacó que “todas las personas, especialmente las más frágiles, precisan
asistencia y tienen derecho a acceder a los tratamientos necesarios».
“Esto es aún más evidente en este momento en que todos
estamos llamados a combatir la pandemia y las vacunas son una herramienta esencial
en esta lucha”, indicó.
Compromiso
internacionalizar vacunas
En el espíritu de internacionalizar las vacunas,
“insto a toda la comunidad internacional a un compromiso común para superar los
retrasos en su distribución y para promover su reparto, especialmente en los
países más pobres”, clamó el pontífice ante los poco más de 200 fieles
presentes.
En esta segunda Semana Santa anómala por las
restricciones, Francisco denunció que “la pandemia todavía está en pleno curso,
la crisis social y económica es muy grave, especialmente para los más pobres».
Y criticó que “a pesar de todo, y es escandaloso, los
conflictos armados no cesan y los arsenales militares se refuerzan».“Este es el
escándalo de nuestros días”, agregó. Afirmó que “Cristo resucitado es esperanza
para todos los que aún sufren a causa de la pandemia, para los enfermos y para
los que perdieron a un ser querido».
Y aseguró que “el Crucificado Resucitado es consuelo
para quienes han perdido el trabajo o atraviesan serias dificultades económicas
y carecen de una protección social adecuada». Asimismo, abogó para que “el
Señor inspire la acción de las autoridades públicas para que todos,
especialmente las familias más necesitadas, reciban la ayuda imprescindible
para un sustento adecuado».
Recordó Francisco que “desgraciadamente, la pandemia
ha aumentado dramáticamente el número de pobres y la desesperación de miles de
personas” y pidió esperanza “para tantos jóvenes que se han visto obligados a
pasar largas temporadas sin asistir a la escuela o a la universidad, y sin
poder compartir el tiempo con los amigos».
Porque, destacó, “todos necesitamos experimentar
relaciones humanas reales y no sólo virtuales, especialmente en la edad en que
se forman el carácter y la personalidad». También mencionó “a los emigrantes
que huyen de la guerra y la miseria” y pidió “que no les falten signos
concretos de solidaridad y fraternidad humana».
Demasiadas
guerras y violencia mundial
Como suele ser habitual en los mensajes que preceden
las bendiciones Urbi et Orbi de Navidad y de Pascua, Francisco repasó los males
del mundo y los conflictos en curso.
«¡Todavía hay demasiadas guerras y demasiada violencia
en el mundo! Que el Señor, que es nuestra paz, nos ayude a vencer la mentalidad
de la guerra”, dijo Francisco, quien abogó para que los prisioneros en los
conflictos, especialmente en Ucrania oriental y en Nagorno-Karabaj, “puedan
volver sanos y salvos con sus familias» y se inspire “a los líderes de todo el
mundo para que se frene la carrera armamentista».
Francisco comenzó recordando al pueblo haitiano y
pidió “que no se vea abrumado por las dificultades, sino que mire al futuro con
confianza y esperanza».
Sin embargo, esta vez, no hubo mención a ningún país
de Latinoamérica como en las ocasiones anteriores. También mostró su cercanía a
los jóvenes de Birmania, “que están comprometidos con la democracia, haciendo
oír su voz de forma pacífica, sabiendo que el odio sólo puede disiparse con el
amor”, en un nuevo mensaje al respecto de la situación en Birmania tras el
golpe de Estado militar.
Pidió consuelo “al pueblo libanés, que atraviesa un
período de dificultades e incertidumbres” y que “se silencie finalmente el
clamor de las armas en la querida y atormentada Siria, donde millones de
personas viven actualmente en condiciones inhumanas, así como en Yemen».
Imploró para que “israelíes y palestinos vuelvan a
encontrar la fuerza del diálogo para alcanzar una solución estable, que permita
la convivencia de dos Estados en paz y prosperidad». Recordó que “los pueblos
de África ven su futuro amenazado por la violencia interna y el terrorismo
internacional, especialmente en el Sahel y en Nigeria, así como en la región de
Tigray y Cabo Delgado.
Explicó que “en diversos lugares, muchos cristianos
han celebrado la Pascua con graves limitaciones y, en algunos casos, sin poder
siquiera asistir a las celebraciones litúrgicas” y pidió oraciones para que
“estas restricciones, al igual que todas las restricciones a la libertad de
culto y de religión en el mundo, sean eliminadas y que cada uno pueda rezar y
alabar a Dios libremente».
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