EN CASA DE ALIADA DE JOVENEL MOÏSE SE REFUGIÓ COMANDO QUE IRRUMPIÓ EN LA RESIDENCIA PRESIDENCIAL HAITIANA
PUERTO PRÍNCIPE, Haití (18 Julio 2021).- Al tiempo que crecen las detenciones y se clarifican los nombres de los posibles autores intelectuales del magnicidio del presidente Juvenel Moïse y empresas involucradas, es incierta la situación judicial y humanitaria del grupo de militares colombianos que permanecen bajo la custodia de la Policía.
Al rompecabezas del asesinato del presidente de Haití,
Jovenel Moïse, cometido en su residencia privada en el barrio de Pelerín de
Puerto Príncipe, le siguen faltando piezas. Se produjo un intempestivo y
violento cambio de poder en el país centroamericano y un grupo de exmilitares
colombianos ahora es señalado de intervenir en el magnicidio. Pero el hombre
que reclutó al grupo, cuyo objetivo no es claro si era conocido por todos,
salió muerto en hechos aún inciertos.
Se llamaba Duberney Capador, un exsargento viceprimero
del Ejército que el pasado 6 de mayo, junto a los hermanos Germán (capitán
retirado del Ejército) y Jonathan Rivera y Ronal Ramírez, expolicía, abordó el
vuelo CM877 de Copa con destino a Santo Domingo. La primera estación de una
extraña operación militar privada que cuatro días después se trasladó a Puerto
Príncipe, a una casa situada en la vecindad de la Embajada de Alemania, desde
donde se habrían organizado selectas reuniones.
De manera paralela se creó una cuenta de Whatsapp para
invitar a la misión. El grupo fue llamado “Esfuerzo Principal” y fue
coadministrado por Duberney Capador y el exmilitar y enfermero Gerson
Mendivelso. Esa convocatoria determinó que el 4 de junio en el aeropuerto El
Dorado una veintena de exmilitares abordara el vuelo 0252 de Avianca con rumbo
a República Dominicana, a desarrollar la misión para la que fueron contratados.
Ese mismo día cruzaron la frontera con Haití por el paso fronterizo de
Carrizal.
¿Cuánto sabían de lo que debían hacer, cómo se
prepararon y cuántos entraron a la residencia privada del presidente? Son
interrogantes por resolver antes de lo sucedido minutos después de la
medianoche del 7 de julio. Según declaraciones entregadas a los medios de
comunicación por Jenny Capador Giraldo, hermana de Duberney, en el momento
crítico de la acción, él le escribió para decirle que habían llegado tarde a
proteger a la persona designada y que ahora la Policía los tenía acorralados.
Capador murió, aunque no es claro si fue durante el
combate con la Policía. Germán Rivera fue capturado, lo mismo que Gerson
Mendilveso. Ronal Ramírez y Jonathan Rivera se entregaron en Bogotá. No se
conocen sus declaraciones. En cambio sí han trascendido otros detalles. Por
ejemplo, el nombre del dueño de la empresa CTU Security, logo que portaba el
propio Duberney. La firma de seguridad en Estados Unidos que pagó los pasajes
de los exmilitares a Haití, constituida en marzo de 2008 en Miami por el
ciudadano venezolano Antonio Intriago.
Un exiliado que se quedó a vivir en el estado de
Florida y que, entre una decena de sociedades, junto a su enlace en Colombia,
Arcángel Pretelt Ortiz, un exmilitar caleño muy activo en los preparativos de
la operación junto a Duberney Capador, coadministra en el sector de Doral su
Counter Terrorist Unt Federal Academy LLC. Además de su próspero negocio de
seguridad, también es plataforma de oposición al gobierno de Nicolás Maduro.
Eso explica que el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez,
sindique a Intriago de haber intervenido en el ataque a Maduro en agosto de
2018.
Este activismo internacional lo ha llevado a situarse
en múltiples escenarios públicos afines a su cruzada política, con fotos de
personalidades y políticos, como la que se tomó con Iván Duque en febrero de
2018, dejando memoria gráfica de un momento social en su agenda y en la del
entonces candidato presidencial. Otra de sus sociedades, Venezuela somos todos,
lleva el nombre del concierto contra el gobierno Maduro que se organizó en
Cúcuta en febrero de 2019, y en que, se afirma, hubo apoyo del exiliado
Intriago.
Previamente, en 2015, CTU Security había respaldado la
campaña “Unidos por Salgar”, que suministró ayuda a los damnificados de la
tragedia ocurrida en ese municipio antioqueño el 18 de mayo, cuando se desbordó
la quebrada Liborina. El invitado fue el expresidente Álvaro Uribe, al que se
le vio junto al pendón con el logo de CTU. Días de vitrina internacional para
Intriago y sus asociados, que después se involucraron en acciones operativas,
al punto de que ahora está en los ojos del mundo por el asesinato de un
presidente.
Lo mismo que el médico haitiano radicado en Florida
Christian Enmanuel Sanon, quien se habría encontrado en Puerto Príncipe con
protagonistas del hecho y ya fue detenido por las autoridades. Una versión dice
que buscaba ser presidente de Haití y los colombianos iban a protegerlo. El
dilema es que ahora están señalados del magnicidio. Entre los detenidos también
está Dimitri Hérard, jefe de seguridad del asesinado. En su contra pesa una
sospecha afín con la mayoría de detenidos. Entre enero y mayo viajó dos veces a
Ecuador con escalas en Bogotá.
En la acción criminal sobrevivió la esposa del
presidente, Martine Moïse, quien se repone de sus heridas en Miami y ha
aportado detalles, como que los asesinos hablaban en español. De cualquier
modo, el exsenador Steven Benoit calificó lo sucedido como una trampa a los
militares colombianos creada por la seguridad presidencial, autora del
magnicidio. Cierto o no, la sartén por el mango la tiene la justicia haitiana y
ahora gobierna Claude Joseph, primer ministro que salió salpicado en una de las
versiones que lo vinculan con la autoría intelectual del asesinato, aunque la
Policía haitiana salió a desmentirla.
Por ahora gobierna Joseph, aunque un día antes de ser
asesinado Moïse había designado como primer ministro a Ariel Henry. El país
está en Estado de sitio y se siente la represión en una nación acostumbrada al
hambre, la corrupción y las tragedias de la naturaleza. Además de la pandemia,
hay miedo en las calles. Estados Unidos reforzó su protección, pero no interviene.
En Colombia, mientras el Gobierno se desmarca de cualquier asociación con el
polémico Intriago y las familias de los militares piden ser asistidos judicial
y humanitariamente, la Policía dice que colabora con las autoridades haitianas.
Las más recientes órdenes de captura fueron contra el
exsenador John Joel Joseph, sospechoso de coordinar encuentros con el comando
de exmilitares; Joseph Felix Badio, exfuncionario de la Unidad Anticorrupción,
señalado de coordinar la operación y la logística, y Rodolphe Jaar, condenado
en 2015 en Estados Unidos por narcotráfico, quien habría dado posada a los
mercenarios. Los empresarios Gordon Phenil Desir y Walter Veintemilla, de la
consultora Worldwide Capital Lending Group, aparecen en el radar de los
supuestos mecenas de la operación.
A juzgar por lo que se ha conocido sobre el escándalo
de los militares involucrados en el asesinato del presidente de Haití, Jovenel
Moïse, en esta ocasión la oferta de trabajo que compartió Duberney Capador para
el grupo de exmilitares que se aventuró a viajar a Haití terminó en un
laberinto del que no van a salir muy fácil. Quizá fue una misión más para los
ejércitos privados que suelen contratar barato a colombianos que han demostrado
ser guerreros en Yemen, Afganistán, Emiratos Árabes o Dubái, pero esta vez se
fueron de mercenarios, así algunos no lo supieran, y hoy cargan con la
sindicación de un magnicidio.
Fuente: EL ESPECTADOR
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