EN EL LABERINTO DE LA INTEGRACIÓN ESTÁ AMÉRICA LATINA
LA HABANA (14 Septiembre 2021).- América Latina se encuentra ante una crisis multidimensional que excede los sectores económicos y se extiende a las diferentes dimensiones de la compleja realidad existente: economía, finanzas, comercio, medioambiente, institucionalidad y gobernanza, sociedad y geopolítica.
De esta forma definió en una entrevista exclusiva a
Prensa Latina el investigador titular del Centro de Investigaciones de la
Economía Mundial, Mariano Bullón, el panorama de una región tan desfavorecida,
tras muchos años de neocolonialismo y gobiernos neoliberales.
Pese a ello, continuó, dispone de una dotación
fantástica de abundantes recursos naturales y estratégicos, como el agua,
combustibles fósiles, níquel, litio, hierro, cobre, tierras raras, madera.
Además, de los poblacionales con más de 630 millones
de habitantes repartidos en 22,2 millones de kilómetros cuadrados de
territorio.
Riquezas que convierten al área en terreno apetecible
para potencias como Estados Unidos y Europa, considerada como un gran bloque,
amplió el experto.
Sin embargo, Latinoamérica concentra una elevada tasa
de pobreza, una distribución inequitativa del ingreso, altas tasas de
analfabetismo y de mortalidad infantil, desempleo y baja calidad en el empleo,
y una galopante crisis sanitaria.
Además, existen numerosas bases militares
estadounidenses, un narcotráfico incontrolado e incontrolable, permanente
tráfico de personas, crecientes problemas migratorios, entre otros muchos.
Si sus recursos, opinó, se pusieran por los gobiernos
al servicio de los pueblos, seguramente estos problemas pudieran ser solucionados,
pero no ha sido así en más de 200 años de historia poscolombina.
Prensa Latina (PL): ¿Cuáles son los beneficios de
articular la integración en América Latina?
Mariano Bullón (MB): Lo primero es considerar que no
es sólo la integración, ni siquiera vista en términos económico-comerciales, ni
tampoco como un fin en sí y con un camino marcado por etapas predeterminadas
como réplica de la ocurrida en Europa.
La combinación de concertación política, cooperación e
integración es lo que podría hacer la diferencia.
Y la integración no per se ni en interés de actores
externos a la subregión de América Latina y el Caribe -Estados Unidos, sobre
todo-, o extrarregionales, sino en interés de los pueblos, para solucionar sus
seculares problemas.
Lo primero es la concertación política, el consenso,
que junto con la financiación pudieran hacer realidad los sueños de los
libertadores de una América nuestra.
La integración, vista de esta manera podría ayudar al
incremento del comercio intrabloque, a la expansión del mercado regional, a la
formación de encadenamientos productivos regionales y de cadenas regionales de
valor.
Ello generaría resiliencia en las débiles economías
para enfrentar los choques externos y la pesadilla de la pandemia provocada por
la Covid-19, con sus impactos en la economía, sociedad, sanidad y en el campo
de la política.
La cooperación en materia sanitaria, protección al
medioambiente en defensa de los llamados Pequeños Estados Insulares en
Desarrollo.
En ciencia y tecnología, conectividad y comunicación
satelital en el marco de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños
(Celac) ya ha ofrecido resultados no antes vistos.
PL: ¿Por cuáles dificultades podría atravesar América
Latina para materializar la integración?
MB: A mi juicio, la región adolece del consenso
político existente en 2008-2011 en el período de gestación y creación de la
Celac, unido a una financiación autónoma casi inexistente, y por tanto depende
de fuentes y condiciones externas.
La tradición del desarrollo asimétrico de las
economías, por su diferente tamaño, acumulación científico–técnico, posición
geográfica, dependencia mayor o menor de Estados Unidos, y el lastre colonial
en sus vínculos con las antiguas metrópolis.
Así como la presencia de diversos intereses foráneos,
disputas fronterizas históricas no solucionadas, el interés egoísta y
antinacional de las oligarquías, todos ellos hacen difícil la concreción de los
procesos de integración regional.
Esto se agrava por la multiplicidad de esquemas o
formatos de cooperación e integración, que se dividen en dos grandes campos:
los de matriz neoliberal –Mercado Común del Sur, Alianza del Pacífico- y de
matriz alternativa -ALBA–TCP y Celac.
PL: La ascensión al poder de gobiernos de izquierda de
qué manera pudiera contribuir a lograr una integración más efectiva.
BM: Algunos hechos no quedan claros: la derecha no ha
logrado consolidar su proyecto, a pesar de los recursos invertidos por Estados
Unidos y de las violaciones sistemáticas de la democracia, y golpes de Estado
abiertos o encubiertos.
Acompañados, por otros, como los llamados Lawfare y la
proliferación desmedida de las noticias falsas en las redes.
Precisamente los cambios en el mapa político de la
región muestran un movimiento pendular a la izquierda y el progresismo, que
pudiera resultar favorable a la integración.
A partir de 2018 la ascensión a la presidencia en
México, de Andrés Manuel López Obrador, transitando por el triunfo del
peronista Alberto Fernández en Argentina, y de Luis Arce en Bolivia y el
reciente triunfo de Pedro Castillo en Perú,
De todas formas, pase lo que pase en el futuro
inmediato, parece que asistimos a un nuevo ciclo de progresismo en la región, y
queda por ver lo que ocurra en las elecciones presidenciales de Chile y
Nicaragua en noviembre, y en Brasil y Colombia el año próximo.
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