"EN LUGAR DE JUZGAR TODO Y TODOS, ¡CUIDADO CON NOSOTROS MISMOS!; LA ADVERTENCIA DEL PAPA FRANCISCO
CIUDAD DEL VATICANO (26 Septiembre 2021).- Estamos llamados a “vigilar nuestro corazón” para no sucumbir al mal y dar escándalo a los demás. Palabras de Jesús que el Papa recordó a la hora del Ángelus, llamando a todos los cristianos a estar “atentos a la cerrazón” que es “la raíz de muchos males en la historia”. Atentos también debemos estar a la cerrazón de la Iglesia, advierte Francisco, porque “el diablo siempre insinúa sospechas para dividir y excluir”.
Como cada domingo el Papa Francisco se asomó a la
ventana del Palacio Apostólico Vaticano para rezar junto con los fieles
presentes en la Plaza de San Pedro la oración mariana del Ángelus y compartir
su comentario al Evangelio del día, hoy, Marcos, (9,38-43.45.47-48), que nos
habla de un breve diálogo entre Jesús y Juan.
Llamados
a vigilar nuestro corazón
Francisco comenzó haciendo presente que Juan habla “en
nombre de todo el grupo de discípulos”. Ellos habían visto a un hombre “que
expulsaba demonios en el nombre del Señor, pero se lo impidieron porque no
formaba parte de su grupo”. En este punto, -siguió diciendo el Papa - Jesús
invita a no obstaculizar a los que hacen el bien, porque contribuyen a la
realización del plan de Dios. Y luego, “los amonesta”:
En lugar de dividir a las personas en buenos y malos,
todos estamos llamados a vigilar nuestro corazón, para no sucumbir al mal y dar
escándalo a los demás.
La
tentación de la cerrazón
El Santo Padre explicó que las palabras de Jesús
“revelan una tentación y ofrecen una exhortación”:
La tentación es la de la cerrazón. Los discípulos
querrían impedir una buena obra sólo porque la persona que la ha realizado no
pertenece a su grupo. Creen que tienen "derechos exclusivos sobre
Jesús" y que son los únicos autorizados a trabajar por el Reino de Dios.
Pero así acaban sintiéndose privilegiados y consideran a los demás como
extraños, hasta el punto de volverse hostiles hacia ellos.
El
diablo siempre insinúa sospechas para dividir y excluir
Así, el Papa constató que, de hecho, toda cerrazón
“hace tener a distancia a los que no piensan como nosotros”. Y esto “es la raíz
de muchos de los grandes males de la historia - afirmó -: del absolutismo que
muchas veces ha generado dictaduras y de tantas violencias hacia el que es
diferente”. En este punto, el Papa Francisco realizó una advertencia: también
debemos estar atentos a la cerrazón en la Iglesia, porque el diablo, “que es el
divisor -esto es lo que significa la palabra ‘diablo’, que 'hace la división'-
siempre insinúa sospechas para dividir y excluir a la gente”.
Lo intenta con astucia, y después puede pasar como con
aquellos discípulos, que llegan a excluir incluso a los que habían expulsado al
propio diablo.
Ojo
con la mentalidad de “nido”
A veces también nosotros, continuó el Papa, “en lugar
de ser comunidades humildes y abiertas, podemos dar la impresión de ser ‘los
mejores de la clase’ y mantener a los demás a distancia”: en lugar de intentar
caminar con todos, - advirtió nuevamente - podemos mostrar nuestra
"licencia de creyentes": "Yo soy católico, yo soy
católica", "Yo pertenezco a esta asociación, a aquella..." Y los
demás son unos pobrecitos, ¡no! Esto es un pecado: exhibir la "licencia de
creyentes" para juzgar y excluir. De ahí que invitase a todos los fieles a
pedir “la gracia de superar la tentación de juzgar y catalogar”, añadiendo que
Dios “nos preserve de la mentalidad de ‘nido’”, es decir, la de “guardarnos
celosamente en el pequeño grupo de los que se consideran buenos”:
El sacerdote con sus fieles seguidores, los agentes de
pastoral cerrados entre sí para que nadie se infiltre, los movimientos y
asociaciones en su carisma particular, y así sucesivamente. Cerrados. Todo esto
corre el riesgo de convertir a las comunidades cristianas en lugares de
separación y no de comunión.
El Espíritu Santo – reiteró el Papa – no quiere
cerrazones; quiere apertura, comunidades acogedoras donde haya lugar para
todos.
El
riesgo de ser inflexible con los demás e indulgente con uno mismo
Tras hablar de la tentación revelada por Jesús, el
Santo Padre habló de la exhortación que el Maestro nos hace:
En lugar de juzgar todo y a todos, ¡tengamos cuidado
con nosotros mismos! De hecho, el riesgo es ser inflexible con los demás e
indulgente con nosotros mismos. Y Jesús nos exhorta a no pactar con el mal, con
imágenes impactantes: "Si algo en ti es motivo de escándalo,
¡córtalo!". No dice: "Piénsalo, mejóralo un poco...". No:
"¡Córtalo!" Si algo te hace mal, ¡córtalo! No dice "si algo es
motivo de escándalo, detente, piensa un poco, mejora un poco...¡no!
"¡Córtalo, de inmediato!".
Una
poda para crecer mejor y dar fruto
“Jesús es radical en esto, exigente, pero para nuestro
bien, como un buen médico” afirmó inmediatamente Francisco, que explicó que
“cada corte, cada poda, es para crecer mejor y dar fruto en el amor”. Y antes
de llamar a la oración a la Virgen Inmaculada para que “nos ayude a ser
acogedores con los demás y vigilantes con nosotros mismos”, invitó a hacernos
una pregunta:
“¿Qué hay en mí que sea contrario al Evangelio? ¿Qué
es lo que, concretamente, quiere Jesús que reduzca en mi vida?”
Sin
prejuicios ni miedos, caminar al lado de los vulnerables
En el momento de los saludos, tras rezar a la Madre de
Dios, el Papa Francisco hizo presente que hoy se celebra la Jornada Mundial del
Migrante y del Refugiado, bajo el lema: “Hacia un nosotros cada vez más grande”
y dijo:
Es necesario caminar juntos, sin prejuicios y sin
miedos, al lado de los más vulnerables: los migrantes, los refugiados, los
desplazados, las víctimas de la trata y los abandonados. Estamos llamados a
construir un mundo cada vez más inclusivo que no excluya a nadie.
Además, se unió a cuantos, en varias partes del mundo,
están celebrando esta jornada, y saludó en particular a los fieles reunidos en
Loreto con motivo de la iniciativa de la Conferencia Episcopal Italiana en
favor de los migrantes y refugiados. También a agradeció a las diferentes
comunidades étnicas presentes en la Plaza, a los representantes del proyecto
"APRI" de Caritas Italiana, así como a la Oficina de Migrantes de la
Diócesis de Roma y al Centro Astalli. A todos la gratiud del Papa “por su
generoso compromiso”.
También invitó a los fieles presentes en la plaza a
acercarse al monumento en bronce en la plaza, la barca con los migrantes,
exhortándolos a mirar a esas personas y a ver en sus miradas “la esperanza que
tiene hoy todo migrante de recomenzar a vivir”.
“Vayan allí. Vean ese monumento. No cerremos las
puertas a su esperanza”, pidió.
Cercanía
y solidaridad con los afectados por la erupción del volcán en Canarias
Luego expresó su cercanía y solidaridad con los
afectados por la erupción del volcán de la isla de La Palma, en Canarias,
pensando especialmente en los se vieron obligados a abandonar sus hogares.
“Roguemos a la Virgen, venerada en esa isla como
Nuestra Señora de las Nieves, por estas personas tan probadas y por los
socorristas”, invitó.
El
testimonio heróico de Fornasini ayude a afrontar las pruebas de la vida
Antes de despedirse saludando a los romanos y
peregrinos de los distintos países, al Movimiento Laico de la Obra Don Orione y
a la representación de padres y jóvenes asociados en la lucha contra el cáncer,
hizo presente que hoy, en Bolonia, será beatificado el padre Giovanni Fornasini,
sacerdote y mártir.
Párroco celante de la caridad, no abandonó a su rebaño
durante el trágico período de la Segunda Guerra Mundial, sino que lo defendió
hasta el derramamiento de sangre. Que su testimonio heroico nos ayude a
afrontar las pruebas de la vida con entereza.
“¡Aplaudamos al nuevo Beato!”, animó, y concluyó
deseando a todos un buen domingo, un buen almuerzo pidiendo, como es habitual,
que no nos olvidemos de rezar por él.
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