"SU MISIÓN ES HACER EL MUNDO MENOS OSCURO", EL LLAMADO DEL PAPA FRANCISCO A LOS PERIODISTAS
CIUDAD DEL VATICANO (13 Noviembre 2021).- ¿Qué es el periodismo? ¿Cuáles son los verbos con los que se puede connotar el buen periodismo? Estas son las principales preguntas que pueden acompañar el discurso pronunciado por el Papa Francisco con motivo de la concesión de honores pontificios a dos "decanos" de la información vaticana: Valentina Alazaraki, "que muy joven estuvo en el avión que llevó a San Juan Pablo II a Puebla en 1979", y Philip Pullella, el otro "conocido" veterano. Cuántas experiencias compartidas, cuántos viajes, cuántos acontecimientos -dijo el Papa dirigiéndose a los dos redactores- han vivido en primera persona, contándolos a sus espectadores y lectores". Las palabras del Pontífice resuenan en la Sala del Consistorio, en presencia de los periodistas acreditados en la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
Me alegro de recibirles aquí, después de tantas veces
que nos hemos encontrado en el pasillo de los aviones, en entrevistas a gran
altura, o de paso en las diversas celebraciones y citas de las peregrinaciones
apostólicas en el mundo. ¡Somos compañeros de viaje!
El
periodismo es una misión
Las palabras de Francisco, que también recuerda al
periodista ruso Aleksej Bukalov, fallecido en 2018, parecen componer un manual
de periodismo escrito en particular para los redactores de este tiempo,
profundamente marcado por la difusión de los nuevos medios de comunicación. Y
se entrelazan, ante todo, con los principios que deben guiar a un profesional
de la información:
Al periodismo se llega no tanto eligiendo una
profesión como embarcándose en una misión, un poco como el médico, que estudia
y trabaja para que el mal se cure en el mundo. Su misión es explicar el mundo,
hacerlo menos oscuro, hacer que los que viven en él le tengan menos miedo y
miren a los demás con mayor conciencia, y también con más confianza. No es una
misión fácil. Es complicado pensar, meditar, profundizar, pararse a recoger
ideas y estudiar los contextos y precedentes de una noticia.
Esta misión, señala el Papa, no está exenta de
obstáculos. El buen periodismo, añade, puede combinarse con tres vertientes:
El riesgo, lo saben bien, es dejarse aplastar por la
noticia en lugar de ser capaz de darle sentido. Por eso los animo a preservar y
cultivar ese sentido de misión que está en el origen de su elección. Lo hago
con tres verbos que creo que caracterizan al buen periodismo: escuchar, investigar,
contar.
Escuchar
Hay un verbo que "les concierne a ustedes como
periodistas, pero que nos concierne a todos como Iglesia, en todo momento y
especialmente ahora que se ha iniciado el proceso sinodal". Este verbo,
dice el Papa, es escuchar:
Escuchar, para un periodista, significa tener la
paciencia de encontrarse cara a cara con las personas a las que se va a
entrevistar, los protagonistas de las historias que se cuentan, las fuentes de
las que se reciben las noticias. Escuchar siempre va de la mano de ver, de
estar allí: ciertos matices, sensaciones, descripciones bien hechas sólo pueden
transmitirse a los lectores, oyentes y espectadores si el periodista ha
escuchado y visto por sí mismo. Esto significa evadirse -¡y sé lo difícil que
es esto en su trabajo! - evadir la tiranía de estar siempre en línea, en las
redes sociales, en la web. El buen periodismo de escuchar y ver necesita
tiempo.
Las herramientas de comunicación, señala el Santo
Padre, son importantes, pero el encuentro personal es insustituible:
No todo puede contarse a través del correo
electrónico, el teléfono o una pantalla. Como recordé en mi Mensaje para la
Jornada de las Comunicaciones de este año, necesitamos periodistas dispuestos a
"gastar la suela de los zapatos", a salir de las redacciones, a
recorrer las ciudades, a conocer a la gente, a comprobar las situaciones que
vivimos en nuestro tiempo.
Profundizar
El segundo verbo, que caracteriza la profesión del
periodista, es "consecuencia de escuchar y ver". Profundizar, nos recuerda
el Papa, no es un elemento accesorio en el periodismo:
Cada noticia, cada hecho del que hablamos, cada
realidad que describimos necesita una profundización. En una época en la que
hay millones de informaciones disponibles en la red y en la que muchas personas
se informan y forman sus opiniones en las redes sociales, donde
desgraciadamente a veces se impone la lógica de la simplificación y la
contraposición, la contribución más importante que puede hacer el buen
periodismo es la de la profundización.
Pero ¿qué - se pregunta Francisco - se puede ofrecer
más "a los que leen o escuchan, en comparación con lo que ya encuentran en
la web?"
Pueden ofrecer el contexto, los precedentes, las
claves de lectura que ayuden a situar el hecho ocurrido. Saben muy bien que,
incluso en lo que respecta a la información sobre la Santa Sede, no todo lo que
se dice es siempre "nuevo" o "revolucionario". Traté de
documentar esto en mi reciente discurso a los movimientos populares, cuando
indiqué las referencias a la Doctrina Social de la Iglesia en las que se
basaban mis llamamientos. La Tradición y el Magisterio continúan y se
desarrollan, afrontando las exigencias siempre nuevas de los tiempos en que
vivimos e iluminándolas con el Evangelio.
Contar
El tercer verbo que caracteriza al buen periodismo es
contar:
Contar significa no ponerse en primer plano, mucho
menos erigirse en juez, sino dejarse golpear y a veces herir por las historias
que encontramos, para poder contarlas con humildad a nuestros lectores. La
realidad es un gran antídoto para muchas "enfermedades". La realidad,
lo que ocurre, la vida y los testimonios de las personas, es lo que merece ser
contado.
El buen periodismo no debe dejarnos indiferentes:
Hoy en día tenemos una gran necesidad de periodistas y
comunicadores apasionados por la realidad, que sean capaces de encontrar los
tesoros que a menudo se esconden en los pliegues de nuestra sociedad y de
contarlos, permitiéndonos impresionarnos, aprender, ampliar nuestras mentes,
captar aspectos que antes no conocíamos. Les agradezco su esfuerzo por contar
la realidad. La diversidad de enfoques, de estilo, de puntos de vista ligados a
diferentes culturas o afiliaciones religiosas es también una riqueza de
información. También les agradezco lo que nos dicen sobre lo que está mal en la
Iglesia, por ayudarnos a no esconderlo bajo la alfombra y por la voz que han
dado a las víctimas de los abusos.
Sólo
la verdad nos hace libres
Francisco, dirigiéndose a los dos decanos del
periodismo vaticano -Alazraki y Pullella- y a los redactores acreditados en la
Oficina de Prensa de la Santa Sede, subrayó finalmente que el faro a seguir por
el periodista es la búsqueda de la verdad:
Gracias, queridos amigos, por este encuentro. Gracias
y felicidades a nuestros dos "decanos", que hoy se convierten en
"Dama" y "Caballero" de la Gran Cruz de la Orden Piana.
Gracias a todos por el trabajo que hacen. Gracias por su búsqueda de la verdad,
porque sólo la verdad nos hace libres.
La
Iglesia nació para reflejar la luz de Jesús
Por último, el Papa recuerda que la Iglesia "no
es una organización política que tiene izquierdas y derechas en su seno, como
ocurre en los Parlamentos". "A veces", señala el Papa
improvisando, "por desgracia, se reduce a esto en nuestras consideraciones,
con algunas raíces en la realidad". La Iglesia, añade, no es "una
gran empresa multinacional dirigida por directivos que estudian en la mesa cómo
vender mejor su producto". Y "no se construye sobre la base de su
propio proyecto, no saca de sí misma la fuerza para seguir adelante y no vive
de estrategias de marketing".
"Cada vez que cae en esta tentación mundana
-subrayó el Papa-, la Iglesia, sin darse cuenta, cree tener una luz propia y
olvida que es el 'mysterium lunae' del que hablaban los Padres de los primeros
siglos. "La Iglesia -subraya- se autentifica a la luz de otro, como la
luna. Pero cuando se olvida de ser 'mysterium lunae', su acción "pierde
vigor y no sirve para nada". "La Iglesia, compuesta por hombres y
mujeres que son pecadores como todos", concluye Francisco, "ha nacido
y existe para reflejar la luz de Otro, la luz de Jesús, como la luna lo hace
con el sol.
Saludos
al Papa de los dos periodistas premiados
Saludando al Papa Francisco, la periodista mexicana
Valentina Alazaraki hizo partícipes a sus colegas de la entrega del premio:
"Aquí en medio -dijo- hay mucho material para las causas de
beatificación": para ser madres, padres y periodistas y también vaticanistas
"hay muchas virtudes heroicas". Y recordó los momentos en los que
estuvo alejada de su familia a causa del trabajo. Dice que su marido, cuando
sus hijas eran pequeñas, tuvo "una gran idea". Los sentó frente al
televisor y les dijo: "Niñas, no se preocupen, porque mamá está con el
abuelo. El abuelo era Juan Pablo II". También Philip Pullella ha destacado
que el reconocimiento que ha recibido hoy es también para sus "compañeros
de calle". "Entre ellos", añadió, " también los que estaban
allí antes que yo y de los que he aprendido tanto. "También quiero dar las
gracias a todo el personal de la Oficina de Prensa que trabaja entre bastidores
- los ujieres, las secretarias y otros - aunque en todos estos años nunca me
han pasado un documento secreto". Recordando su propia historia como
emigrante de Calabria a Estados Unidos y como periodista, dedicó su premio
"a todos los inmigrantes que buscan una vida mejor para sus hijos".
Como hicieron sus padres en 1958.
Por AMADEO
LOMONACO/Vatican News
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