ISLA DE CUBA EN LISTADO DE LAS SIETE EN EL MUNDO DE MÑAS ELEVADO PORCENTAJE DE ENDEMISMO
LA HABANA (25 Diciembre 2021).- Desde tiempos lejanos la biodiversidad desempeñó un papel clave en el desarrollo de la civilización humana, al proporcionarle al hombre recursos indispensables para su subsistencia.
El término define la variedad de organismos vivos de
cualquier tipo existentes en el planeta, y las relaciones que establecen entre
sí y con el medio que los rodea, siendo el resultado de millones de años de
evolución. Incluye la totalidad de las plantas, animales, los ecosistemas
terrestres y marinos.
A nivel global es más rica en los trópicos, y cambia
en dependencia del clima y otras condiciones ambientales, como pueden ser la
altura y las características geográficas de una región determinada.
Junto con mantener el equilibrio ecológico de la
Tierra, la diversidad biológica proporciona alimentos, materias primas para medicamentos,
ayuda a regular el clima mundial y contribuye a la fertilidad de los suelos, al
descomponer la materia orgánica, y a purificar el aire y el agua, entre otros
beneficios.
Para Cuba, país
pequeño con recursos naturales limitados, hacer un uso sostenible de los
componentes de la diversidad biológica es fundamental, al constituir esta la
base de muchos programas de desarrollo económico y social, ya sea en áreas
terrestres, costeras o marinas, y de disímiles actividades productivas.
¿Qué
aportan los libros rojos?
Los llamados Libros rojos constituyen un mecanismo
mundialmente establecido centrado en clasificar las especies de la flora y la
fauna con alto riesgo de extinción global, regional o local.
Más allá de documentar las principales amenazas que
ponen en peligro la supervivencia de estas, y enunciar medidas priorizadas de
conservación y manejo sostenible, actualizan, además, el conocimiento sobre las
regiones con mayor diversidad biológica y endemismo.
Fruto del trabajo desplegado durante más de 20 años
por decenas de especialistas de casi 30 instituciones, liderados por el
Instituto de Ecología y Sistemática (IES), del Ministerio de Ciencia,
Tecnología y Medio Ambiente (Citma), en los últimos dos lustros se han
publicado en nuestro país dos obras científicas de ese tipo sobre la fauna
cubana.
La primera, titulada Libro Rojo de los vertebrados de
Cuba, salió a la luz en 2012 y sus
editores fueron los investigadores Hiram González Alonso, Lourdes Rodríguez
Schettino, Ariel Rodríguez, Carlos A. Mancina e Ignacio Ramos. Cuatro años
después fue presentado el Libro rojo de invertebrados terrestres de Cuba. Su
edición estuvo a cargo de los científicos Marta Hidalgo Gato, José Espinosa y
Rosanna Rodríguez. Por la importancia práctica para la conservación y la
valiosa información que aportan, ambos textos merecieron el Premio Felipe Poey,
que otorga la Sociedad Cubana de Zoología, uno en 2013 y el otro en 2018.
El doctor en Ciencias Biológicas Hiram González
Alonso, investigador del Instituto de Ecología y Sistemática (IES), destacó con
Estado de la conservación de la fauna amenazada: Libros rojos de Cuba, que
obtuvo el Premio Nacional de la Academia de Ciencias de Cuba en 2020, y el
Premio Especial de Relevancia Medioambiental, conferido por el Citma, en enero
de 2021. Su trascendencia radica en aportar nuevos conocimientos y realizar una
exhaustiva revisión y actualización de toda la documentación recopilada sobre
la situación de la fauna cubana bajo algún grado de amenaza.
Asimismo, desde marzo de 2020, más de 70 especialistas
nacionales y extranjeros trabajaron en la actualización de la Lista roja de la
flora cubana.
Según notificó a Granma la doctora en Ciencias Lisbet
González, investigadora del ies, en el transcurso del estudio pudo evaluarse el
estado de conservación de 1 800 especies de la flora cubana, de las cuales a
697 se les hizo ese proceso por primera vez.
Con ello, la cifra total de plantas categorizadas
supera las 4 800 especies, cantidad que representa el 80,5 % de la flora cubana
conocida, objetivo contemplado en el Programa Nacional de Biodiversidad.
Elevado
endemismo
Debido a su condición insular y características del
clima, la biodiversidad cubana destaca por la gran variedad de ecosistemas
existentes y el alto grado de endemismo, su principal sello distintivo.
Como detalló a Granma el máster en Ciencias Alejandro
Palmarola Bejerano, investigador del Jardín Botánico Nacional y presidente de
la Sociedad Cubana de Botánica, el
archipiélago cubano cuenta con una flora estimada en el orden de las 6 500
especies, para ubicarse en la relación de territorios insulares con mayor
número de especies de plantas por kilómetro cuadrado.
Alrededor del
53 % son exclusivas de la Mayor de las Antillas, dato que nos posiciona entre
las siete islas de más elevado porcentaje de endemismo en el planeta, entre las
que se encuentran, además, Papua Nueva Guinea, Madagascar, Islas Galápagos,
Australia y Canarias.
En el caso de la fauna, cifras citadas por el doctor
en Ciencias Biológicas Hiram González Alonso, especialista del Instituto de
Ecología y Sistemática, corroboran, igualmente, esa propia condición.
Muestra de ello es que de las más de 160 especies de
reptiles registradas, 153 son autóctonas, con un 88 % de endemismo, y entre las
cerca de 70 de anfibios, solo cuatro no lo son.
Dentro de los preciados tesoros de la fauna nacional se
distinguen el zunzuncito (Mellisuga helenae), considerada el ave más pequeña
del mundo; el almiquí (Solenodon cubanus), clasificado como el mayor
insectívoro del orbe, y los caracoles del género Polymita, cuyas conchas sean
probablemente las más bellamente coloreadas del planeta.
En cuanto a los ecosistemas, uno de los mejores
representados son los manglares, que ocupan alrededor del 26 % de la superficie
boscosa del país. Sirven como refugio de peces, mamíferos e invertebrados,
forman una barrera natural de protección de la zona costera ante la ocurrencia
de fuertes marejadas, y contribuyen a prevenir la erosión.
Proteger y recuperar las poblaciones de manglares es
una de las acciones que conforman el Plan de Estado para el enfrentamiento al
cambio climático (Tarea Vida), concebido para mitigar los efectos de ese
preocupante problema ambiental.
El sistema montañoso de Nipe-Sagua-Baracoa atesora la
mayor diversidad de fauna cubana, con más de 900 especies de invertebrados y
alrededor de 200 de vertebrados, caracterizadas por un alto endemismo.
Las principales amenazas a nuestra biodiversidad
provienen de la pérdida o fragmentación de hábitats, incendios rurales y
forestales, prácticas agrícolas no sostenibles, la pesca, caza y tala furtivas,
el comercio ilegal de especies y la introducción y propagación de especies
exóticas invasoras.
Por ORFILIO PELÁEZ
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