MÁS DE 30 MIL DE SUS AGRADECIDOS HIJOS ACUDEN ANTE LA TUMBA DE FIDEL CASTRO
Ante la roca
monumento en cuyo corazón late el ejemplo de sus ideas y acción, brilló esa
demostración de amor y principio en la ofrenda floral que en nombre del pueblo
de Cuba le depositaron el coronel Alberto Vázquez García, quien guarda muy
dentro el recuerdo de los días en que le manejó durante la Caravana de la
Libertad, y el doctor Abel Tobías Suárez Olivares, que lo ha llevado consigo en
sus misiones del Contingente Henry Reeve.
Hasta el cementerio patrimonial Santa Ifigenia, la
peregrinación estuvo encabezada por el miembro del Secretariado del Comité
Central del Partido y su primer secretario en la provincia, José Ramón
Monteagudo Ruiz, autoridades del gobierno, familiares de Fidel, jefes de las
FAR y el Minint, a quienes más adelante se unió el integrante del Comité
Central, Lázaro Expósito Canto.
Se dijo que respetando su voluntad la ceremonia como
en aquella despedida sería muy sencilla, pero fueron los hombres y mujeres, la
multitud de jóvenes, y los niños, quienes desearon llevarle sus flores al
eterno Comandante, ofrecerle su reverencia, un poema, una canción o simplemente
el sentir más íntimo en su memoria, y no partir sin antes hacerse la foto
testimonio.
«No sé cómo el imperio y sus lacayo vende patria
intentan jugar con este pueblo. Hay que decir tan solo ¡Fidel! y no hay
marchita que pueda con este mar de pueblo enardecido, que lleva ya más de una
hora desfilando y me dicen que todavía queda gente sin salir en la plaza»,
comentaba el trabajador del gobierno provincial Juan Carlos Palomo Nieves.
Dígase que es voluntad y no imposición, porque así
como nadie pudo obligar a más de 8 000 a venir el día 25 de noviembre, ni a los
cerca de 10 000 que pasaron con el Día de las FAR el 2 de diciembre, mucho
menos puede impedirse venir a estas decenas de miles con que ya se acercan a
los 3 millones entre cubanos y no pocos extranjeros, los que han visitado a
Fidel en este lustro.
Esa es la realidad ante los ilusos que pensaron que
Fidel estaría solo en esa roca que como volcán pariera la Sierra Maestra, a
donde suelen posarse más de una paloma durante el día, y donde a su derecha con
el Apóstol José Martí; el Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, y la
Madre de la Patria, Mariana Grajales, está presto a encabezar su pueblo en la
lucha por Cuba libre.
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