LA HABANA, Cuba (17 Diciembre 2021).- El 11 de enero de 2012, el Consejo Nacional de las Artes Escénicas y el Ministerio de Cultura cedieron el Premio Nacional de Teatro al actor y director Francisco (Pancho) García, para quien el lauro no era más que la extensión motivadora de un trabajo que continuaba con los jóvenes.
El cienfueguero no creía en «guerras generacionales»
–así lo había expresado a la agencia Prensa Latina–, sino en el beneficio y el
poder de la complementación, donde el conocimiento artístico alcanza un
espectro diverso y retroalimentativo. Y en esa retribución creativa y
espontánea estaba, para él, el sentido real de ese intercambio.
Pancho García falleció ayer en La Habana. Con la
noticia despertaron asombros de tantos que le profesaban amor y admiración, y
que todavía no conciben su muerte.
En películas, telenovelas y en la memoria de tantos
amigos y compañeros deja su estampa como ser humano y como artista.
Se extrañará, en los elencos de Teatro Estudio, la
Compañía Teatral Hubert de Blanck, Joven Teatro y Argos Teatro, el histrionismo,
talento y sensibilidad proyectados por Pancho, lo mismo detrás que delante del
telón.
Se conoce de su protagonismo en más de cien obras de
teatro: La muerte de un viajante, Bodas de sangre, Concierto barroco, Aire
frío, Macbeth, En el túnel un pájaro y Fango, por solo citar algunas. También
en su paso por la televisión quedaron telenovelas, teleseries humorísticas,
aventuras y teleplays.
Una inspiración para los jóvenes fue el artista. De
ellos aprendió y a ellos dispuso siempre su conocimiento. Pancho García dejó la
vida con 78 años. Murió joven, si tenemos en cuenta que nunca dejó de serlo.
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