DOMINICANOS ESPERAN AL PAPA FRANCISCO EN EL CENTENARIO DE LA CORONACIÓN DE LA ALTAGRACIA
CIUDAD DEL VATICANO (21 Enero 2022).- En la solemnidad de Nuestra Señora de Altagracia, los dominicanos recibirán su bendición por tierra, aire y mar. Un Año Jubilar Altagraciano en el que se espera al Papa Francisco, que ya ha recibido la invitación de los obispos y pronto la del gobierno, para la conmemoración del centenario de la coronación.
Un momento oportuno también para visitar al sufrido
Haití, como indicó a Vatican News, monseñor José Grullón Estrella, presidente
del Comité organizador del Año Jubilar.
Una devoción mariana que corrió como pólvora en la
tierra de la primera evangelización de América. Un templo dedicado a María,
pocos años después de la llegada de Cristóbal Colón, el primero del continente.
Una pequeña imagen de la virgencita de Altagracia, tan querida en la región
española de Extremadura, que se adueña del corazón de una nación de ultramar.
República Dominicana celebra hoy, 21 de enero, la Solemnidad de Nuestra Señora
de Altagracia, su patrona, en un año especial, pues se celebra el Centenario de
la Coronación de la Virgen de la Altagracia, símbolo de las luchas del pueblo
dominicano por su libertad y la independencia nacional.
Altagracia
por cielo, tierra y mar
Colocada en la Basílica de Higüey, cuna de esta
devoción mariana, la imagen de la Virgen de Altagracia hoy reverbera en toda la
isla cuando a su paso por tierra, mar y aire, junto al Santísimo Sacramento
bendecirá a los dominicanos. Eso lo que nos cuenta monseñor José Grullón
Estrella, obispo emérito de San Juan de la Maguana y presidente del Comité
organizador del Año Jubilar Altagraciano, en los micrófonos de Vatican News.
“Nosotros tenemos en este 21 de enero, en todos los
templos, desde muy temprano en la mañana, misas en honor a la Altagracia. Eso
en todas las parroquias, en todas las comunidades y en todos los santuarios.
Pero además de esa misa, a las 2:30 de la tarde, tenemos una bendición especial
al pueblo dominicano por aire, mar y tierra. Todas las personas que tienen
aviones y helicópteros, los han puesto a la disposición del evento para salir a
volar por todo el país, llevando capellanes con el Santísimo Sacramento y el
cuadro de la Virgen de la Altagracia, para una bendición especial. También se
han puesto a disposición embarcaciones privadas. Y el Ejército de la Marina, ha
ofrecido dos barcos que van a zarpar con un Obispo con al frente la Custodia
para bendecir desde el mar. Otro Obispo estará en tierra, en la Plaza
Independencia, bendiciendo en una gran procesión para celebrar también el
Jubileo de la Virgen de la Altagracia.
Así que estaremos unidos por aire, mar y tierra, en esta manifestación
que ha involucrado prácticamente al país entero para honrar a la Virgen de la
Altagracia.
Una
devoción que se propagó como pólvora
¿Cuál es la historia de esta devoción mariana,
cómo y dónde el amor por la Altagracia?
En 1506, vienen
al país dos españoles, los hermanos Trejo que se establecieron en la villa de
Higüey. Uno de ellos, llamado Antonio Trejo, tenía dos hijas. La menor muy
piadosa y religiosa tuvo un sueño con la Virgen de la Altagracia y cuando el
padre va un viaje a Santo Domingo, le pide que le traiga la imagen de la
Altagracia. Antonio Trejo va a Santo Domingo y no encuentra a la virgen de la
Altagracia, ni siquiera el arzobispo de Santo Domingo, nadie sabía de esa devoción
y de esa imagen. Cuando lleva tres días de viaje, una noche en la posada de
“Hoyoncito” cuenta con tristeza, lo que le ha pasado. Ahí sale un viejito con
barba blanca y le dice: “¿Qué no existe la Virgen de la Altagracia? Yo la tengo
aquí”. Y se la entregó, y dispuesto a darle todo lo que quisiera, el hombre le
dijo no, pues “es un regalo de Dios para el pueblo dominicano”. El cuadro llega
a Higüey donde la niña lo lleva a su habitación. Al día siguiente se
desapareció. para luego aparecer bajo un naranjo florecido. Se lo volvió a
llevar a su habitación, y nuevamente desapareció. Así por tres días
consecutivos. Y el pueblo entendió, la familia entendió, que la Virgen quería
un templo. Ahí se hizo el primer templo dedicado a la Virgen María en América y
el primer templo dedicado a la Altagracia. Eso se propagó enseguida, eso creció
como pólvora ya que, por todos lados, la gente había experimentado milagros,
favores de la Virgen de la Altagracia. Es Ella la que hace el milagro de la
extensión y la devoción.
Por ALINA
TUFANI/Vatican News
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